Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





viernes, 19 de abril de 2024

LA GUERRA, EL ODIO Y LA VENGANZA

 

No hace falta ser muy inteligente para saber que desde el inicio de los tiempos el ser humano responde con violencia a sus emociones mas intensas. El odio, como sentimiento de aversión y rechazo, intenso e incontrolable, hacia algo o alguien. La venganza, como castigo contra quien le ofende. Estas emociones: odio y venganza, nunca van solas, las acompaña la codicia por obtener más bienes, esclavizando al vencido. Para no ser vencidos y evitar esa esclavitud, el instinto gregario originó la unión de unos a otros, escalando desde la familia, tribus, ciudades, estados, reinos e imperios. Así nace la única misión de las Fuerzas Armadas: ganar la guerra. Una guerra impuesta por la política de quienes gobiernan y que a menudo desafiando la autoridad central establecen su propio dominio. Un dominio donde impera siempre el odio y la venganza. La humanidad ha evolucionado en casi todo menos en la paz. Los grandes avances tecnológicos que deberían estar al servicio del bienestar de todas las personas se sitúan a menudo al servicio de los señores de la guerra que ejercen un poder militar y político

Sean cuales sean las causas de las guerras o las fuerzas en ellas implicadas, los resultados suelen ser los mismos. Los conflictos armados llevan consigo pérdidas atroces de vidas civiles, desplazamientos masivos y violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. A pesar de la existencia de los tratados de derecho internacional humanitario, como los Convenios de Ginebra de 1949, muchas de las más graves transgresiones de derechos humanos se cometen en guerras: el empleo de la violación como arma de guerra, el reclutamiento de niños para servir en primera línea, ataques directos contra la población y las infraestructuras civiles. Además, las partes beligerantes intentar debilitar a comunidades a modo de represalia, poniendo obstáculos a la ayuda humanitaria e incluso utilizando el hambre como arma de guerra.

La guerra, el odio y la venganza son causa de los más graves delitos de derecho internacional cometidos durante los conflictos armados: “Crímenes de guerra”, por violaciones graves del derecho internacional humanitario; “Crímenes de lesa humanidad”, como los asesinatos, exterminio, esclavitud, torturas, violación, apartheid; “Genocidio”, actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, un grupo nacional, étnico, racial o religioso. A pesar de que los tribunales especializados, como la Corte Penal Internacional (CPI), juzgan severamente a quienes cometen esos delitos, nada frena ese instinto gregario del ser humano en su escalada de violencia. Una violencia motivada fundamentalmente por tres arcaicas pasiones humanas: la ambición de poder, la codicia o afán excesivo de riqueza y el excesivo deseo de prestigio. Unas pasiones que se entrelazan alimentan y sostienen recíprocamente.

Cada vez que estalla una guerra, es un gran fracaso para toda la humanidad. Parece que no aprendemos a convivir en paz. Es evidente que lo que llamamos “progreso” no evita la salvajada de las guerras. Los intentos de gobernanza global, las instituciones y los tratados internacionales no logran evitar los estallidos violentos. El mantenimiento de la violencia en todas sus formas ya sea visible o invisible, conduce a estallidos de conflictos impulsados por intereses de poder y prejuicios. Unos intereses que, bajo la permisividad de la política internacional, ha llevado a la guerra entre Israel y Hamas, a la invasión rusa de Ucrania, o a tantos otros conflictos armados a gran escala en Burkina Faso, Somalia, Sudan, Yemen, Myanmar (antigua Birmania), Nigeria y Siria. Precisamente en medio de este caos, Dios siempre pregunta a la conciencia del hombre ¿Dónde está tu hermano?

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 19-04-2024.

jueves, 4 de abril de 2024

POLARIZACIÓN A LA ESPAÑOLA

El fenómeno de la polarización en España es un hecho cada vez mas manifestado, sino promovido por intereses partidistas. Manifestado en materias tan sensibles como: la territorial; la memoria histórica; las políticas de genero del nuevo feminismo; la inmigración y el medioambiente. Aunque alguno de ellos es global, los dos primeros inciden claramente en una España dividida en bloques y atravesada por la cuestión territorial y la memoria histórica. La cuestión territorial fue denunciada hace casi un siglo por José Ortega y Gasset en el Congreso de los Diputados a los nacionalistas catalanes: “…desde que se ha abierto este Parlamento no ha habido asunto que más horas de debate consuma que el vuestro, que más atención, enojos, querellas y hasta peligros haya ocasionado a la política parlamentaria…”. Podríamos decir que fue ayer, pero seguimos con lo mismo, “el tema catalán” y sus altercados provocados por sus continuas exigencias.

