Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





domingo, 8 de mayo de 2016

LA NUEVA POLÍTICA



El año 2015 quedara en la historia política de España cómo el año de todas las elecciones. Nuevos partidos irrumpieron en el panorama partidista de nuestro país llenando los noticiarios de nuevas frases que, a medida que ha ido pasando el tiempo, han quedado más cómo eslóganes que cómo realidades. En la nueva política, ya no se habla de derecha ni de izquierda, se habla de nueva y vieja política, se habla de reformar, de eliminar todo lo creado, nada que no estuviera elegido por esa nueva casta de jóvenes políticos tiene valor alguno. Estamos ante una revolución incruenta. Una revolución que se manifiesta de forma inquisitorial con todo aquel que no entra en los parámetros que, ellos y solo ellos, establecen cómo adecuados.
Si en el último cuarto del siglo  XVIII y en las primeras décadas del XIX, cuando la Inquisición entraba ya en su inexorable declive y cuando las grandes causas de judaísmo que justificaron su nacimiento y su esplendor eran escasas y poco relevantes, el Tribunal hubo de ocuparse de asuntos menores alejados de su razón de ser. Actualmente, la nueva política, parece querer reeditar el modelo inquisitorial que, cómo el original, juzga sin pruebas a sus víctimas. Los partidos, en esta reedición de la política española, son los jueces de la democracia y sus decisiones son firmes e inamovibles, no se necesita sentencia judicial condenatoria, si ellos dicen que uno es corrupto lo es y punto. Son los inquisidores de la nueva política española.
Esta nueva política no tiene por qué preocuparse de los asuntos importantes: económicos, sociales, laborales o educativos, todo eso es secundario. Su preocupación es otra, más efectiva para ellos: la política de gestos. Solo hay que oír a los nuevos cargos autonómicos y locales de la izquierda para darnos cuenta del simbolismo gesticular en sus proclamaciones. Algunos piden que se les tutee que se les llame por su nombre de pila, otros han renunciado al bastón de mando y lo ofrecen al pueblo, y la mayoría ha querido demostrar su condición de iguales en sus prendas de vestir. Los nuevos regidores de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cádiz o A Coruña, aupados al poder por plataformas de unidad popular o ciudadana (salvo Compromís, en Valencia) han tratado de romper esa distancia entre los políticos y los ciudadanos: ¡Estamos a vuestro servicio!, ¡queremos gobernar escuchando! Pero cuando se les exige cumplimiento de su función ni sirven, ni escuchan.
En la nueva política, todo aquello que no sea relumbrón no vale la pena. Se pegan por salir en el noticiario, en la fotografía, en la portada de cualquier periódico. La nueva política son besos, abrazos, niños al Congreso, espectáculo sin más. Han cambiado la política de verdad por la política de teatrillo. No necesitan programa alguno, tan solo les basta con decir: ¡Venimos a romper con lo anterior, a derrocar lo construido! El pueblo español queda deslumbrado por los gestos: un puñetazo al líder, un insulto al político, una descalificación a la familia, ¡que más da! Todo está permitido, todo entra en la libertad de expresión.
Si algo, hasta ahora, ha demostrado la nueva política es que no es capaz de entenderse en la negociación, sino que la lucha por el poder sigue siendo prioritaria. Su apuesta después del 20D, de que el pueblo había manifestado no querer mayorías absolutas sino acuerdo entre partidos, ha fracasado. El proceso, de conseguir respaldo mayoritario para formar gobierno en España, ha dejado bien claro (para todo aquel que quiere ver y escuchar) que para ser presidente de un gobierno no es necesario programa alguno, tan solo unirse unos para derribar al que gobierna. En definitiva esta nueva política, que con tanto descaro nos han mostrado los partidos neófitos, es la política de la desavenencia y no de la intelección. 

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @JapuigJose