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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





miércoles, 22 de febrero de 2023

ADICCIÓN A LAS REDES SOCIALES

 

Las redes sociales son ahora parte de nuestras vidas, su popularidad ha ido en ascenso revolucionando la forma en que nos comunicamos y compartimos información, tanto a nivel individual como colectiva. Por ello a muchos padres les preocupa como la exposición a la tecnología puede afectar a sus hijos desde el punto de vista de su desarrollo. Nuestros hijos están adquiriendo nuevas habilidades sociales y cognitivas a un ritmo impresionante. Los adolescentes (y no tanto) son expertos en mantenerse ocupados a cualquier hora con sus móviles, enviando mensajes, consultando sitios web, desplazándose por Apps, o cualquier otra cosa. Son adictos a los contenidos que las plataformas de las redes sociales les ofrecen. Son hábiles en la comunicación a través de sus móviles y unos inútiles en hablar con su entorno social y familiar de persona a persona. Son una nueva clase social que está perdiendo a pasos agigantados las habilidades sociales. Son los llamados “nativos digitales” nacidos y crecidos en la era digital. TikTok, Instagram, Twitter, Facebook, WhatApp y similares son redes sociales utilizadas por millones de personas de todo el mundo todos los días de la semana. 

La mayor incidencia en el uso de las redes sociales se observa en las personas cuyas edades están comprendidas entre los 16 y 24 años. Un periodo que es crucial para el desarrollo emocional y psicosocial. Muchos jóvenes nunca han conocido un mundo sin acceso instantáneo a Internet y sus plataformas digitales. Si bien esto presenta grandes oportunidades para la innovación, el aprendizaje y la creatividad, también está generando inquietudes sobre las implicaciones en la salud de nuestros jóvenes. La adicción a las redes sociales está afectando al 5% de los jóvenes, y son más adictivas que los cigarrillos y el alcohol. Una encuesta, realizada en 2017 por la Royal Society for Public Health (RSPH), preguntó a jóvenes entre 14 y 24 años en Gran Bretaña, de qué manera las plataformas de las redes sociales tenían un impacto en su salud y bienestar. Los resultados de la encuesta encontraron que aumentaban los sentimientos de depresión, ansiedad, mala imagen corporal y soledad.

La psicóloga clínica Catherine Steiner-Adair, autora del libro “La Gran Desconexión: Proteger la Infancia y las Relaciones Familiares en la Era Digital”, indica que “la comunicación en línea no es que provoque una discapacidad del aprendizaje no verbal, pero sí coloca a todos en un contexto de discapacidad no verbal, donde el lenguaje corporal, la expresión facial e incluso los tipos más pequeños de reacciones verbales se vuelven invisibles”. Hablar de forma indirecta está creando una barrera a una comunicación clara y honesta, impidiendo relacionarnos con nuestros iguales. La psicóloga indica que, “parte de la autoestima saludable es saber cómo decir lo que pensamos y sentimos, incluso cuando no estamos de acuerdo con otras personas, o si se siente como algo emocionalmente arriesgado”. Aprender cómo formar relaciones exitosas con los compañeros es una habilidad esencial para los niños, y una que usarán (y refinarán) durante toda su vida. No es de extrañar, que, al no practicar la relación directa con otras personas desde niños, al ser adultos mostremos ansiedad acerca del principal medio de comunicación de nuestra especie: hablar.

Otro gran cambio que ha llegado con las redes sociales y sus plataformas es que nunca estamos realmente solos. Los niños están literalmente pegados a sus móviles, considerando que es normal al verlo en sus padres y familia. El resultado es que los niños se sienten hiperconectados entre si y nunca obtienen descanso en ellas. Eso produce ansiedad al carecer de tiempo para relajarse, leer, hablar con su familia o con un amigo. Es más, se sienten desairados si no han recibido el mensaje del grupo, el amigo o la red a la que están conectados. Es un estado de alerta continuo, una ansiedad por ver si se ha dicho o hecho algo nuevo o novedoso. Ante estas situaciones de uso desproporcionado de los medios tecnológicos, los padres deben intervenir, primero limitando su uso y a continuación dando ejemplo de que ellos también lo hacen.  Limitar la cantidad de tiempo que usted pasa conectado a los terminales digitales no solo proporciona un contrapunto saludable para el mundo obsesionado con la tecnología, sino que también fortalece el vínculo entre padres e hijos y hace que los niños se sientan más seguros. Hablar con tus hijos es la mejor terapia a la adicción a las redes. Los avances tecnológicos y científicos solo son meros instrumentos, y como tales pueden ser utilizados de una u otra manera dependiendo de quién y cómo los utilice. ¿Una sierra mecánica es algo malo? No. Es una herramienta muy bien ideada. Pero en manos de un loco puede hacer mucho daño.