Desde que Ortega pronunció aquellas palabras, una guerra civil, una dictadura y una restauración democrática que además fomentó la mayor descentralización administrativa que ha conocido el Estado, seguimos encallados en el mismo punto ciego. La fenomenal estafa jurídica, epistemológica y moral que supone la amnistía, promulgada sin el más mínimo consenso académico, político ni social, es todavía una consecuencia de no haber sabido enfrentarnos al mal que denunció Ortega. No solo no lo sabemos, sino que se impulsa a través de esa nueva “mayoría social” encabezada por el sanchismo, capaz de reformar el Código Penal para rebajar la malversación al dictado de los propios corruptos y después blanquear toda la corrupción del “procés” con la ley de amnistía a cambio de siete votos. Un Psoe que hablaba de tener “Tolerancia cero” con aquellos que hoy amnistía. Ya lo decía Torra a los radicales de los CDR “apreteu, apreteu”.

Es la “polarización a la española”. Una estrategia de quienes desearían que no se produjera ninguna convergencia en la centralidad y el orden. Son aquellos políticos que promueven la cacareada “mayoría social” que desea la radicalidad para mantenerse en el poder. Sin embargo, a raíz de los últimos resultados electorales, vemos que la radicalidad no resulta tan atractiva para el grueso de la sociedad. Por ello, y a la vista de los sondeos para las próximas elecciones a la UE, pienso que la polarización tiene todavía menos futuro a nivel europeo que en el plano estatal. Sin embargo, esto no lo cree el presidente del Gobierno y sus ministros que van siempre boicoteando cualquier iniciativa de la oposición para seguir creando malestar y división. Las sesiones de control al gobierno es un claro ejemplo de esto, al ver cómo semana tras semana a cada pregunta de la bancada rival responde ¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!, con la complicidad de la presidencia del Congreso y de los medios afines a la Moncloa, y por supuesto de un electorado indiferente a la corrupción y la mentira.

El sanchismo y su partido está perdiendo su credibilidad, devorado por socios que son incompatibles con su ideario. Su capital político lo está diluyendo con las exigencias de Junts, ERC, Batasuna, PNV y quien necesite para seguir en la Moncloa. El problema de este aprendiz de brujo es que tiene que, diariamente, hacer contorsiones para justificar lo injustificable. Para ello debe tirar de chequera del estado, vía subida de impuestos (que desde que llegó a la Moncloa en 2018 ha aplicado 69 aumentos de impuestos, se crea o sube impuestos cada mes) y trampas con los fondos europeos, para mantenerse y pagar su larga nómina de mantenidos, asesores y periodistas que le hacen ver que es irremplazable. Es la sanchosfera, ese territorio que el presidente del Gobierno ha creado de inmunidad, clientelismo y fanatismo, como respuesta antagónica a la fachosfera.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 04-04-2024.

viernes, 22 de marzo de 2024

ÉTICA Y POLÍTICA

Los antiguos griegos ante la pregunta: ¿Qué es mejor, el gobierno de los hombres o el de las leyes? Respondían que cuando las leyes son buenas benefician a la comunidad política siempre que los hombres las respeten y las apliquen, pero ante la evidencia de que éstas no se respetaban, la respuesta era contar con hombres buenos, ya que éstos además de actuar correctamente en cada uno de sus actos, respetaban la ley. El 2024 es un auténtico año electoral en todo el mundo: además de los comicios en otras naciones, España celebrará (por ahora) tres elecciones, dos a nivel autonómico y uno a nivel comunitario. Como electores no nos debemos dejar llevar por regalías, falsos discursos demagógicos u olvidos de mala gestión y actos interesados que los partidos políticos intentaran camuflar como sea. Nuestro voto debe ser dirigido a hombres buenos que respeten la ley. 

