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"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





miércoles, 1 de diciembre de 2010

Los roles sociales

Las relaciones de los individuos en la sociedad no suelen producirse de forma aleatoria y poco predecible. Más bien al contrario, los actores sociales tienden a comportarse de acuerdo a unos patrones y pautas de actuación establecidas, según el papel, o papeles sociales, de cada cual. Esto es lo que los sociólogos llaman rol.
En términos del lenguaje común, la expresión rol o papel se relaciona con los personajes que interpretan los actores en una obra de teatro. Debemos recordar que la expresión «persona» también tiene un origen en un símil teatral, ya que «persona» era la mascara que utilizaban los actores en sus representaciones de teatro.
El concepto rol está, íntimamente relacionado con el concepto de persona (actor social). Lo “que vemos en la sociedad -como ha señalado Nisbet- son personas-en roles y roles-en personas”.
En nuestros días la popularización de los llamados «juegos de rol» permite entender esta expresión como la asunción del papel de determinados personajes por los jugadores (rey, guerrero, mago, etc.).
En sociología se llama rol a los distintos papeles sociales que se pueden desempeñar en una sociedad: por ejemplo, el rol de madre, de padre, de maestro, de juez, de hijo, de médico, de compañero, de estudiante etc. El número de roles que desempeñamos en una sociedad es muy variado y numeroso, y esta en función de las distintas tareas y necesidades sociales.
Cada rol social implica determinadas formas de comportarse y de actuar, que la sociedad espera de los individuos. Del mismo modo que en una obra de teatro los espectadores lo esperan de los actores.
Las formas de comportamiento en cada rol, implica pautas específicas y no iguales, según los contextos diferentes en los que nos movemos. Así el profesor, en sus contextos, desempeña el rol de padre, o de esposo en su hogar, de «hincha» en el fútbol, de «afiliado» en un sindicato u organización profesional, etc. En cada caso se esperará de él una forma de comportamiento distinta, según las costumbres y usos sociales establecidos. De un juez se espera, por ejemplo, un comportamiento solemne, riguroso y justo con los acusados, pero en su rol de padre o de esposo, se espera que-sea afable y cariñoso, de la misma manera que se espera que sea respetuoso y considerado con sus padres.
El juez se comporta de una manera determinada ante los acusados cuando desempeña su rol de juez, y de una manera distinta, a su vez, cuando está con sus colegas .profesionales, o cuando imparte una conferencia. Sin embargo, cuando está en casa con sus hijos, o con unos amigos, desempeña' el rol de padre o de amigo, actuando de una manera completamente diferente. Nadie entendería que cambiase sus formas de comportamiento, o que actuara de idéntica manera en el desempeño de unos y otros papeles. Si esto ocurriera se produciría una gran desorientación y nadie sabría a qué atenerse en sus relaciones con los demás.
Los roles sociales que desempeñamos, nos orientan en nuestros comportamientos y nos informan de cómo hacerlo. Por eso decimos que cada persona en la sociedad desempeña un conjunto variado de roles en el desenvolvimiento de sus actividades y tareas en la esfera de la economía, de la política, de la familia, del vecindario, etc.
Los roles están caracterizados básicamente por cinco rasgos: en primer lugar son modos de comportamiento estandarizados y socialmente establecidos que son transmitidos de generación en generación. En segundo lugar, los roles «enmarcan una serie de normas», conexiones a un orden normativo que suele expresarse en términos del lenguaje común. Así hablamos de «ser una buena madre», o un «buen hijo», o un «buen profesor». En tercer lugar, todo rol forma parte de un «círculo o estructura social» que supone un conjunto de relaciones de interacción concretas; por ejemplo, en el sistema educativo se ubican el rol de profesor, el de alumno, el de director del centro, el de inspector educativo, etc.; y todos los que desempeñan cada uno de estos roles saben a qué atenerse, qué deben hacer y cómo hacerla. Al punto que si las confunden entran en una esquizofrenia de personalidad. En cuarto lugar, los roles sociales definen campos de acción legítima dentro de las competencias propias del rol; por ejemplo, en toda sociedad se define quién puede hacer un uso legítimo de la violencia y quienes no, por eso la policía puede reprender o detener, pero no cualquiera, de la misma manera que el médico puede realizar ciertas preguntas o exámenes que se considerarían «fuera de lugar» en el caso de personas que desempeñan otros roles sociales. En quinto lugar, los roles forman parte del sistema de autoridad más amplio, e implican el cumplimiento de determinados deberes y obligaciones para uno mismo y para los demás; por ejemplo, el rol de alumno implica los deberes de acudir a clase, de estudiar, de atenerse a las indicaciones del profesor, etc.