 

José Antonio Puig Camps -Doctor Ingeniero Agrónomo y Sociólogo

Publicado 22-02-2023

domingo, 12 de febrero de 2023

LA IGNORANCIA

 

Una de las tendencias recientes más chocantes en las ciencias sociales es “el descubrimiento de la ignorancia”. Si durante mucho tiempo nos han estado comiendo el coco diciendo que vivimos en la “sociedad del conocimiento”, hoy también podríamos decir que lo hacemos en una “sociedad de la ignorancia”, la cara oscura de la anterior. Es cierto que gracias a la tecnología vivimos en una Sociedad de la Información, pero es discutible que ello nos lleve a una Sociedad del Conocimiento sino todo lo contrario. Las mismas tecnologías que hoy articulan nuestro mundo y permiten acumular saber, nos están convirtiendo en individuos cada vez más ignorantes que nos lleva a una Sociedad de la Ignorancia, fundamentalmente por la acumulación exponencial de la información y la falta de conocimientos para acceder a ella. La idea que este artículo recoge es que tanto las teorías sociales como las percepciones sociales muestran que en las sociedades actuales desarrolladas se han transformado los campos de ignorancia (que han crecido al mismo tiempo que los campos del conocimiento), lo que tiene consecuencias tanto en la estructura de la sociedad y en los sentimientos de confianza en el interior de esta, como en sus riesgos.

La ignorancia humana se define como la falta de conocimiento acerca de una materia o un asunto. Pero que puede superarse reconociendo que somos ignorantes. Sin embargo, la ignorancia deliberada, un concepto estrictamente jurisprudencial, define una situación tal de quien pudiendo y debiendo conocer la naturaleza del acto, se mantiene en una situación de no querer saber. Así pues, el desconocimiento evitable, derivado de la indiferencia, no es un error, y no puede provocar una descarga de la responsabilidad. No puede errar aquél que no tiene interés en conocer. El asumir nuestra ignorancia es siempre un acto de humildad que lleva a la sabiduría, de lo contrario tenemos a los ignorantes ensoberbecidos, dispuestos siempre a suplir su falta de conocimiento con ese orgullo ciego y sordo que desprecia las razones del otro y se amuralla en su propia vacuidad.

Los gobernantes o los responsables de tomar decisiones deben ser conscientes que lo hacen bajo condiciones de incertidumbre y sufren, entonces, una ignorancia inevitable. Una indecisión que pueden atenuar si se esfuerzan en informarse debidamente sobre el problema a los cuales se enfrentan, de no hacerlo es ignorancia deliberada que debe ser considerada como un acto doloso. Actos asumidos por el Ejecutivo gobernante al aprobar leyes indeseadas que sin consultas previas y con una rapidez inusitada están llevando a la sociedad a situaciones de difícil reparación. Su arrogancia es tal que son capaces de llegar a pifias del gasto público tales como la de los trenes de Cantabria-Asturias comprando 31 trenes (unos 200 M€) que luego no caben por los túneles. Aristóteles decía que “el ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. Al evaluar hoy el nivel de ignorancia de nuestros dirigentes políticos está resultando descorazonador. Y como decía Josep Plá “y todo esto… ¿quién lo paga?”.

Pero claro, la ignorancia en política se ha convertido en una especie de virtud en base a una proclama: política sin complejos. Confundimos la honestidad, que, si es una virtud, en la vida pública o privada, con una supuesta espontaneidad disfrazada de sinceridad. Una cosa es que la esencia de la democracia resida en que todo el mundo tiene derecho, y el deber, de formar parte del gobierno de la cosa pública, y otra que premiemos al ignorante porque eso le hace parecer más cercano. La capacidad de dar espectáculo importa más que ser competente o ser coherente políticamente. Un político no debe hacernos gracia, debe hacernos pensar. No debe exaltar nuestras pasiones, debe hacernos sentir confianza. 

Una falta de conocimiento puede producir un exceso de confianza y creer que saben todo lo que hay que saber. Es el conocido síndrome o efecto Dunning-Kruger, un estudio que estableció que la percepción de las personas sobre su propia habilidad a menudo no coindice con la realidad. Así, las personas con bajo desempeño esperaban obtener resultados del 60% y obtuvieron un 38,4%. Sin embargo, el personal con alto desempeño esperaba obtener una puntuación del 75,6% y obtuvieron un 84,1%. De todas las personas que realizan una tarea concreta, las menos capacitadas creen que están muy preparadas para llevarla a cabo. Por el contrario, los mejores suelen confiar menos en sus habilidades.

