¿Por
qué se enamoran las personas? La respuesta parece obvia. Muchos diremos que el
amor expresa una atracción física y personal que dos personas sienten el uno
por el otro. Solemos pensar que el enamoramiento es una experiencia que procede
de sentimientos humanos universales. Parece natural que una pareja enamorada
desee realizarse personal y sexualmente a través de su relación, y quizá
mediante el matrimonio. Sin embargo, enamorarse no es una experiencia que
tengan la mayoría de los habitantes del
mundo y, de tenerla, no suele vincularse al matrimonio.
Son
muchos los que piensan que el enamorarse de otra persona tiene, de inicio, poca
explicación. Estudios hechos por la National Health and Social Life Survey,
2012 dan a conocer los cinco factores más importantes que explican por qué una
persona se enamora de otra: Su familiaridad, patrones que se repiten en el
sujeto y que hacen que desde el inicio de la relación se tenga confianza en él/ella.
La proximidad geográfica, es otro factor importante de relación de pareja pues
cuando uno de los dos vive lejos, esa relación tiende a fracturarse. También se
incluye el factor de las semejanzas, es decir, compartir cosas en común para
una mejor relación: creencias, valores, actitudes. Otro factor es el de la
reciprocidad, saber que le gustas a tu pareja, y viceversa, es un factor que da
seguridad y autoestima. Por último, la atracción, un aspecto poco estudiado
pues como se suele decir “hay para todos los gustos”.
Cuando
la pareja se decide a decir el ¡sí, quiero!, debe darse cuenta que ese paso es
solo el comienzo de un proceso que puede o no acabar en verdadero amor, y que
dependerá en gran medida del conocimiento y el trato que vaya teniendo de la
otra persona, conocer sus gustos, preferencias, objetivos etc. Es decir,
deberán tener intimidad, un lazo místico de amistad, entrega y comprensión que
parece desafiar toda explicación. Ocurre cuando un hombre y una mujer, que son
individuos separados y diferentes, se combinan en una sola unidad que la Biblia
llama “una carne”. Un proceso, donde se va produciendo la maduración de ese
amor inicial para convertirlo en una amor sólido donde se cimiente una relación
duradera y de entrega, dando paso en muchas ocasiones a un proyecto de vida en
común o de familia.
Transcurrido un cierto tiempo, se pasa de la
euforia del comienzo a la tranquilidad de la vida cotidiana, después de varios
años de convivencia se produce el cansancio y el deterioro de algunas parejas
que no han puesto los medios para evitarlo y esto junto con la rutina puede
conducir al final de la relación. Para que esto no ocurra y mantengamos la
ilusión y entusiasmo, es preciso cuidar día a día nuestra vida en común, intentando
que cada día sea un nuevo día en que nos digamos, lo mucho que nos queremos, lo
mucho que deseamos estar junto, lo mucho que nos necesitamos; esos besos y
caricias que no deben ni pueden estar ocultos, pues el verdadero amor no puede
estar oculto, sino no es verdadero amor. Un nuevo día en que nos volvamos a
decir, con mayor fuerza y seguridad: ¡Sí, quiero!, si quiero seguir contigo y
espero los momentos del día en que tú y yo mirándonos, sin hablar, transmitimos
nuestro amor. No importará la edad, ni la salud, ni la pobreza, ni ninguna otra
circunstancia que pueda quebrantar nuestro amor y que pueda dejar en el baúl de
los malos recuerdos ese, ¡Sí, quiero!
José Antonio Puig Camps.
AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Twitter: @japuigcamps
Publicado 29-01-2017