Todo
verano trae consigo una ruptura con lo cotidiano. Las personas buscan
ansiosamente como poder lograr que esos días de asueto se alarguen y se
aprovechen al máximo. El que vive en la ciudad quiere irse al campo o a la
playa y otros desean ver lugares nuevos, países exóticos, playas de ensueño o,
por qué no, el bullicioso mundo de lo desconocido.
Un
grupo de amigos ha elegido para sus vacaciones un lugar llamado Medjugorje, ubicado
en la federación de Bosnia-Herzegovina, de la antigua Yugoslavia, país rodeado
por Croacia, Serbia y Montenegro y donde viven católicos, musulmanes y
cristianos ortodoxos. Medjugorje es una
pequeña y desconocida aldea católica, oprimida por un régimen ateo, pero que ha
sido elegida para recibir la invitación del Cielo a reconciliarse con su propia
y centenaria historia de dolor y con los vecinos de fe diferente, aunque de
raíces comunes.
El
poder terreno ocupado por hombres, con ideas políticas y religiosas muy
distintas, ha sido eliminado en esa aldea por el deseo del Cielo que ha dado a
la tierra, a esa tierra, una fortaleza que le ha permitido eliminar todos
aquellos prejuicios de fe y de etnia impuestos por el gobierno del hombre, en
contraste con el mensaje de Cristo. La Virgen Santísima ha venido, una vez mas,
para advertirnos del peligro que significa vivir con este desenfrenado
materialismo, carente de amor y que aboca a las personas y en particular a los
jóvenes de esta generación, a una práctica de individualismo, egoísmo y
relativismo. No todo vale, ni todo es lo mismo. En lugares santos, como en
Medjugorje, se observa cada vez más las ansias de amor y comprensión que el ser
humano demanda.
Ante
lo normal (¿qué es normal?) de complacer un veraneo con practicas, a veces,
extremas plagadas de paganismo desenfrenado, hay que considerar complacer a ese
verano con unos tranquilos días de sosiego, para poder hacerse preguntas y dar
respuestas a esta vida nuestra que nos aleja de nosotros mismos. Eso es lo que
han hecho mis amigos, probar un nuevo estilo de vida que les haga mirar mas en
su interior, que les haga meditar en lo que hacen y como lo hacen, que le
prevenga de males futuros y que en definitiva alcancen la felicidad por el
camino mas fácil, el de la comprensión y el amor al prójimo.
Digo
que el camino es más fácil, porque sus resultados son inconmensurables en
comparación con los otros caminos desbocados de placer y ansias por alcanzar
una felicidad que nunca les podrá ser dada. Hoy, aunque no lo parezca, la
juventud empieza a reaccionar y busca todo aquello que el mercado no les puede
dar, son la sociedad del postmaterialismo y del postconsumismo, y que solo
espera ser comprendida. Pero para comprenderla y animarla hay que estar a su
altura, hay que tener el alma y el corazón preparado para comprender lo no
natural (¿qué es natural?), para comprender que hay otras formas de complacer
el verano, mis amigos, por lo que me han contado, lo han conseguido. Ellos decidieron dar vacaciones a su vida
exterior y empezar a trabajar la vida interior, para ello hay en nuestro
entorno muchos lugares a elegir y ¿por qué no Medjugorje?
José
Antonio Puig Camps, (Dr. Ingeniero y Sociólogo) Julio-2013