Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





jueves, 13 de julio de 2023

CREDULOS INCAUTOS

 

Según una opinión muy difundida en redes sociales y en tertulias de amigos, las personas se dividen en dos clases: los picaros, y los tontos. Lo curioso es que siempre son más admirados los primeros que los segundos. Sin embargo, todos estamos convencidos de que alguna vez hemos sido engañados y por eso nos aferramos a un cierto escepticismo en nuestra forma de actuar. El Dr. Bunge, epistemólogo y filosofo argentino, hace una referencia muy interesante entre el dogmático y el escéptico en su conferencia “El progreso científico y sus amenazas” (noviembre 2006): “El dogmático es esclavo de creencias que no ha examinado críticamente, de modo que se arriesga a obrar mal. El escéptico radical, el que nada cree, no está al abrigo de toda creencia, sino que es víctima de creencias ajenas. En cambio, el escéptico moderado, el que sopesa ideas antes de adoptarlas o rechazarlas, está en condición de actuar racional y eficazmente”. Así que mientras el escéptico radical es nihilista, el escéptico moderado es constructivo.

El buen demócrata es un escéptico moderado porque está alerta a las posibles violaciones de las reglas democráticas: al fraude, la corrupción, el cercenamiento de las libertades básicas, la limitación del poder, etc. En cambio, el escéptico radical, el que nada cree, se pone al margen de la política, y con ello se hace víctima de ella. Al dogmático le va igual que al escéptico radical: también él se pone a merced de los demás en lugar de actuar conscientemente por el bien común y contra quienes cometen acciones antisociales. En resumen, el buen demócrata no obedece ni desobedece ciegamente: todo lo examina y sopesa. Actualmente los ciudadanos españoles estamos en campaña electoral (23-Julio) y los partidos que se presentan muestran sus programas y propuestas. Unos programas que tanto los escépticos radicales como los dogmáticos ni los leen y, con ello, se ponen a merced de unos partidos de forma inconsciente. Partidos que, dirigidos por políticos marrulleros, intentan con sus programas políticos confundir con sus promesas -en su mayoría inalcanzables- y obtener los votos de incautos dogmáticos y escépticos radicales.

Debemos en estas fechas electorales ser cautos y no confundirnos con aquellos políticos que quieren presentar la realidad de forma distinta para distraer al elector mostrando, por ejemplo, que mentir es un cambio de opinión, que el dinero que maneja el Estado no es de nadie o que los hijos no son de los padres. El escéptico moderado, como buen demócrata, estará informado de lo que sucede o ha sucedido en su país y tendrá siempre presente las promesas incumplidas, la mendacidad o la falta de moralidad de su Gobierno. Evitará el engaño de programas cuyo contenido es difícil o imposible de cumplir para no confundir deseos con realidad. Por ello debemos evitar la confusión involuntaria que es el precio que se paga por la ignorancia, el apresuramiento, la improvisación o la superficialidad y no caer en la confusión deliberada que es cosa de crédulos incautos.

Cuando los picaros quieren tratar a los demás como tontos y estos se dejan ya no pueden culpar a los demás de sus acciones. En una sociedad donde los errores políticos salen muy baratos no hay duda de que seguirán cometiéndose, conociendo que al político le suele interesar más el poder que la verdad. Cierto es que hay más políticos sinceros que farsantes, sin embargo, en estos últimos sus mentiras suelen traer errores difíciles de subsanar ya que son estratégicos y suelen involucrar principios y metas. Uno de ellos muy común es el oportunismo que involucran principios básicos como mentir, robar o traicionar al pueblo que se gobierna. Cuando los crédulos incautos suman millones de personas la situación para el país puede volverse realmente dañina y caer en las garras de un mal gobierno.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 13-07-2023