Aunque parezca una verdad de Perogrullo es conveniente recordarlo y afirmarlo, una y otra vez, pues los hombres buenos (en un lenguaje inclusivo hombres/mujeres) escasean. Personas con gran reconocimiento y decoro, con principios éticos en el ámbito público y privado, de una gran credibilidad y capaces de elevar la conducta moral del gobierno o institución que dirijan. Precisamente, una de las causas que ha provocado la desconfianza ciudadana en las instituciones públicas es la ausencia de principios y valores éticos, lo que da pie al incremento de vicios o actitudes antiéticas tales como la corrupción, el abuso de autoridad, el tráfico de influencias, etc. Situaciones que impiden que se alcancen las metas y objetivos prometidos en cada convocatoria de elecciones. Cuando las personas responden a una filosofía ética, se autocontrolan al ser responsables de su conducta y de cada uno de sus actos, mediante el uso correcto de la razón. 

 Juan XXIII en su encíclica “Pacen in Terris”, decía: que para vivir una correcta y adecuada, participación en la vida política es necesario ser “científicamente competentes, técnicamente capaces, profesionalmente expertos”. Si bien son necesarias, no son, suficientes, ya que necesitan principios éticos que hagan que los gobernantes obren correctamente. En la antigüedad aquel que quería participar en los asuntos públicos tenía que pasar por una formación en Ética, considerada una rama de la política. Las antiguas culturas nos han dejado testimonios muy valiosos de “ética y política”, desde “El Código de Hammurabi” hasta “Las obras morales “de Plutarco, pasando por la “Ética” de Aristóteles o “Sobre los deberes” de Cicerón. El resultado de sumar ética y política es el “bien común” o bien para la comunidad, entendido como el conjunto de condiciones de vida con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden alcanzar la plenitud. 

La política, se puede definir de muchas maneras, pero todas coincidentes en buscar un orden social deseable. Gobernar es servir a los intereses comunes. Este y no otro, debe ser el motor que impulse a los políticos. De hecho, un Estado moderno que no beneficie a sus ciudadanos debería ser considerado ilegítimo. Cicerón, refiriéndose a la importancia de gobernar para todos escribió: “Los que hayan de gobernar el Estado deben tener siempre presente estos dos preceptos: el primero, defender los intereses de los ciudadanos olvidándose del propio provecho; el segundo, velar sobre todo el cuerpo de la República, no sea que, atendiendo a la protección de una parte, abandonen las otras” (Sobre los deberes; L I). Los que se ocupan de una parte de los ciudadanos y no atienden a la otra llevan a la patria a la sedición y la discordia. Aunque siempre quedara un felón capaz de amnistiarlos. 

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 22-3-2024.

sábado, 9 de marzo de 2024

REFERENCIAS GENERACIONALES EN ESPAÑA

 

Con referencias generacionales en España deseo destacar las diferentes actitudes, valores y comportamientos entre personas de diferentes generaciones. Para facilitar esas referencias se utilizan clasificaciones por grupos de edades que posibilitan observar sus circunstancias vividas y visión de futuro. Es una distinción convencional pues, evidentemente, hay mucha mezcla entre unas y otras. Su interés radica en permitir analizar a un grupo de personas que comparten simultáneamente una experiencia demográfica al que observar durante un cierto tiempo.

En España, la generación de la II Guerra Mundial o “grandiosa” se correspondería, aproximadamente, con la generación que vivió la Guerra Civil (nacidos entre 1901 y 1927). Tras los años de austeridad y autarquía, la generación que tomó el protagonismo para construir la nación fue la “generación silenciosa” (nacidos entre 1928 y 1945). Esta generación se aprestó a formarse más a conciencia que la de sus padres, adquiriendo mayor competencia laboral, trabajando más intensamente y sin mostrar un carácter reivindicante frente al sistema. Que formó la fuerza de trabajo que salió de la economía intervenida a la etapa de los llamados “felices años sesenta”, centrado en abrir la economía al exterior e ir liberalizando la interior para mejorar el sistema de mercado. Esta generación fue rebasada por la de los primeros “boomers” (nacidos entre 1945 y1964) aupada por el cambio político y el resurgimiento de otros puntos de vista de izquierdas y críticos con el sistema.

