Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





domingo, 12 de mayo de 2024

EL VICTIMISMO

 

Ser víctima es una manera de conformar la identidad, una vez catalogado como tal se crea en su entorno un aura de respetabilidad y conmiseración. La victimización es la mejor manera de asegurar una ideología en crisis. Cuando pierdes la credibilidad desde un punto de vista ideológico por tus mentiras y equivocaciones, la única manera de sobrevivir políticamente es convertirte en víctima. Es el último reducto de un político o un Estado fracasado. El victimismo es muy rentable políticamente. A la víctima no se le piden explicaciones. Como dice Daniele Giglioli en su ensayo “Critica de la víctima”: Ser víctima es el sueño de cualquier tipo de poder, porque “es irresponsable, no responde de nada, no tiene necesidad de justificarse”.

En España hemos asistido, desde la transición hasta la actualidad, a verdaderos ejemplos de victimismo. Uno de ellos lo ha manifestado de manera ejemplar el independentismo catalán con aquella afirmación tantas veces repetida de “España nos roba”, cuyo autor del célebre eslogan “Espanya ens roba”, según “El Confidencial” (20-11-2017), fue el notario independentista Alfons López Tena. Este eslogan repetido como un mantra por los independistas catalanes, desde Pujol hasta Aragonés, siempre les ha dado grandes y jugosos resultados. El último, o mejor dicho el penúltimo, por los 7 votos para que Pedro Sánchez siga de presidente es la amnistía para el “Procés”. Ya lo decía Robert Hughes, en “La cultura de la queja”, que establece una serie de profecías sobre lo que les ocurrirá a los pueblos que han adoptado el victimismo, una de ellas es crear el conflicto del Estado con algunos de sus territorios que se consideran agredidos.

Mas recientemente ese victimismo lo ha personificado nuestro presidente del Gobierno español Pedro Sánchez con esa carta-misiva que, usando a su esposa como excusa, se siente víctima por el trato que su familia y el están recibiendo, se toma cinco días de reflexión para decidir si continua o no como presidente. Es claramente una manera de escapar a la rendición de cuentas y encontrar de alguna manera la impunidad ante la sociedad, como indica Giglioli en su ensayo. La carta es un grosero ejercicio de victimismo con el que intenta tapar los escándalos que salpican a su esposa recurriendo a una teoría de la conspiración. Es una de las facetas más distintivas del actual victimismo, sustituir la cultura del deber de la persona consigo misma y con la sociedad, por la cultura de la deuda y de la obligación compensatoria que, supuestamente, ha contraído la sociedad con cada individuo maltratado.

Sin entrar en el fondo de esa misiva, ya que nadie cree en su treta habiendo escándalos mayores en su entorno, lo que está cada vez más claro es que Sánchez se ha ido superando en el arte del descaro, desde el episodio de su tesis hasta su abrazo con quienes ayer le parecían indeseables. Con un partido y un gobierno que hacen de la mentira su emblema, que instrumentaliza las instituciones para perseguir sus intereses, que pretende doblegar al poder judicial y que arrincona impunemente a la oposición. Cuando un presidente de gobierno actúa con total indiferencia por lo que vendrá detrás, pensando solo con su presente sin importarle el futuro que su tétrico modelo va a dejar a los españoles, nos entra el temor, por desgracia ya comprobado, que esta forma de actuar sea contagiosa para los que le sigan y no sean capaces de romper el maleficio que desde Zapatero asentó el socialismo en España: El conflicto como objetivo y la división como lema. Como decía David Mejía, fieles al espíritu kantiano, nuestros políticos deberían tatuarse el siguiente axioma: “obra sabiendo que estás sentando un precedente”.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 12-05-2024.