Uno de los problemas más
graves del sistema educativo español es el extraordinario porcentaje de alumnos
repetidores. Así lo indica la OCDE, en su informe PISA 2015, para advertir a
España de las dificultades que supone tener a tantos estudiantes repitiendo
curso. Un problema doble, por una parte, la repetición incrementa el coste de
la formación de un alumno, por otra, el hecho de volver a estudiar unas mismas
asignaturas no entraña una mejora. Los resultados de los repetidores, prosigue
el informe, son significativamente peores que los de los no repetidores. En
España, casi uno de cada tres alumnos de 15 años (el 31%) está repitiendo, por
primera o por segunda vez, algún curso de la ESO. Son 19 puntos porcentuales
más que el promedio de países de la OCDE y 16 más que en el conjunto de alumnos
de la Unión Europea. Por otra parte, el informe alerta de que la situación es
preocupante en todas las comunidades, desde el 21% de Catalunya hasta el 40% de
Baleares, aunque se observa una ligera disminución de estos porcentajes desde
la edición del 2012. La nota media
obtenida por los estudiantes de 15 años españoles (edad donde se realiza la
prueba) en comprensión lectora ha sido de 496 puntos, tres más que el promedio
de la OCDE, dos por encima de la media de la Unión Europea (UE) y ocho más que
los jóvenes españoles evaluados en el informe PISA del 2012. El número uno
mundial en esta materia es Singapur, con 535 puntos. La materia que sigue
atragantándose al alumnado español es la de matemáticas, ya que es donde peor
resultados se obtienen.
La falta de esfuerzo y
motivación estudiantil. El grado tan alto de absentismo y fracaso escolar. El
nivel educativo de padres y profesores. Son todo causas claras de la necesidad
de una revisión del sistema educativo español. Un sistema educativo que año
tras año marca claramente un abismo entre unos países y otros y, en el caso
español, entre unas comunidades y otras. Esta brecha ha tomado unas dimensiones
tan grandes que va costar mucho tiempo salir de ella. El director de Educación
de la OCDE y máximo responsable de PISA, Andreas Schleicher, considera que los
datos de España reflejan un estancamiento desde el inicio de la prueba. Distintos
especialistas coinciden en que es difícil establecer razones concretas en la
mejora de un sistema. Pero hay un aspecto en el que existe consenso y que
España nunca ha abordado: mejorar la profesión docente.
Los dos grandes modelos
del sistema educativo español han sido: La Ley General de Educación (1970,
impulsada por Villar Palasí), que estableció la enseñanza obligatoria hasta los
14 años, cursando la EGB (Educación General Básica); la otra, la LOGSE (1990,
promulgada por el PSOE), que sustituyó a la anterior. A partir de entonces sucesivos
gobiernos, de una u otra tendencia política, han ido añadiendo retoques sin
entrar de lleno en una verdadera reforma educativa. La LOCE (Ley Orgánica de
Calidad de la Educación) promulgada por el gobierno de Aznar –año 2002)- no
llego a ver la luz, al ser derogada por el gobierno de Rodríguez Zapatero dando
continuidad a la anterior ley socialista. En 2013, el Congreso de los Diputados
aprobó la nueva ley educativa LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad
Educativa), primera norma educativa del Partido Popular, pero que ya se está
poniendo sobre el tapete sustituirla por una normativa de consenso.
A estas alturas, donde se
observa una clara tendencia a no aceptar todo aquello que un partido
determinado se capaz de aprobar en materia educativa, se debe entrar de lleno
en activar un consenso que de una vez por todas deje de marear a profesores,
alumnos y familias en esta materia, por otra parte, tan necesaria para el
desarrollo de un país. Firmar un Pacto Educativo sería algo inédito en 40 años
de democracia. El acuerdo, hasta hoy imposible, podría verse favorecido por un
momento político inédito, con un Gobierno en minoría que necesita recabar
apoyos.
Las altas tasas de
fracaso, las posiciones modestas en las clasificaciones internacionales, los
recortes y el futuro incierto de las próximas generaciones lo hacen más
necesario que nunca. Pero ese gran pacto debe tener en cuenta que la sociedad
del conocimiento, con expectativas que son cada vez más variables y revisables
en el tiempo, obliga a legislar hoy pero con visión de futuro. Una visión de
futuro que deberá tener en cuenta la advertencia dada por el exsecretario de
Educación de Estados Unidos Richard Riley: “Estamos
preparando a nuestros estudiantes para trabajos que aún no existen, en los que
tendrán que usar tecnologías que no han sido inventadas, para resolver
problemas en los que no hemos pensado todavía”.
Ante esta situación no
podemos seguir empantanados en el lamento, las letanías de denuncias, los
círculos viciosos de resentimientos y crispaciones y las confrontaciones
permanentes. Se debe apostar en España por una enseñanza educativa donde todos
deban estar sentados en esa mesa del consenso y no en una mesa de intereses
donde solo unos pocos se benefician y el futuro de nuestros jóvenes se
destruye. Cuando uno se olvida de mirar a lo alto cae en la suficiencia, la
vanidad y el orgullo. Cuando uno se olvida de mirar a los costados, se olvida
de que gobernar es servir al pueblo.
José Antonio Puig Camps.
AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Blog:
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 16-09-2017