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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





sábado, 12 de septiembre de 2020

NEGACIONISTAS

 

A mediados del siglo XIX, Ignaz Semmelweis, médico cirujano y obstetra en el Imperio austríaco, estaba espantado por las elevadas cifras de muertes de mujeres que acababan de dar a luz. Esta situación le llevó a descubrir que lavarse las manos evitaba infecciones. En 1847, se lo propuso a sus colegas, quienes lo tildaron de loco, de charlatán. Esto que le sucedió a Semmelweis no fue un caso aislado. En la historia de la ciencia estas situaciones han sido frecuentes. Thomas Kuhn, autor de “La estructura de las revoluciones científicas” -1962, expone que la ciencia está compuesta por grandes marcos conceptuales o modelos, los paradigmas, que articulan el saber de  una época y limitan lo que puede ser investigado y lo que no. Este modelo o paradigma permite situarnos conceptualmente para mirar hacia la realidad y así poder identificarla, describirla, analizarla y reflexionar sobre ella. Cuando un paradigma es superado por otro, los científicos deben estar abiertos a tener en cuenta las nuevas evidencias, de no hacerlo, incurren en una actitud que se ha denominado negacionismo.  

El negacionismo parece estar relacionado al rechazo de paradigmas establecidos a favor de ideas radicales y controvertidas. Suelen apelar, en su estrategia, al relativismo y reducen las evidencias del adversario a una opinión, a la cual le pueden oponer otras. En tal sentido, se puede describir el negacionismo como la elección de rehusarse a aceptar una realidad como forma de evitar una verdad psicológicamente incómoda. Un buen ejemplo lo tenemos con el vicio del tabaquismo. El que lo padece se justifica así mismo diciendo que es mentira que el cigarrillo hace daño a la salud. El más pintoresco negacionismo consiste en la refutación de la esfericidad de nuestro planeta por parte de los convencidos defensores de la Tierra Plana. Mención especial merece la negación de genocidios sistemáticos, como el holocausto armenio en 1915 perpetrado por los turcos, así como el holocausto judío autoría de los nazis en los años cuarenta del siglo pasado.

Al comienzo de la pandemia de Covid-19, vimos no solo a ciudadanos de a pie, sino a muchos gobernantes negar el peligro del virus y decir que no era más que una simple gripe. El negacionismo, en el comportamiento humano, es la negación de la realidad para evitar una verdad incómoda. Lo mucho que no sabemos todavía sobre el coronavirus Covid19, unido al constante ridículo de gobierno, políticos, científicos, etc., muestra la ignorancia existente y la falta de humildad para reconocer los errores. Por ello deberíamos señalar, como dice Karl Popper, que “Quien sea incapaz de hablar claro debe callar hasta poder hacerlo” o “La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos”. Michael Specter define el negacionismo grupal cuando todo un segmento de la sociedad, da la espalda a la realidad en favor de una mentira más confortable. Es cuando las masas entran en la visión del túnel de los hipnotizadores. Un proceso de seducción mental que atrae a personajes que desean ser eximidos del fracaso de su propia vida y, así, encontrar a quien endosar la culpa de lo que ellos no entienden.

Según Cicerón, la evidencia es la más decisiva demostración. Quienes niegan las pruebas consistentes lo hacen tomados por una ignorancia particular: la que rechaza deliberadamente el conocimiento. La forma más infame del negacionismo es cuando va unida a la “idiotez moral”, término acuñado por Norbert Bilbeny (El idiota Moral -1993), donde aquellos que no tienen juicio práctico, admiten que el fin justifica los medios y lo peor: no logran usar la capacidad de pensar, de la que, sin duda, están capacitados. Rostros mundialmente conocidos que son referencias para muchos, como actores, deportistas, fotógrafos, cantantes y hasta líderes políticos, han subestimado el coronavirus. Algunos incluso catalogan su existencia como un invento “supremacista” para controlar a la población a través de vacunas. Con casi 20 millones de casos y más de 732.000 muertos en todo el mundo, registros que ha dejado el Covid-19 a día 10 de agosto de 2020, siendo unos datos devastadores, aún parece insuficientes para aquellos que destinan sus energías a la elucubración de teorías negacionistas y conspiratorias.

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

AGEA Valencia (https://agea.es)

Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/

Twitter: @japuigcamps

Publicado 12-09-2020