Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





sábado, 22 de marzo de 2025

EL SUPERHOMBRE DEMOCRÁTICO

 

Con la llegada del hombre a la luna, aquel 20 de julio de 1969, el mundo presenció un logro impresionante: la primera vez que un ser humano ponía el pie en la luna. Un pequeño paso para el hombre, en palabras de Neil Armstrong (protagonista de la proeza), y un gran paso para la humanidad. Esta milagrosa criatura llamada ser humano había conquistado el espacio, una hazaña sin precedentes que marcó un hito histórico con un impacto en varios ámbitos tecnológicos y científicos. Una misión que determinó el ganador de una carrera espacial que, entonces, se convirtió en la punta de lanza de aquella “Guerra Fría” en un mundo dividido en dos grandes fracciones la capitalista de Estados Unidos y la socialista, encabezada por la Unión Soviética. Aquella proeza capturó la imaginación del mundo, uniendo a la humanidad en un sentido de asombro y admiración. Fue un momento donde las diferencias políticas y culturales habían pasado a un segundo plano, ya que las personas estaban asombradas ante el hecho de que los seres humanos pudieran aventurarse más allá de la Tierra.

Pero como todo en la vida, aquella hazaña fue minimizándose hasta el punto de considerar la veracidad de aquel alunizaje. De nada sirvió la evidencia científica y fotográfica, junto con los testimonios de los astronautas y las numerosas investigaciones independientes, confirmando el alunizaje del Apolo 11 como un evento real y verídico. El negacionismo y la estupidez son levadura para las conspiraciones, como clara justificación de la ignorancia, por muy divertidas que a veces sean. Es la alianza de estúpidos que han encontrado con la conectividad instantánea el medio ideal para su supervivencia y extensión. Es la llegada del superhombre democrático, una época en la que todas las opiniones valen lo mismo y donde cada cual tiene plena libertad para expresarse. Las redes sociales, esas estructuras formadas en internet, han provocado que las estupideces, tanto propias como ajenas, corran a gran velocidad mostrando que la sandez se expone, sin sonrojo alguno, en ese escaparate de conectividad instantánea.

Es la democratización de la estupidez que no solo empaña la calidad del discurso público, sino que también tiene consecuencias reales y tangibles. Ha impactado en elecciones, en salud pública y en la percepción de eventos históricos. La habilidad de discernir entre la verdad y la ficción es más crucial que nunca, y, sin embargo, parece que estamos nadando contra una marea de desinformación sin precedentes. El anonimato y falta de responsabilidad, unido a la facilidad con la que se pueden propagar opiniones sin fundamento, ha llevado a la proliferación de teorías de conspiración, rumores infundados y, en muchos casos, una banalización de la verdad. En este contexto, la verdad se vuelve relativa, y las narrativas se seleccionan y se difunden no por su precisión, sino por su capacidad de resonar emocionalmente con una audiencia determinada. Este fenómeno, conocido como la era de la post-verdad, se caracteriza por la prevalencia de las emociones y las creencias personales sobre los hechos objetivos.

El impacto de la post-verdad no se limita a la percepción de eventos históricos como el alunizaje del Apolo 11. Ha permeado en todos los aspectos de la sociedad, desde la política hasta la ciencia y la cultura. El superhombre democrático ha calado de tal manera en la actualidad que ya no solo siente la necesidad de hablar y expresarse públicamente, sino que, además, las élites gubernamentales le han dicho que lo haga sin pudor. ¡Nadie es menos que nadie! Pero lo más sorprendente, es que hasta el mas idiota de los humanos es capaz de encontrar un coro de estúpidos que le aplauden, lo coreen y hasta lo voten. Con ello, la estupidez aumenta haciendo que los talentosos entren en pánico al contemplar como los seres más limitados exponen sus estúpidas tesis e, incluso, llegan a dirigir naciones, empresas públicas e instituciones, cuya dirección antes quedaba reservada a una élite de personas instruidas y capaces. Menos mal, que la estupidez ha sido incapaz, por ahora, de detener el verdadero progreso humano a lo largo del tiempo. Una esperanza que nos permite pensar que ese superhombre democrático, nacido de una sociedad ignorante, perezca con la misma facilidad con que apareció. 

 

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado 22-03-2025, en recuerdo de mama