Los niños de la “generación X” (nacidos entre 1965 y 1981), nacieron en una época de cabios sociales y tecnológicos (como el nacimiento de internet) y han convivido con tasas de desempleo elevadas, lo que los lleva a ser una generación con una visión escéptica del futuro. La siguiente generación es la Y o “generación del milenio” (nacidos entre 1982 y 1994), compuesta por personas adaptadas a la tecnología y que la utilizan como algo natural. Están más acostumbrados a la inestabilidad y más proclives a la movilidad laboral que las anteriores. Les siguen, la llamada “generación Z”, aquellas personas nacidas entre 1995- (hasta la actualidad). Son los verdaderos nativos digitales, que están comenzando a incorporarse al mercado de trabajo. Un mercado de trabajo poco prometedor, teniendo en cuenta que el paro juvenil en España (último trimestre de 2021) de 15-24 años del 31,1%, frente a una media del 15,9% en la UE-27.

Debemos indicar que la generación Z tiene un futuro muy difícil, pues nos encontramos que en los últimos 15 años el avance de la economía ha sido nulo: sin crecimiento real del PIB per cápita y con unas cuentas públicas desequilibradas, cuyo aumento del déficit ha alcanzado unos niveles de muy difícil recuperación. A esto debemos añadir el paro juvenil, ya indicado, así como las escasas soluciones del gobierno para mejorarlo, al estar más en políticas de rentabilidad electoral que en aquellas otras que pudieran favorecer a los jóvenes. Una generación, la Z, que se enfrenta a: una precariedad laboral (el 25,4% trabaja con contratos a tiempo parcial); sueldos más bajos (un 35% inferiores a la media); con un 53,2% con dificultades para llegar a fin de mes. Su escaso peso demográfico, el 14,8% de la población, reduce su influencia a nivel político, quedando sus problemas relegados frente a otros colectivos más numerosos. (datos INE, población activa 2022) Esta situación lleva a los jóvenes actuales a no tener la misma visión de futuro que la juventud del pasado, en relación con algunos acontecimientos de sus proyectos de vida (nupcialidad, emancipación y fecundidad), cuyos datos demoledores hielan cualquier esperanza futura y nos lleva a pensar que España no es apta para jóvenes.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 9-3-2024.


martes, 20 de febrero de 2024

LAS TRAMPAS NO DAN VENTAJA

Es habitual dar por sentado que los seres humanos, por el hecho de ser capaces de razonar, nos comportamos de una manera racional; es decir, que tomamos decisiones basadas en el razonamiento lógico y el interés propio. Sin embargo, hay mucha evidencia que muestra que el razonamiento a menudo conduce a distorsionar la verdad y a malas decisiones. El psicólogo social estadounidense Leon Festinger propuso en 1957 la “teoría de la disonancia cognitiva”, para explicar la ansiedad o incomodidad que experimenta la persona cuando sus actitudes o creencias chocan o entran en conflicto con sus actos. Un ejemplo muy ilustrativo es el de las personas fumadoras, saben que fumar es malo para la salud y siguen fumando mucho ¿Por qué lo hacen, sabiendo que puede causarle daños irreparables? No pueden evitar su deseo que supera a la razón e inventan lo que sea para explicar la ansiedad que sienten por el tabaco. Se autoengañan y mienten.

Festinger y su colega James M. Carlsmith demostraron que la mente de los embusteros resuelve la disonancia cognitiva aceptando la mentira como una verdad. Los mentirosos, en su dilema, para justificar lo injustificable, tienden a cambiar de opinión para racionalizar sus acciones. Evidentemente cambiar de opinión, o incluso de opciones de vida, en principio es saludable. No lo es tanto si esos cambios de opinión son tan continuos que llevan a tomar decisiones injustificadas, incongruentes o erróneas, lo cual es tan negativo como no tener ni idea de qué hacer ante un problema. En el ámbito político, los cambios continuos de opinión obligan a vivir a la defensiva y mantener ambientes caldeados y divididos. Es la polarización de unos frente a otros, es el estar conmigo o contra mí. No se trata de ideología, sino de marketing para disfrazar el engaño que es inmune. Esos políticos que viven del engaño consideran la mentira necesaria por la simpleza y estupidez del pueblo.

