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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





martes, 24 de noviembre de 2020

LAS TEMIBLES LINEAS ROJAS

 

En la guerra de Crimea (1853-1856) el Ejército británico utilizo la frase “La delgada línea roja” por el color de las casacas que vestían los militares escoceses en su avance hacia las líneas enemigas. Esta frase fue tomando un significado distinto tras las continuas derrotas sufridas en otras contiendes, tomándose la expresión “líneas rojas” en el sentido de la última frontera del poder británico. En España los líderes políticos han incorporado a su vocabulario la expresión “líneas rojas” como significado de limite o frontera infranqueable a partir de la cual, la negociación o compromiso es imposible. Son las temibles líneas rojas que no se pueden traspasar. Sin embargo, para desgracia de los intereses de España, el gobierno social-comunista parece estar pendiente de las líneas rojas, para traspasarlas. Probar suerte yendo siempre un poco más lejos y, después de comprobar que no pasa nada, abordar la siguiente línea infranqueable. Es un argumento grotesco e inverosímil que trata a las personas como si fuéramos tontos, pero a la vista de los resultados que obtienen es para hacérnoslo ver.

Al igual que sucede en el circo, ahora el gobierno social-comunista ha realizado el triple salto mortal con una ley educativa llamada LOMLOE ((Ley Orgánica para la Modificación de la LOE) o ley Celaá. Es la nueva prueba circense, lo más de lo más, para demostrar que a ellos eso de las líneas rojas no les importa nada. Con una diferencia de un voto se ha aprobado en el Congreso de los diputados, iniciar los trámites de una ley corrosiva que afecta a 8,2 millones de alumnos y sin pacto de los grandes partidos. De no sufrir algún cambio en el Senado poco le falta a esta ley para entrar en vigor y pasar a ser la octava norma educativa de la democracia. Una ley que no nace de ningún tipo de consenso ni de consulta sectorial y que cercena a propósito la libertad de los padres, esos que, según la ministra Celaá, no son propietarios de sus hijos. Una ley abrasiva, antisocial y antiliberal. Una ley dictada por el Congreso y matizada por las CCAA que la hace desigual según la Comunidad en que resida el alumno.

La mejor prueba del sectarismo que inspira esta “Octava Norma Educativa” es la prisa que sus promotores se han dado en tramitarla, sin debate en la comunidad educativa para que nadie pusiera en cuestión su adoctrinamiento. Es una norma impositiva que consagra un profundo sesgo dogmático de la enseñanza, y no una simple ley derogatoria de la de Wert. Contiene, como decía Ignacio Camacho, todos los mitos pedagógicos de la izquierda contemporánea: facilismo didáctico, rechazo de la religión cristiana, el acoso a los centros concertados y la mediocridad disfrazada de pretensión igualitaria. Una de las grandes maldades de esta ley es la pretensión de laminar la Educación Especial. Una Educación que ha permitido que el hijo autista, down o paciente de cualquiera de las muchas anomalías patológicas que puedan afectar a los niños, sea tratado acorde a sus necesidades, sea educado específicamente para obtener de él o ella su mayor desarrollo posible, y se eduque en un ambiente acorde a esas situaciones. Unos niños que no quieren ir a centros ordinarios donde difícilmente podrán atender sus necesidades fisiológicas o intelectuales y en los que se verán encogidos ante la inevitable tendencia a la crueldad que todo adolescente desarrolla.

Traspasada esta temible línea roja de la LOMLOE. Sin respuesta alguna de la sociedad, el Gobierno social-comunista tiene vía libre para iniciar su calendario ideológico. La Eutanasia, convertir el mal llamado “derecho a morir” en una prestación del Sistema Nacional de Salud. La Reforma del aborto, que permite a menores de entre 15 y 16 años abortar sin consentimiento paterno. Transexuales, que consentirá la autodeterminación del sexo y que los menores puedan rectificar el sexo en el Registro Civil sin el consentimiento de sus padres. Un calendario que no es otra cosa que reeditar el plan de reingeniería social de Rodríguez Zapatero que en sus dos legislaturas (entre 2004 y 2011) acuñó por primera vez el concepto de “nuevos derechos sociales”. Toda una deriva ideológica del Ejecutivo que, desde el abrazo Sánchez-Iglesias, legisla a ciegas.

Pero aunque a veces no lo parezca, todavía existe ahí fuera una sociedad civil libre, que no se va a callar. La cacicada de la LOMLOE ha provocado una multitudinaria respuesta de la gente normal, sin banderas políticas, que abre una vía contra el Gobierno de profundas consecuencias. Lo que no ha logrado ni la nefasta gestión de la pandemia, puede conseguirlo la Ley Celaá: catalizar la enorme indignación de una parte muy relevante de la sociedad española contra el Gobierno que más fracasa en sus tareas elementales y, a la vez, más impone medidas coercitivas en materia de libertades individuales y colectivas. La Ley Celaá nace del mismo impulso censor que tantas otras de un Gobierno que quiere imponer un canon ideológico único. Un canon, una temible línea roja, que al parecer la sociedad civil libre no está dispuesta a aceptar.

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

AGEA Valencia (https://agea.es)

Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/

Twitter: @japuigcamps

Publicado 24-11-2020