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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





sábado, 27 de febrero de 2021

UN CAMBIO DE PARADIGMA COMUNICACIONAL

 

Desde que el almacenamiento de la información se realizaba en las bibliotecas de los monasterios, con acceso y uso limitado entre los siglos V y X, hasta hoy, la información se ha hecho accesible a todo el mundo con tan solo darle a una tecla en cualquier equipo informático. Estos equipos se han convertido en potenciadores del conocimiento expandiendo las posibilidades del desarrollo humano, regulando la interacción con el ambiente y con uno mismo. De este modo las diferentes tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se convierten en medios de interacción que permiten ampliar el alcance de los sentidos y de las acciones, superando los límites impuestos por la naturaleza. Sin embargo, estas nuevas tecnologías, están cambiando las relaciones entre individuos de una sociedad o grupo al incorporase a las estructuras sociales. La aparición del internet en 1969 ha ido produciendo un cambio de paradigma comunicacional que hasta ahora nos ayudaba a comprender los procesos de comunicación pública en medios masivos. Sin embargo, esa comprensión, está llevando a un debate no solo en términos técnicos (ventajas y desventajas de su uso), sino también en su dimensión ideológica, política y ética. Un debate que requiere cuanto antes una regulación de cara a las plataformas digitales.

Para que exista comunicación tiene que existir un intercambio consciente de información entre dos o más participantes con el fin de transmitir o recibir información u opiniones distintas. Uno de los pasos básicos de la comunicación es la intención de comunicar con la finalidad de que el receptor pueda interpretar el mensaje. Sin embargo, a la vista de lo que actualmente estamos comprobando, los medios de comunicación públicos y privados no tienen la intención de comunicar sino la de crear una opinión pública, como tendencia o preferencia, real o estimulada, de una sociedad o de un individuo hacia hechos sociales que le reporten interés político, económico o social. Así pues, los medios a través de sus plataformas digitales, deben esforzarse por transformar esa sobreabundante información en conocimiento y comprensión y no la de obtener intereses creados. Unas ventajas que van en detrimento de la esfera pública, configurada por espacios de espontaneidad social libres, tanto de las interferencias estatales como de las regulaciones del mercado y de los poderosos medios de comunicación.

En su libro "Historia y crítica de la opinión pública" (1962), Habermas presenta una indagación histórica exhaustiva y sumamente sugerente de la génesis de la “esfera pública” en la sociedad burguesa europea de los siglos XVIII y XIX y su posterior evolución y deformación en el siglo XX bajo la incorporación de los medios de comunicación de masas. La inicial esfera de debate y discusión se va transformando y reestructurando con fines puramente demostrativos y manipulativos, con ausencia de una genuina participación de los ciudadanos y la aquiescencia del poder político y, lo que es peor, ciudadano, el cual pierde la consciencia de la información recibida. Los medios de comunicación son, de este modo, el principal agente de producción de realidad pública.  Esto significa que las posibilidades comunicación a través de los medios tradicionales son reducidas, porque estos operan bajo concesiones y lógicas comerciales que, normalmente, están alejadas de los intereses de los ciudadanos.

La descentralización informativa provocada por la adquisición del Internet como medio de comunicación genera una serie de dilemas con respecto a la denominación clásica de esfera pública. Un fenómeno que difumina la esfera pública, centrada en intereses comunes, frente a otro perteneciente a cada cual, inviolable, en el que no cabía inmiscuirse, la esfera privada. Con la emergencia del Internet y sus plataformas digitales, como Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, etc., capaces de almacenar cantidades ingentes de información, la vida privada ha pasado a ser pública. Este cambio de paradigma comunicacional ha provocado un reajuste dentro del ejercicio del intercambio de ideologías políticas y sociales, donde la saturación de corrientes de opinión individualizadas, los contenidos pseudoperiodístico y la facilidad de introducir noticias falsas (fake news), difundidos a través de los portales digitales, ha hecho que los criterios firmes que antes existían en la comunicación se pierdan, así como la confianza y la credibilidad en los medios comunicativos.

El papel del usuario, en este nuevo paradigma comunicacional, ha cambiado al pasar, de ser un mero consumidor de información, a ser un activo participante que produce y consume la información que se genera en la Red. Es aquí donde los gigantes digitales, como Google y Facebook, son la verdadera amenaza a la privacidad del usuario, pues poseen las herramientas tecnológicas para acceder a los datos que el usuario va dejando en sus múltiples interacciones cotidianas. Con ello, emerge una información que no existía de modo explícito, creando grupos de dominio, pautas sociales y localizando vectores de cambio que permiten el control absoluto del individuo. Unos portales que son negocios centrados en maximizar sus beneficios y no plataformas públicas preocupadas por preservar la libertad de expresión. Este nuevo paradigma obliga a un nuevo marco regulatorio para el ecosistema digital.

Aunque la convergencia digital ha traído grandes beneficios para los consumidores, también plantea desafíos regulatorios. A día de hoy, las políticas regulatorias existentes están obsoletas y, con ello, ocasionando perjuicios, que de no actualizarse ralentizará la innovación y privará, en último término, a los consumidores de los beneficios del progreso tecnológico.  La Comisión Europea acaba de publicar su propuesta para regular los servicios digitales, pues la Directiva sobre el Comercio Electrónico (2000/31/CE) está obsoleta, basta pensar que, en el año 2000, fecha de publicación de esta directiva, empresas como YouTube, Facebook, Instagram, LinkedIn, Spotify o TikTok, ni siquiera existían. Por ello se hace necesario que la Comisión Europea remita urgentemente su Propuesta de Ley de Servicios Digitales, conocida como DSA, al Parlamento Europeo y a los Estados miembros para su debate y, en su caso, aprobación.

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

AGEA Valencia (https://agea.es)

Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/

Twitter: @japuigcamps

Publicado 27-02-2021