Cuando el mentiroso que nos gobierna quiere explicar que su cambio de postura en el indulto no es cambio de opinión, se le ve claramente que es un rehén de sus mentiras. Es el trilero que amaga la bola y la mueve a su capricho siempre vencedor. Su osadía le hace inmune ante las criticas y abucheos constantes de la ciudadanía, que cada vez se da más cuenta de que el Psoe está sometido a la hegemonía nacionalista e independentista, y que busca a su amparo la supervivencia política en las regiones. Actualmente los partidos nacionalistas vascos y catalanes tienen al Psoe como su partido delegado. Es cierto que no son nada sin él; pero el Psoe ya no puede gobernar sin ellos. Al final observamos como las trampas no dan ventaja, y así lo hemos visto en las últimas elecciones gallegas del pasado domingo.

En las elecciones del 18F, se ha reproducido uno de los aspectos centrales de la era sanchista: la coalición, perfectamente asumida y trabajada, entre socialistas y nacionalistas periféricos. También podríamos indicar al caso vasco como ejemplo de la disposición del Psoe a asumir un rol subalterno a los nacionalistas. Pero las mentiras arrojadas durante la campaña electoral por los partidos populistas y de izquierdas, con el Psoe a la cabeza, no han calado en la comunidad gallega. La estrategia de Sánchez ha acabado en descalabro y el apoyo de sus socios separatistas, después del revés electoral, va a subir de precio. Las aparentemente audaces apuestas del presidente nunca estuvieron fundadas en una previsión inteligente ni en una estrategia racional, a pesar de las trampas del CIS de Tezanos. Si algo esta cada vez más claro, a la vista de los últimos acontecimientos electorales y hostigamientos independentistas, es que la defensa de la unidad nacional y del orden constitucional ha quedado exclusivamente en manos del PP.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 20-2-2024.

martes, 6 de febrero de 2024

EMULANDO A FAUSTO

Desde Adán y Eva, a lo largo de la historia se repiten acontecimientos sobre aquellos que, por conseguir, fama, riqueza o juventud eterna venden lo más preciado que tienen al demonio, aun sabiendo que el trato no suele acabar bien. Es Fausto, probablemente, el más famoso de todos los insensatos que por conseguir sus ambiciones renuncia a la integridad moral para alcanzar el poder y el éxito durante un plazo limitado. La historia se hizo popular gracias a Johann Wolfgang von Goethe cuyo personaje central, basado en Johann Georg Faust (1480-1540), vende su alma a Mefistófeles (demonio del folclore alemán) a cambio de conocimiento y placeres mundanos.

A finales del siglo XVI, cuando habían transcurridos unos cincuenta años desde la muerte del Johann Faust real, se publicó en Frankfurt un librito de bolsillo titulado "Historia von D. Johann Fausten” (La historia del doctor Johann Faust), que narraba brevemente una biografía ficticia de Faust, que llevaba varias décadas muerto. La historia relata como Faust invoca al Diablo y este aparece como Mefistófeles que cortésmente saluda al doctor y le pregunta cuál es el propósito de su invocación. Su respuesta es simple: desea obtener el conocimiento más elevado, la revelación de los grandes secretos y misterios de la existencia que les están vedados a los seres humanos. Pero Mefistófeles, duro negociador, regatea sin descanso tratando de obtener el trato más ventajoso posible. Cuando por fin llegan a un acuerdo, el pacto se redacta en un documento que el doctor Fausto sella entintando una pluma con su propia sangre.

Los mitos y las leyendas suelen expresar grandes verdades y nos ayudan a comprender el presente pese a su origen remoto. La historia nos ofrece abundantes ejemplos de como para conseguir un fin no escatima el ser humano en utilizar cualquier medio a su alcance incluso, como el Dr. Faust, vender su alma al diablo. El demonio es un espíritu que adopta múltiples formas para engatusar al ser humano y hacerle caer en la tentación para culminar sus deseos. Fausto podría haberse llamado así o de muchas otras maneras ya que observamos en la actualidad situaciones que lo emulan, es decir, imitan sus acciones llegando a igualarlo o superarlo. Es el caso de Pedro Sánchez (Fausto) y Puigdemont (Mefistófeles). El primero vende su alma al segundo a cambio de poder.

