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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





sábado, 8 de abril de 2023

UN PROCESO SOCIOPOLÍTICO COMPLETO

Vivimos tiempos complicados donde los pilares de la civilización Occidental están siendo removidos, las bases judeocristianas de Europa y Occidente están siendo negadas, mientras los nuevos conceptos del marxismo cultural y de la ideología de género están siendo impuestos en las políticas de la mayoría de sus países. Una imposición con claras pretensiones de destruir al ser humano en sus bases ontológicas y crear una nueva civilización de seres mutantes capaces de redefinirse y reinventarse al capricho objetivo de cada individuo. El concepto usual durante muchos años era la idea de que el desarrollo tecnocientífico y económico eran suficientes para un desarrollo humano en: libertad, democracia, autonomía y moralidad. No obstante, la actualidad pone de manifiesto que el problema fundamental es el desarrollo humano que con su individualismo ha perdido la solidaridad al consagrar únicamente su propio interés y obrar según su propia voluntad, sin contar con la opinión de los demás individuos y sin atender a las normas de comportamiento que regulan sus relaciones.

Este individualismo destruye las normas de comportamiento o de convivencia entre los seres humanos y, con ello, la moralidad que debe regular las relaciones entre las personas. Cuando ese individualismo pretende socavar los intereses colectivos en favor de otros personales se llega a un individualismo metodológico donde se entiende a la sociedad como un conjunto de individuos, cuyas preferencias y comportamientos son únicos y actúan con la finalidad de agrandar sus beneficios. Unos beneficios que no dudaran, para conseguirlos, en transformar el sistema político, social, económico y cultural existente, hacia un nuevo orden mundial cuyo proceso presenta dos frentes: uno, mostrar un ideal de sociedad a conseguir y, otro, un programa político de acción social invasiva para conseguirlo. Un proceso sociopolítico completo, que opera como un sistema cerrado de creencias con una uniformidad doctrinal y estableciendo pautas de comportamiento universales. Dichas doctrinas se convierten en un dogma de fe contra el que no se puede disentir ni opinar, so pena de padecer la marginación social como disidentes, al estilo de los regímenes dictatoriales.

Este proceso lleva tiempo en marcha y hunde sus raíces en doctrinas ideológicas de corte marxista y en los grandes acontecimientos sociopolíticos que durante el siglo XX se sucedieron en Europa. Cuando Marx desde su modelo de lucha de clases, proclama que la religión es el opio del pueblo, Engels publica “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”, y Nietzsche, desde el nihilismo sentencia la “muerte de Dios”, se constata el resquebrajamiento de los fundamentos sociales, morales y éticos que contenían principios normativos y universales. Al desmoronarse los frentes comunistas de la URSS, de Alemania con la caída del muro de Berlín y de distintos países de Europa del Este, aquellos viejos postulados de la ideología marxista comunista, al desaparecer, tuvieron que ser sustituidos de urgencia por otros frentes de acción que dieran sentido a la utopía comunista. El impulso de los movimientos contraculturales en defensa del feminismo y contra el capitalismo burgués, son claves para remplazar los viejos postulados. Se sustituyó la lucha de clases por la lucha de sexos y la lucha contra el capitalismo burgués por la lucha contra el sistema familiar tradicional.

La familia y el matrimonio, mayoritariamente eclesiástico, se asoció al concepto de burguesía acomodada y religiosa, mantenedora de una hegemonía patriarcal y opresora, a la que había que denunciar y superar. Aquellos movimientos que partían de reivindicaciones legítimas de base, astutamente se radicalizaron y politizaron, iniciándose la desintegración de todos los elementos normativos de la familia natural y la cultura judeocristiana, asociándolos a una sociedad rancia y obsoleta. Así, los conceptos del marxismo cultural han penetrado en todos los estamentos sociales y lamentablemente tanto las políticas de izquierda como de derecha han asumido o sucumbido ante sus premisas llevadas a cabo por la ideología de género. Todo un proceso sociopolítico que, para conseguirlo, no ha necesitado una revolución violenta con desórdenes sociales de todo tipo, no, se va imponiendo sutil y astutamente, gracias a la conjunción de estos factores: la invasión de los movimientos asociativos, el apoyo de la banca internacional y los lobbies económicos, la incapacidad de las políticas conservadoras para oponerse al avance de la ideología de género y el silencio y la pasividad del cristianismo manteniéndose al margen de la dura evidencia social.

 José Antonio Puig Camps -Doctor Ingeniero Agrónomo y Sociólogo

Publicado 8-04-2023