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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





jueves, 10 de marzo de 2016

Un Nuevo Periodo en el Pensamiento Político



La Tercera Vía es el nombre que se ha dado a una variedad de aproximaciones teóricas y propuestas políticas que sugieren un sistema económico de “economía mixta” y una ideología política reformista. En la práctica política se rechazaba tanto la libertad en la economía –libre mercado-, cómo la de un mercado totalmente controlado -marxista/leninista-. Las filosofías de la tercera vía han sido a menudo descritas cómo una síntesis de capitalismo y socialismo por algunos de sus proponentes y, dado que el término –tercera vía- está falto de concreción, su definición se puede situar en un sentido amplio o en el más estricto de la palabra que iría desde los que apoyan la socialdemocracia a aquellos que apoyan el liberalismo progresista e incluso, el equidistante capitalismo social.
El término se popularizó en 1955. Menciones al mismo los encontramos, en E. P. Thompson (dedicado a encontrar esa Tercera Vía cómo una solución a los problemas de la Guerra Fría), Ramón Trias i Fargas (en su introducción a un libro de Muller Armack bajo el título: ¿Entre el Capitalismo y el Comunismo, un Tercer Camino?), así como en muchos pensadores que han propuesto programas de Tercera Vía en aspectos más amplios, que van desde un punto de vista socialista con Eduard Bernstein (uno de los principales fundadores de la socialdemocracia) hasta un punto de vista cristiano en Alfred Müller-Armack (destacada figura del milagro económico alemán) o posmodernista, en el sociólogo y pensador contemporáneo, Anthony Giddens, quién establece que lo que importa en la Tercera Vía es, por un lado, la preservación de ciertos logros básicos (tales como la democracia y los derechos humanos) y, por el otro la maximización de la producción, en una situación dada en la que los recursos, etc., no son ni infinitos ni totalmente moldeables.
El sociólogo inglés Giddens, reconocido por su teoría de la estructuración y su mirada holística de las sociedades modernas, escribió un artículo con el título “Más allá de la derecha y la izquierda” (1994), donde establece que la política de la tercera vía marca algo absolutamente fundamental en el diálogo político: reconocer un nuevo periodo en el pensamiento político. Nuevo periodo que debe dar respuesta a dos filosofías fracasadas: el neoliberalismo y la socialdemocracia. Dos filosofías que han estado dominando la política de los últimos años. La primera cómo fundamentalismo del mercado que quiere unir lo que es imposible: una teoría libertaria de los mercados con una teoría autoritaria del Estado y del nacionalismo, una combinación explosiva. La segunda estableció el surgimiento del Estado del bienestar basado en una forma de gestión económica que lo percibe cómo el vehículo principal de igualdad y que está ligada a las políticas de clase tradicionales. La socialdemocracia así definida o, digamos, la antigua izquierda, es hoy una filosofía fracasada, tanto cómo la nueva derecha.
En España se conoce a la Tercera Vía al espectro en el que se encuentran aquellos partidos que se salen de las denominaciones tradicionales de izquierdas y derechas. En la Tercera Vía española, encontramos a la UCD, y a partidos relativamente nuevos cómo: el Partido Democrático de Nueva Izquierda (PDNI), la UPyD o Ciudadanos (Partido de la Ciudadanía). Todos ellos, menos el último, no han encontrado su lugar en el espectro político español. Tal vez sea porqué su formación no es capaz de encajar la teoría con la práctica, mostrándose ante la ciudadanía cómo la chanza que se contaba, en la presentación de la tercera Vía de Tony Blair, donde Lionel Jospin y Tony Blair van en coche y Jospin conduce. Llegan a un cruce y Jospin no sabe por dónde tirar. Se gira a Tony Blair y le dice: ¿hacia dónde hemos de ir Tony? Y Tony le contesta: pon el intermitente a la izquierda pero gira a la derecha
Son mucho los que han criticado esa Tercera Vía española que solo quiere desmarcarse de la derecha sin considerar que lo importante no es el desmarque sino la reconciliación de objetivos antagónicos tales como la justicia social y la efectividad económica. Donde, ante un mundo caracterizado por cambios económicos, sociales, políticos y ecológicos profundos, la democracia social, de querer sobrevivir, requeriría de estrategias distintas: un Estado garantista más que proveedor, un mercado autónomo pero amoldado a los objetivos públicos y una sociedad civil independiente y pujante.
Estamos necesitados de una nueva filosofía política que debe reaccionar no sólo a la disolución de la izquierda o la derecha sino también a los cambios que las han destruido. Vivimos en una sociedad de cambio masivo de sus aspectos económicos y sociales, y sólo capturando la naturaleza de estos cambios podremos esperar transformar la política y producir un programa político nuevo y eficaz. Un nuevo programa político, para un nuevo periodo de pensamiento político integrador, donde se unifiquen discursos, convicciones y certezas. Un programa solidario y no individualista, donde el pueblo observe que los cambios pretendidos sean: caridad por odio, gozo por angustia, benignidad por cutrerío y bondad por maldad. Si es así, este nuevo periodo que se abre ante nosotros, esa nueva filosofía política, está llena de esperanzas y posibilidades.

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @JapuigJose