Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





domingo, 22 de diciembre de 2024

EL PROPÓSITO

 

El despertar de un nuevo año trae consigo en los seres humanos una serie de propósitos que nos alegran el corazón y el alma, dándonos la esperanza de que todo va a ir mejor. Pero pronto van desapareciendo cuando nos enfrentamos a la realidad, que normalmente toma cuerpo de “poder” y de “querer”. La disyuntiva de querer y poder, están presentes en toda actuación del ser humano desde el principio de los tiempos. Adán, quería, pero no podía. Eva podía, pero no quería. El “querer y poder” refleja la conexión entre el deseo (querer) y la capacidad o acción para lograrlo (poder). Aunque querer algo es el primer paso para conseguirlo, poder hacerlo requiere recursos, habilidades, circunstancias favorables o esfuerzo. Sin motivación el impulso inicial que nos debe mover hacia una meta es inexistente. Solo cuando querer y poder coinciden, se abre el camino para alcanzar el éxito.

Recuerdo que cuando era chico el profesor del colegio decía: ¡nunca os desaniméis ante los problemas de la vida!, ¡no digáis que no podéis hacer esto o aquello!, ¡querer es poder! Chascarrillos populares dichos por personas que desean darnos aliento frente a las adversidades que se nos presentan. Sin embargo, tienen mucho de cierto. Solo tenemos que fijarnos en compañeros de estudios que eran una calamidad y después consiguieron posiciones relevantes en sus vidas fruto de su tenacidad y de su esfuerzo. El ser humano desea progresar, desea mejorar, transformarse, desarrollarse o simplemente ser o estar mejor que en el momento presente. Pero para conseguirlo debe prepararse, debe involucrarse en los compromisos sociales que nos envuelven, debe dejar la comodidad por el sacrificio y la impericia por tenacidad. Consciente de que todo propósito debe ser coherente.

Cualquier propósito es un equilibrio constante entre lo que quiero y lo que puedo hacer. También, la determinación o serenidad para adaptarse a situaciones adversas con resultados positivos. La historia nos ha puesto varios ejemplos de ello, como el de Einstein y Edison que fueron considerados discapacitados intelectualmente durante su infancia, marginados y rechazados por muchos que luego contemplaban como los frutos de sus capacidades cambiaban para siempre el curso de la historia. Otros, han mostrado su tesón y voluntad para realizar sus convicciones constándoles la vida o el rechazo de sus contemporáneos, como Copérnico, Servet o Fleming. Incluso hay quien era capaz de demostrar que las utopías pueden ser realidad, como Gandhi, Martin Luther King o Teresa de Calcuta. Casos donde el querer algo no tenía limites ni fronteras que le impidiera lograrlo. Esto sucede cuando el propósito y la voluntad son firmes y sus principios marcan una clara dirección que nada ni nadie pueden truncar por muchos sufrimientos y contrariedades que hayan acontecido en sus vidas.

Todo lo que quieras conseguir cuesta, y a medida que pongas el listón más alto los sufrimientos y contrariedades también lo serán. Es entonces cuando debes analizar si vale la pena conseguirlo y, desde luego, no poner excusas para eludir tu obligación o disculpar tu negligencia al abandonar tu deseo. La escritora, oradora y activista política sordociega, Helen Adams Keller, repetía a menudo “Podemos hacer lo que deseemos si lo intentamos lo suficiente”. A Keller la vida no se lo puso fácil, era una niña muda, sorda y ciega que pasó a ser con tesón y fuerza de voluntad una autora famosa y una personalidad decisiva del siglo pasado. Casos como el de Helen, o el de tantas otras personas anónimas que día a día se mantienen firmes en el propósito de conseguir ser mejores personas, profesionales o ciudadanos, nos hace considerar que el verdadero “poder” que nace del “querer” no radica en lo aparente, lo externo, lo lujoso, y, ni siquiera, de tu ingenio, inteligencia o posición social. Radica en tu fuerza interior. Esa capacidad de reponernos de los problemas e incertidumbres de la vida y salir fortalecidos.

Las personas con fuerza interior se guían por la motivación y su actitud proactiva para anticiparse a los acontecimientos, asumiendo responsabilidades y teniendo iniciativa. Su propósito se convierte en su objetivo, en la meta que se trazan de antemano, concreta y alcanzable. Como decía la activista política, podemos hacer lo que deseemos si lo intentamos lo suficiente. Que así sea, mostrando nuestro propósito para este nuevo año, anunciado por el Papa como Año Jubilar de la Esperanza, de ser peregrinos de la esperanza recorriendo las diferentes etapas de nuestra vida con entusiasmo y fuerza interior que promueva la construcción de un mundo donde florezca la justicia, y la paz abunde eternamente. 

 

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 22-12-2024.

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