A los seres
humanos del presente nos preocupa, en general, el estado del mundo. No en vano
estamos conectados a toda clase de aparatos audiovisuales que nos informan
constantemente sobre ello, enviándonos además perversos mensajes
contradictorios. Junto a imágenes de destrucción y violencia que rozan, por su
horror, lo indescriptible, recibimos, por otro lado, imágenes de satisfacción y
placer absolutos, que inducen a creer que, para esos seres ¿afortunados? el
paraíso está en la tierra. Dos situaciones diferentes “miedo” y “placer”, pero estímulos
simultáneos de efecto contrario que generan en nosotros lo que los psicólogos
eufemizan como una "disfunción grave" que alcanza un grado de
patología tan agudo como es la esquizofrenia.
René Thom,
matemático francés, planteaba a finales de 1950 su “teoría de las catástrofes”
una cosa bastante compleja pero interesante al aplicarse al comportamiento
competitivo del ser humano y otras aplicaciones sociológicas. Esta teoría de
las catástrofes, la fundamentó argumentalmente Christopher Zeeman en una
experiencia conocida como el “perro de Zeeman”. Cuyo experimento (basado en una
observación del etólogo Konrad LORENZ) mostraba como observando la expresión
facial de un perro, se reflejan o el enfado (enseñar los dientes) o el miedo
(agachar las orejas). Si está enfadado, el perro atacará; si tiene miedo,
huirá. Ambos impulsos son contrarios y se anulan entre sí. Un perro no puede
huir y atacar a la vez. ¿Qué conducta será previsible cuando el perro esté
sometido, simultánea y progresivamente, a los dos estímulos? El modelo de
ZEEMAN muestra que la probabilidad de un comportamiento u otro -ataque o
sumisión- es impredecible: de forma súbita, se producirá una
"catástrofe" (o ruptura), bien hacia el ataque, bien hacia la huida.
Los medios de
comunicación del mundo contemporáneo someten a los espectadores a un proceso
semejante, sólo que mucho más complejo. Los seres humanos asisten, sin apenas
resistirse, a un tratamiento simultáneo de violencia y miedo, organizado por
medios de comunicación de extensión mundial, que se introducen en la vida
íntima de los individuos y son capaces de alterar y condicionar sus mecanismos
psicológicos básicos, interviniendo en sus decisiones, actuaciones y omisiones ¿Qué
conducta será previsible en esos seres humanos sometidos a esos estímulos?.
Presenciamos en
este inicio del siglo XXI, un aluvión informativo, prensa, radio, televisión,
internet, redes sociales, charlas, conferencias, etc. que se prevé aún mayor y
mas fácil de obtener, que somete al ser humano a un proceso conocido como “cultivation”
o formación mental. Un agotamiento mental de información que le hace actuar mas
como un zombi, esa figura legendaria propia de regiones que se practica el vudú,
donde el ser humano actúa como privado de libertad, que como un ser capaz de
elegir y tomar sus propias decisiones.
No somos capaces
de digerir tanta información, Graham Wallas (Formación mental y crisis mundial),
expone su teoría de la incubación creativa, según la cual es esencial el
descanso y la pausa para que nuestra mente obtenga sus mejores resultados. La
incubación, fase posterior a la de información, es vital para obtener
resultados creativos.
Autor: José
Antonio Puig Camps (mayo 2012)