Pero no siempre sale como Fausto desea ya que el que dispone el final siempre es el diablo. Los pactos que el Psoe, con Sánchez a la cabeza, conceden a Junts, por expreso deseo de Puigdemont, son un claro ejemplo. Nada queda asegurado cuando se pacta con el demonio, un duro y escurridizo negociador que no dudará en hacer lo que sea hasta conseguir el trato más ventajoso para él y no le importará nada el destino de Fausto es más disfrutará denigrándolo. El intento de aprobar la Ley de Amnistía por el Parlamento es una muestra de ello, pues se ha visto como los pactos no estaban tan amarrados como se decía y la cara del resiliente presidente no encajaba con el vapuleo de Junts.

El folklore, que significa aprehender lo existente, evitar que la memoria se pierda, nos debe ayudar a comprender el presente y descubrir nuevas vueltas al origen. Quizás habría que solicitar que esta bajada al origen de los mitos fuera compartida por mucha más gente. Pero por desgracia nunca es así. Fausto y su “Mefistófeles” se nos aparecen como una categoría que los humanos han ido perfeccionando desde un deseo más o menos oculto de alcanzar o lograr lo deseado. Fausto pretende romper la falsa armonía del mundo a costa de implantar un fragmento del caos, a cambio de conseguir un poder limitado. Emulando a Fausto, es posible, que al risueño y sonriente Sánchez le cueste la Moncloa.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 6-2-2024.

viernes, 19 de enero de 2024

LA ÉTICA DE LA IRRESPONSABILIDAD

 

Max Weber, considerado uno de los fundadores del estudio moderno de la sociología, hizo una distinción entre ética de la convicción y ética de la responsabilidad: la primera orientaría la acción desde el único criterio del cumplimiento de férreos principios morales, mientras que la segunda tiene en cuenta las consecuencias, el contexto y las repercusiones sobre el que actúa. En su obra “La política como vocación” (1919), Weber traza el contraste entre las dos éticas y nos previene sobre el malentendido que pueden dar lugar ambas etiquetas: “No es que la ética de la convicción sea idéntica a la falta de responsabilidad o la ética de la responsabilidad a la falta de convicción. No se trata en absoluto de esto”. Weber nos muestra las características psicológicas que debe tener una persona para que se la considere un “político de vocación”, abordando el sentido moral de esa vocación, es decir: el que vive para la política y no solo de la política.

En la ética de la irresponsabilidad, se está pendiente de los resultados e indiferente a las consecuencias. Es algo así como que el fin justifica los medios. El político por vocación vive para la política y debe ser capaz, llegado a un cierto punto, sintiendo la responsabilidad por las consecuencias de sus actos, de decir: “no puedo hacer otra cosa, aquí me detengo”. Entonces la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción deben contemplarse en realidad como elementos complementarios que han de concurrir para formar al hombre auténtico, al hombre que puede tener vocación política. Pero cuando la llamada responsabilidad se convierte en una sentencia de muerte del mundo que uno quiere defender, las pretendidas actuaciones sensatas son un disfraz de la irresponsabilidad. Tenemos derecho a sospechar que estamos en manos de unos insensatos.

En la entrevista del pasado domingo (14-01-2024) del diario “El País” a Pedro Sánchez, muestra una clara insensatez al arrogarse ser poseedor de la verdad en todas sus manifestaciones. Sánchez tercia en la vieja polémica entre Platón y Aristóteles: la relación entre realidad y verdad. Platón dice que la verdad es la idea. Aristóteles indica que es la adecuación del intelecto con lo real. Así cuando en la entrevista dice que “la verdad es la realidad” se decanta claramente con el Estagirita. Una tesis no compartida por Kant quién pensaba que no podemos conocer la esencia de las cosas ya que nuestro entendimiento sólo nos proporciona luz para establecer relaciones lógicas sobre la pariencia externa de lo real. Pero la insensatez de Sánchez le lleva la contraria y asegura que si, que él sabe perfectamente lo que es verdad y lo que no. Su arrogancia plasmada en tesis copiadas y libros no escritos ahora trasciende la política y se adentra en el plano filosófico.