Los roles hacen referencia, pues, a los modos de conducta socialmente establecidos. Lo cual significa que estos modos de conducta se encuentran institucionalizados y forman parte de la estructura de la sociedad. De modo que, toda sociedad tiene establecido, en este sentido, un conjunto de roles-tipo que adquieren un mayor o menor grado de prevalencia (notoriedad) según los contextos sociales y la misma evolución histórica.
El desempeño de los diferentes roles implica posiciones sociales diferentes. Lo que supone que cada rol lleva aparejado un status específico. Algunos sociólogos consideran que en realidad los conceptos de status y de rol son dos caras de la misma moneda. Con el concepto de “rol” se hace referencia a las obligaciones en el desempeño de un papel social y con el de “status” a los derechos y al honor o prestigio social que se atribuyen a los que desempeñan dicho papel. Por -ello se ha llegado a decir que «toda posición social es un status-rol» que «tiene dos aspectos: uno consiste en las obligaciones y otro en los derechos. Se dice que una persona «ocupa» una posición social si tiene una serie de obligaciones y goza de determinados derechos dentro del sistema social. A estos dos aspectos de la posición social se les define refiriéndonos a sus obligaciones (rol), y refiriéndonos a sus derechos (status)».
Los grupos de status pueden llegar a ser tan numerosos como los roles sociales específicos que existan en una sociedad concreta, de forma que una persona puede pertenecer a diversos grupos de status, por ejemplo, como empresario, o más específicamente como banquero, que a su vez es catedrático o economista, es directivo de una asociación o club, desempeña un rol como padre, como promotor de actividades culturales, o como represéntate público, etc.
En las sociedades más elementales, el status generalmente es un status adscrito que depende de las circunstancias personales de los individuos. En las sociedades complejas, los actores sociales desempeñan un número apreciable de roles, cuya consideración social y status pueden ser diferentes, predominando aquel que tenga mayor impacto social, o bien de una influencia conjunta de todos ellos. Estas sociedades, lo que “se es” depende básicamente de lo que “se hace” y no del papel que se desempeña.
Sin embargo, el hecho de que todo individuo tenga que desempeñar simultáneamente varios roles conlleva, en sí mismo, un cierto germen potencial de conflictividad y de tensión entre los requisitos y características de los diferentes roles. En las sociedades de nuestros días existe una gran cantidad de tareas sociales- y actividades de todo tipo que dan lugar a que, las personas concretas, desempeñen simultáneamente una gran cantidad de roles, lo que conlleva, obviamente, a algún grado de tensión, desajuste o conflicto. Cuanto más activa socialmente sea una persona, más posibilidades tendrá de encontrarse ante conflictos de roles.
Pero no se trata solamente de que los individuos tengan que desempeñar en su vida social concreta roles múltiples en diferentes situaciones (como trabajador asalariado, como representante sindical, como padre, como amigo, como miembro de un partido, como católico, etc.), sino que también hay que tener en cuenta que cada situación social específica «implica -como subrayó Merton- no sólo un papel asociado, sino un conjunto de papeles asociados». Es decir, las personas se encuentran en realidad ante el desempeño de un “set de roles” que implican un haz de relaciones sociales a distintos niveles. Un profesor, por ejemplo, desempeña un rol específico como docente con sus alumnos, y, a su vez, un conjunto de roles asociados a este desempeño docente, en sus relaciones con sus colegas, con las autoridades académicas, con las organizaciones profesionales, con los responsables de las editoriales donde publica sus libros, etc.
Las fuentes o causas específicas de conflictividad en el desempeño de roles sociales son muy variadas. Esos conflictos (de roles) pueden dar lugar a distintos tipos de trastornos psicológicos y ciertas formas de perturbación de la personalidad, de anomia, de conductas desviadas, etc.
Conferencia dada por D. José Antonio Puig Camps en "Asociación TYRIUS" Valencia 17-11-2010