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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





martes, 10 de septiembre de 2024

LA SOBERBIA DE UN PRESIDENTE

 

La persona con soberbia se caracteriza por tener una posición de superioridad o de privilegios frente a los demás. El soberbio tilda de arrogante, altivo, vanidoso o prepotente, es algo así como un deseo excesivo por ser preferido a otros, el amor desmedido por uno mismo, por creerse por encima de los demás. La soberbia es considerada por la doctrina cristiana como el primer pecado capital, por ser un menosprecio a Dios y a los demás. Siendo la soberbia una tacha moral en cualquier ser humano, en las personas con poder es además un peligro. Por desgracia si recorremos el panorama político de nuestro gobierno, desde el presidente que se considera adornado por cuantas virtudes desconoce, pasando por sus vicepresidentas cuyos alardes de soberbia es adecuada a la pequeñez de sus conocimientos, y transitando por las y los ministros cuya carencia de humildad es acorde al desempeño de sus funciones del cargo que representan, nos hace decir con Romanones: ¡joder, que tropa! (con perdón).

Cuando el nivel de soberbia del presidente del Gobierno y su tropa, supera los límites soportables por la sociedad, evidencia claramente que son un problema que debe eliminarse. Lo malo es que la gente, incapaz de ser conscientes de ello, se aferra a sus líderes, pese a que son claramente ineptos, corruptos, mentirosos o delincuentes, por la misma razón: el amor propio. El reconocer que uno se ha equivocado hiere el orgullo e incapacita para cambiar de opinión, es el comportamiento humano que depende de las conexiones emocionales y no de las racionales. La soberbia impide aceptar los errores con la misma firmeza que protegen a sus cómplices. Lo hemos observado con la actitud de Pedro Sánchez, que a lo largo de su mandato ha sido incapaz de destituir a ningún miembro de su gobierno cada vez que, con razón, lo ha solicitado la oposición. No importa que tan incompetentes, corruptos o farsantes puedan ser, que él los mantendrá en el cargo. Un cargo que obliga, como en el cuento de Hans Andersen, a ver vestido al rey desnudo, hasta que alguien diga “¡Pero si está desnudo! ¨.

La soberbia del presidente Sánchez le impide ver la realidad de los acontecimientos, que están muy alejados de su percepción de que España va como un cohete. Pero la realidad es tozuda. Un reciente informe de la oficina de Estadística de la Unión Europea, Eurostat, coloca a España a la cola de Europa en productividad, con una caída brutal desde los niveles alcanzados antes de la pandemia, registrándose una caída el doble que la media de la Eurozona. Casi 5 puntos de caída frente a los 2,7 puntos perdidos por la eurozona. En cuanto a la renta media (asignando un 100 a la media de la UE) España ha caído de 92,5 a 89,2, una caída de 3 puntos (situación que le permitiría optar por los Fondos de cohesión). En el mercado laboral, los estudios elaborados por los expertos del sindicato USO “Análisis del Mercado Laboral: Paro, Contratación y Empleo”, en base a los datos oficiales SEPE, SS e INE, muestran que el total de desempleados se cifran en 3,6 millones de personas, lo que supone 1,1 millón más de lo que dice el Gobierno. Y, con un IPC en España que sigue un 20% por encima del objetivo del BCE. Su soberbia le impedirá optar a los fondos, como también pedir ayuda al Frontex ante el problema agobiante de la migración en Canarias. Pedir ayuda sería tanto como reconocer que su política económica, su gestión, empobrece a la economía española.

La economía es una ciencia que difícilmente llega al gran público, y los datos que se nos ofrecen dejan siempre un alto margen para la manipulación, con lo cual la ciencia ficción prevalece sobre la ciencia verificable. En este contexto se evidencia que las mentiras, o al menos las verdades aproximadas, tienen vía libre. Es la razón, por la que Pedro Sánchez quiera monopolizar todos los organismos que puedan poner en evidencia sus mentiras. Lo vemos con el CIS, de Tezanos, incapaz de acertar en sus previsiones, siempre en favor del gobierno, o el INE que desde que lo ocupa Elena Manzanera nunca dará ninguna revisión a la baja del PIB. Y ahora el Banco de España. La soberbia del presidente no tiene límites, para él todos somos despreciables medios, políticos, jueces, instituciones representativas e incluso su Comité Federal, donde les oculto el pacto sobre el Concierto catalán a pesar de reiteradas peticiones al respecto. Su arrogancia y altivez hace que le sobre hasta el poder legislativo: “Vamos a gobernar con el concurso o no del poder legislativo”. Como buen autócrata le sobran los poderes Legislativo y Judicial. Es la soberbia de un presidente que nos ha caído sin merecerlo, ¿oh sí?

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