José Antonio Puig Camps -Doctor Ingeniero A. y Sociólogo

Publicado 12-02-2023

domingo, 22 de enero de 2023

EL CUARTO SECTOR

 

Una pregunta que muchas veces nos hacemos al ver el discurrir en nuestra sociedad es: ¿Cómo podemos aprovechar el ingenio, la creatividad, la capacidad de gestión y el acceso a los recursos para mejorar la calidad de vida de la sociedad? Una pregunta que puede tener diferentes respuestas según al sector económico, así, unos dirían el primer sector (sector privado), otros señalarían al segundo sector (sector público) y algunos al tercer sector (sociedad civil). Analizando esas respuestas veríamos que tal vez, los que se dirigían al sector privado lo hacían pensando que al tratarse de la empresa cuyo objetivo principal es obtener el máximo beneficio y rentabilidad tendría más capacidad de aprovechar aquellas capacidades; sin embargo, más seguridad, es lo que pensarían los que eligieron al sector público (Estado) ya que tiene los recursos para satisfacer a los colectivos tanto en lo económico, administrativo, lo político y cultural; por otra parte, los más serviciales, elegirían al sector sin ánimo de lucro ya que se refiere a la economía social y solidaria.

Lo que se observa en la actualidad es que la solución más utilizada está formada por la alianza entre esos tres sectores y se conoce como el cuarto sector social. El peso de este sector se visualiza a través de asociaciones, fundaciones, ONG o cooperativas, entre otras, que va en aumento. Es cierto, que los gobiernos tienen la obligación de proveer los servicios y beneficios sociales básicos, aprovechando los recursos de que disponen y que rebasa con creces a cualquier otra empresa. Sin embargo, sus intereses políticos, la ineficiencia burocrática y las tentaciones de corrupción hacen que esos recursos económicos, sociales y estatales queden ensombrecidos en un mar de incompetencia. El sector privado piensa más en el bolsillo que en lo social y la sociedad civil, lo cierto es que suelen crear conflictos de intereses y tensiones organizativas que rara vez alcanzan los objetivos deseados.

El sector cuaternario lo constituyen las organizaciones sociales que están adquiriendo un enorme protagonismo, al ser organizaciones categorizadas por un propósito: el de servir a la sociedad. Este sector viene a ser una subdivisión del sector terciario, donde se convierte en activo el conocimiento o las actividades intelectuales. Mientras que el terciario sus actividades son mecanizadas y repetitivas, en el sector cuaternario son intelectuales y se desarrollan en la educación, consultoría, generación de información, etc. Es la llamada, entre otras, economía del conocimiento, un conjunto de actividades que desde perspectivas multidisciplinares requieren un intensivo aporte de conocimiento humano para generar valor y ofrecer a la sociedad nuevos productos y servicios. El rasgo distintivo de las sociedades modernas basadas en el conocimiento es el alcance y ritmo de crecimiento que tienen, gran parte de los cuales son nuevos y requieren una aportación adecuada y profesional a las personas para que sean capaces de evaluar las distintas fuentes de información.

Las organizaciones sociales están formadas por un conjunto de personas agrupadas para perseguir su propósito de servir a la sociedad y que no atiende a la obtención de beneficio como la empresa del primer sector. Sin embargo, si quieren mantenerse en el tiempo y conseguir sus objetivos tiene que ser formales, es decir, sus relaciones están oficializadas y dictaminadas por un documento que las recoge y las hace de público conocimiento, y organizadas, por lo que necesitan de: un órgano político, un órgano directivo, una economía sostenible y unos recursos humanos. El órgano político define sus fines y vela por su cumplimiento, un órgano directivo que las represente temporalmente, una economía sostenible, para que la organización fundamente su permanencia y pueda seguir existiendo en el tiempo para llevar a término sus fines y por último unos recursos humanos que en el caso de este sector es voluntario, es decir que tienen una naturaleza no obligatoria y frecuentemente con algún grado o en su totalidad de participación de recursos voluntarios en su gestión y actividades.

Existen muchas características que delimitan un espacio de actuación del Cuarto Sector, que las distingue de empresas lucrativas, esto implica que, aunque sean generadoras de beneficios sociales, estos no pueden ser distribuidos entre patronos, directivos o personal de las organizaciones, ya que su principal característica es que no pretenden obtener beneficios, sino generar máxima utilidad social de sus recursos. Unos recursos que pueden mantenerse gracias a las aportaciones que emanan de suscripciones y de entidades e instituciones no necesariamente del estado que apoyan a la cultura del voluntariado social.

 José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado 22-01-2023