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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





miércoles, 13 de mayo de 2015

SOCIALIZACIÓN DEFICIENTE



Es un hecho que vivimos con otros seres humanos, que vivimos en sociedad. Pero convivir con los demás no es suficiente. Debemos dominar una serie de habilidades y conocimientos, necesitamos una preparación que, en sociología, se conoce como socialización.
La socialización es pues un aprendizaje que nos hace aptos para la vida social y nos permite integrarnos en la comunidad de la que formamos parte. Básicamente consiste en adquirir e interiorizar una serie de habilidades, normas, creencias y costumbres de la cultura en la que vivimos. Gracias a una socialización eficiente nos identificamos con nuestro grupo y nos sentimos miembros de él, permitiendo que nuestra vida en sociedad sea gratificante. Caso contrario, tendremos que hablar de una socialización deficiente que aleja del grupo y hace peligrosos o perjudiciales, para la sociedad y para ellos, a los que así actúan.
El proceso de socialización se produce durante toda la vida y puede ser primaria o secundaria. Pero, la etapa más importante de este proceso es en la infancia, a esa edad, es cuando el ser humano está más dotado para asimilar y adquirir todo tipo de conocimientos. Esa disposición de asimilación, aunque no se pierda, puede quedar paralizada con el tiempo y perder la habilidad para ciertos conocimientos que resultan ya imposible de  adquirir.
Los elementos que actúan activamente en todo proceso de socialización son los agentes de socialización, su misión es facilitar la entra en sociedad del individuo mediante la acción de socializar. Existen varios tipos de agentes que se identifican en personas, grupos, instituciones o instrumentos. En la fase primera de la socialización (la básica), podemos distinguir cuatro agentes claves: la familia, la escuela, los grupos de iguales y la religión.
De todos ellos el más transcendente es la familia, que se da en la etapa preliminar de la personalidad, sobre todo en los primeros años de vida del niño. La familia enfoca al niño hacia los diferentes caminos y contenidos del medio social donde se desenvuelve. La familia es responsable de los valores culturales, morales y éticos. Forja las actitudes y perjuicios acerca de uno mismo y de los demás, estableciendo en el individuo una huella imborrable. Criar, es educar.
La escuela constituye un momento de transición, es el paso de la familia al nuevo entorno escolar, es donde el niño aprende a evaluar la importancia que se da, en la sociedad, al género o a la raza de las personas, a convivir, a aceptar normas y modelos distintos de autoridad. Si la escuela tiene como objetivo principal y explicito el adquirir conocimiento, hay otro objetivo implícito: la socialización.
Los niños y los jóvenes también se socializan con sus grupos de iguales que les permiten escapar de la supresión directa de los adultos. A través del juego y del intercambio de roles, los niños interiorizan los sistemas de valores y normas del entorno social en el que conviven, aprenden a compartir, a conocer y desarrollar su propio “yo”, el sentido de sí mismos. Es la prueba que permite conocer si la familia y la escuela han sabido socializarlos.
La religión es también un elemento básico en la socialización del individuo. La religión desarrolla doctrinas que intentan dar respuestas a preguntas trascendentes que se nos presentan a lo largo de nuestras vidas. Nos enseña a desarrollar aspecto internos del individuo, su dimensión espiritual, que le permitan ser más feliz: la forma de vivir, de comportarse, responsabilizarse valorando lo ético y lo moral o reconocer, como indica la religión católica: a tu prójimo. Es aquí donde el Cristianismo enseña de forma clara y concisa a aprender a ser socialmente eficientes: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mc 12, 31). Una frase que es todo un compendio, lo sustancial, de toda socialización práctica y eficiente.
En la socialización secundaria las personas vamos incorporando, en forma singular, los conocimientos adquiridos en la básica o primaria. Su aprovechamiento estará en función de lo aprendido en la socialización anterior (la primaria), si en ésta hemos paralizado nuestro aprendizaje, difícil será incorporar, aplicar y juzgar las cosas. Uno de los agentes importantes, en esta fase, son los medios de comunicación que, junto a la lectura, actúan como transmisores y formadores de valores.
Una preparación deficiente, en lo social, desubica a la persona, respecto a su entorno social, tanto mental como psíquicamente, siendo incapaz de actuar según requiere la sociedad de la que forma parte. Aparece una clara tendencia al individualismo social, al egoísmo, al desamor. No aceptan ni leyes, ni símbolos, ni usos, ni costumbres. Solo aceptan lo que les permite vivir mejor a expensa de los demás. Son los oportunista, los aprovechados, los desaprensivos, los desarraigados con el entorno en el que viven, el cual, es para ellos simples peldaños que les permiten llegar al fin perseguido, sin importarles los medios empleados para conseguirlo. 

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Twitter: @JapuigJose