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"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





martes, 24 de septiembre de 2024

POLARIZACIÓN AFECTIVA

 

Después del “Fin de la historia y el último hombre” (Francis Fukuyama de 1992), que muchos expertos predecían posterior a la caída del Muro de Berlín en 1989, el fin del comunismo y la victoria del liberalismo democrático, se pensó que el mundo sería una gran democracia feliz y prospera. Sin embargo, fue una vaga ilusión que el tiempo ha demostrado. Por desgracia, el mundo está viviendo una fuerte crisis de democracia, solo tenemos que observar la cantidad de países cayendo en fuertes autoritarismos de sus gobiernos que pone de manifiesto que esa forma de gobierno está en retroceso. En las últimas décadas está apareciendo una señal de alarma que marca un peligro que enfrentan varias democracias del s. XXI: la polarización política. Iván Schuliaquer y Gabriel Vommaro en: “Introducción: La polarización política, …” nos muestran que es un fenómeno cada vez más marcado en algunos países del mundo. El término polarización fue elegido palabra del año por la Fundéu en 2023 por su gran presencia en los medios de comunicación. La utilización de lenguaje polarizante usa expresiones y términos que tienden a dividir a la sociedad.

Entre los efectos perjudiciales de la polarización política, tenemos el concepto de “polarización afectiva” una forma de polarización política en la que predominan actitudes de favoritismo por el propio grupo y desprecio hacia el grupo rival. Un nuevo escenario que aparece ante la fuerte tensión entre grupos políticos rivales en varias democracias modernas. La tensión, como estado de oposición u hostilidad latente entre personas o grupos humanos, es utilizada en interés propio por algunos políticos. Una situación que describió Zapatero en la entrevista con Iñaki Gabilondo que, finalizada, se le oyó decir: “Yo creo que lo que nos conviene es que haya tensión”, y el presentador dijo “si, si”. La creciente polarización en España sería pues un fenómeno no tan nuevo, sino que se inició durante los gobiernos de José Luis Rodríguez, que durante su mandato puso en marcha una actuación radical para subvertir el orden surgido de la transición basado en un cambio de régimen. Algunos analistas describieron ese periodo como “los años de la crispación”.

Una crispación que, en los últimos seis años, ha marcado la política española con un creciente frentismo de trinchera que se hace más profundo con cada discurso y decisión gubernamental. Pedro Sánchez ha sabido recoger el testigo de su predecesor socialista haciendo de la polarización no solo una herramienta, sino un arte. Una habilidad, para convertir a gran parte de la ciudadanía en hinchas con comportamientos violentos y agresivos. En militantes de su causa, en los “buenos” frente a los “malos del fango”. Una segmentación que produce hondos efectos en la sociedad, al organizar el modo que esta se relaciona con el debate político. Y la verdad es que le está funcionado. Es la razón de que un 30% de la población le siga votando. El Psoe sabe seducir a determinados colectivos, eso sí, con dinero y sufrimiento de todos los españoles: más empleados públicos que nunca, más asesores y cargos del gobierno, absolución de los Ere, amnistía, condonación de deuda, financiación singular, etc. Y, un puzle de polémicos pactos ayudados por la mayoría de las Instituciones del Estado.  

Según Esade, la polarización afectiva tiene efectos adversos para el buen funcionamiento de nuestras democracias. Desarticula la colaboración ciudadana, crea desconfianza hacia las instituciones, deslegitima a los gobiernos, crece la suspicacia y el rechazo entre adversarios políticos, e induce al bloqueo de las instituciones y al mal gobierno. Es visible que, en España, hoy estamos más polarizados en términos afectivos que hace dos décadas. Lo cual, está claramente condicionado por las estrategias de los partidos. No es un atributo inmutable de la sociedad, sino que es algo moldeable, especialmente desde los discursos de las élites partidistas. Unos discursos tan hábiles con la mentira que han pasado a otra dimensión, el engaño, para dar a la mentira apariencia de verdad. Y eso no va a cambiar. Para un tercio de la población está bien visto todo lo que hace este gobierno, incluso la incoherencia de Sánchez que apela a los principios para denunciar la masacre de Gaza y reconocer el Estado palestino y que, en cambio, invoque la política diplomática para no romper con Maduro, cambiar la posición en el Sahara o callar la represión en China. Una falta de brújula gubernamental que debiera ser preocupante para todos los españoles.

 

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 24-09-2024.

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