La palabra “libertario”,
usada como adjetivo, se caracteriza por su polisemia, es decir, por utilizarla
con distintos significados, y aunque actualmente tiende a ser ideológica, el significado apropiado se
puede explicar principalmente a través del contexto en que dicha palabra es
utilizada.
En este artículo la utilizaré como defensa de una
libertad absoluta con supresión de todo gobierno y ley. Este uso lleva a
utilizar el “matrimonio” como mero vínculo conyugal, y con ello, a reducir “la
familia” a mera amistad con intimidad física sin ningún tipo de compromiso por
ambas partes.
Todo ello nos lleva a considerar las uniones fugaces, o sin
horizonte explícito, como uniones que resaltan la soledad en la que vive el
sujeto contemporáneo que transita entre relaciones cuya estabilidad es cada vez
menor. Ese transito continuo hace que, como en los animales, los hombres
compitan entre sí para tener mas y mejor acceso sexual con las hembras, por lo
que el hombre debe adaptar su anatomía para hacerla mas atractiva y exitosa en
esa competición. Es aquí donde se presenta un atavismo en la especie humana, es
decir imitar costumbres de vida arcaicas, y en nuestro caso, de vida animal.
Esa competición para tener más y mejor acceso sexual lleva a
hombres y mujeres a un dimorfismo sexual, es decir, a variar su fisonomía
externa con el fin de hacerla, según ellos, más atractiva al sexo que desean
conquistar. Lo curioso es que los zoólogos y los etólogos llaman dimorfismo
sexual a los cambios que algunas especies animales realizan en su cuerpo, para
tener un acceso sexual a las hembras, y esta característica era menos conocida
en la especie humana.
La actual situación, entre jóvenes y no tan jóvenes, de
diferenciarse continuamente, acudiendo a todo tipo de modificaciones anatómicas,
con la finalidad de ser más atractivo y promiscuo, me lleva a considerar que
actualmente se están modificando los protocolos conductuales del cortejo y
emparejamiento de nuestra especie. Ya no importa lo que estoy dispuesto a dar,
ya no importan los sentimientos y mucho menos el amor, ahora lo que
importa es un acceso sexual rápido y sin
compromiso, algo mas animal que humano.
Si Charles Darwin, con su teoría evolucionista del “origen
de las especies”, encontró que no existía brecha entre la especia animal y la
humana, y que esta última era la evolución de la anterior, ahora tendría un gran disgusto al darse cuenta de
que su teoría evolucionista era realmente involucionista, puesto que el ser
humano cada vez quiere retroceder mas a la especie animal.
José Antonio Puig Camps- Grupo de Estudios de Actualidad
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