Su entrevista muestra su ética de la irresponsabilidad en sus aseveraciones como cuando se refiere a la transparencia de un documento sobre inmigración que nadie ha leído. También, cuando dice que es imposible gobernar sin asumir la pluralidad como si eso le obligara a ceder la inmigración a Junts. O, cuando asegura que Junts reconoce que los pactos están integrados en la Constitución, lo que jamás ha hecho. Su incesante búsqueda de la verdad queda clara cuando promete una cosa y luego, hace la contraria porque es la realidad, siempre mutable. Sus mentiras ya son todo un arte. El arte de hacer creer al ciudadano falsedades saludables y hacerlo a buen fin. Es su arte conceptual que crea una corriente de adeptos, de crédulos, dedicados en exclusiva a difundir y repetir las falsas noticias. Pues no hay persona que propague mejor una mentira que el que se la cree. Sus cambios de opinión son sentencias de muerte para el país que uno quiere defender, y un disfraz de su irresponsabilidad.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 19-1-2024.

viernes, 5 de enero de 2024

RELACIÓN ENTRE ESTUPIDEZ Y VANIDAD

 

En 1959 el profesor de psicología social David Dunning quedó perplejo al leer una noticia en la prensa diaria. Se trataba del caso de un robo cometido por un sujeto de 44 años, llamado McArthur Wheeler. La noticia indicaba que había atracado dos bancos, sin mascara y a plena luz del día. Fue capturado inmediatamente. Lo que llamó la atención de Dunning fue la explicación del ladrón sobre su método de hurto: lo hizo sin mascara porque se aplicó zumo de limón en la cara pensando que esto lo haría invisible a las cámaras de seguridad. “¿Cómo alguien puede ser tan tonto?”, se preguntó el psicólogo. Después de largas cavilaciones sobre la conducta del ladrón se formuló una pregunta que serviría de hipótesis para su posterior investigación: ¿Podría ser que un incompetente no sea consciente de su propia incompetencia, precisamente por eso?

La posterior investigación la llevó a término con otro psicólogo social, Justin Kruger, y se conoce como “efecto Dunning-Kruger”. Este efecto se define como la tendencia de las personas con baja habilidad en un área específica a dar evaluaciones demasiado positivas de esta habilidad. Hace referencia a cómo cualquier incompetente tiende a sobreestimar su habilidad, mientras que toda aquella persona competente tiende a subestimarla en relación con ellos. Este efecto es un sesgo cognitivo encuadrado dentro de la rama de la psicología social. El premio Nobel de Literatura Bertrand Russell, activista, filósofo, matemático y figura única en la historia del Reino Unido, dejó algunos de los mejores libros de filosofía para protegernos de la imbecilidad en general. De sus muchas frases, inteligentemente famosas, tomo aquella que decía: “El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas”.

No ser consciente de su propia incompetencia lleva a los estúpidos a estar seguros de todo. Su vanidad los lleva a tener un alto concepto de si mismos y creer que lo saben todo y, como tal, son intolerantes con la opinión de los demás. Es fácil ver como los políticos más ineptos tienden a hablar mal de los demás para parecer mejores, un hábito que por desgracia lo observamos con muchos ministros, por no decir todos, de las nuevas hornadas. La vicepresidenta segunda del gobierno es un claro ejemplo de estupidez, su vana fantasía la hace capaz de hablar con aparente autoridad sobre temas cuyo conocimiento es claramente superficial, y también de vanidad por su arrogancia y engreimiento en sus comportamientos. No es de extrañar que el actual gobierno pretenda dividir y estimular la falta de criterio y de cultura (basta observar el último informe PISA) y de esta forma enmascarar su incompetencia y falta de gobernanza.

En la teoría de la neurosis de Karen Horney, la arrogancia o ser arrogante es el producto de la compensación que ocurre en el ego por tener una autoimagen inflada y, por lo tanto, la persona pretende ejercer los derechos que cree tener por la importancia que se atribuye a sí misma. Cuando la persona alcanza la creencia excesiva en las habilidades propias o la atracción que causa en los demás sin tenerlas, es la clara relación entre estupidez y vanidad. Pero ¿cómo darse cuenta de que algo está mal hecho, si ni siquiera se sabe cómo se hace bien ese algo? Sin embargo, nadie quiere dar muestras de su ignorancia, ya lo decía en el s. II d.C. Luciano de Samosata en su “bibliómano ignorante” donde hace una crítica de la vanidad de los ignorantes que la disfrazan llenando su casa de libros que nunca han leído. Como indica Cesar Antonio Molina, el mejor antídoto frente a los peligros de la idiotización es la cultura.  

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 05-1-2024. A mi esposa