Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





martes, 25 de octubre de 2022

ESPACIO VITAL LINGÜISTICO

Los horrores totalitarios de antaño, por desgracia, siguen imponiéndose en la “democracia progresista” donde la aniquilación se sustituye por la expulsión mediante el acoso en ideologías con las que convivimos día a día. Solo tenemos que echar un vistazo a la prensa diaria para hacernos eco de estas realidades, es que acaso el proyecto político denominado Països Catalans no es una versión moderna del Lebensraum. No es que Hitler fuera el inventor de un novedoso concepto basado en la necesidad de apropiarse de un espacio vital que garantizara a su pueblo territorio suficiente para su mayor desarrollo. De ese espacio vital o ‘Lebensraum’, que es así cómo se dice en alemán, ya se hablaba en el siglo XIX, aunque en otro contexto. En 1897 el etnógrafo y geógrafo Friedrich Ratzel, en su libro “Geografía política” acuñó el término Lebensraum ("espacio vital") al describir la geografía física como un factor que influye en las actividades humanas en el desarrollo de una sociedad.

Aunque el término Países Catalanes es ambiguo, ​pues bien puede hacer referencia, en el ámbito lingüístico y cultura, los independentistas catalanes han visto su crecimiento más seguro en la lengua que en la cultura. Este expansionismo o espacio vital para conseguir su supremacía territorial, cultural y lingüística, lo difunden modificando la historia, la enseñanza e introduciéndose en instituciones de relieve para que sus criterios prevalezcan sobre toda realidad. Así, por ejemplo, el valenciano, como lengua literaria culta, es mucho más antiguo que el catalán y sin embargo, en el Diccionario de la Lengua Española de la RAE, consta que en la Comunidad Valenciana se habla una variedad del catalán.

Convencidos de su supremacía (leer artículos y conferencias del anterior President Quim Torra) estima que su lengua les hace diferentes a las de los demás, y su uso implica un estatus diferente al del castellano-hablante. Introducen su espacio vital lingüístico  sumergiendo en su lengua, sin miramiento alguno, a comercios y empresas residentes en Cataluña donde si no rotulan en catalán tienen una multa asegurada. También lo saben los padres de tantos niños y jóvenes donde se les obliga a recibir su enseñanza en catalán, considerada lengua vehicular, dejando el castellano como lengua curricular, sin impórtales la sentencia del TSJC que les obliga a impartir un 25% de castellano, ya que el Parlament ha aprobado una nueva legislación para sortear la sentencia.

Las lenguas, fruto de un consenso social, son y deben ser siempre instrumentos funcionales, para facilitar la vida en sociedad. No se puede por ello utilizar la lengua para impedir ese consenso y menos por el capricho de unos grupos independentistas. El utilizar las unidades lingüísticas con nuevos significados haría que la vida en sociedad se transformara en una torre de Babel instaurándose la ley de la selva lingüística y del más fuerte. En la enseñanza-aprendizaje de las lenguas, los lingüistas, los pedagogos y los “didactólogos” utilizan el sintagma “lengua vehicular” para referirse a la lengua que es utilizada como instrumento para enseñar y aprender las distintas materias curriculares o saberes (geografía, matemáticas, historia, etc.).

Por otro lado, aplicar el adjetivo “curricular” a la lengua castellana, como en el sintagma “lengua curricular”, es afirmar que el castellano es sólo  objeto de estudio, una materia más y no un instrumento para adquirir conocimientos. La dicotomía “lengua vehicular vs lengua curricular” ha sido el último parto de la ingeniería lingüística de la casta política catalana, para ningunear una vez más a los tribunales y perpetrar un nuevo desacato a las sentencias judiciales. El filólogo, Santiago Trancón Pérez, nos advierte de ello: “El arma más eficaz de la política es el lenguaje e imprescindible para ganar la batalla política”. No podemos dejarnos robar el lenguaje y aquellos que facilitan este latrocinio con manipulaciones maquiavélicas no deberían gobernar.

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Presidente Grupo de Estudios de Actualidad Valencia (AGEA)

Publicado 25-10-2022

domingo, 16 de octubre de 2022

EL ESTADO SOY YO

 

El término democracia alude etimológicamente a la idea de poder del pueblo. La difusión de la democracia a lo largo y ancho del mundo ha sido uno de los cambios más drásticos. En un país tras otro, los ciudadanos han arriesgado sus vidas para exigir elecciones libres, rendición de cuentas democrática, estado de derecho y respeto por los derechos humanos.

La democracia moderna, es decir, liberal y representativa, es aquella que no solo se caracteriza por una especie de pacto de no agresión el cual permite la alternancia pacífica en el poder por medio de elecciones periódicas, también se encuentra fundada en un conjunto de instituciones en el que las minorías se encuentran protegidas del poder circunstancial de las mayorías, como además en la existencia de un Estado con poderes claramente separados y la protección de libertades básicas como la de expresión, asociación, religión y respeto a la existencia de propiedad. Cuando se tiene un Estado sustentado por la radicalidad de la izquierda, nacionalistas y separatistas, cuando se tiene una nación sin división clara y efectiva de poderes o las libertades básicas de toda democracia quedan desprotegidas y un gobierno incitando al odio y a la división, entonces la democracia del país es imperfecta y está a un paso de ser un régimen dictatorial.

Por desgracia, vivimos en España una situación clara de democracia imperfecta. Las instituciones, garantes de una democracia legitimada por el pueblo, carecen de un consentimiento claro y evidente del ejercicio del mandato del gobierno que nos rige. Un gobierno que, utilizando descaradamente los decretos leyes y las puertas giratorias, está ocupando todas las instituciones para provecho propio degradando la democracia representativa que tiene como principio fundamental la separación/división de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial, y así se desprende del contenido de nuestra Constitución que en el art. 1 proclama: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho”. La ocupación de estas instituciones avanza inmisericorde a ritmo sostenido: CIS, CNI, Abogacía del Estado, Fiscalía, INE, Comisión de Competencia, CNMV, Consejo de Transparencia…y ahora los claros intentos del TC y CGPJ.

Así las cosas, se puede pues vislumbrar como discurrirán en el futuro próximo las actuaciones de este ejecutivo de coalición con un gabinete de vacuas carteras e indescifrable contenido. Con un presidente que alienta la concesión de atribuciones y regalías a sus apoyos que desbordan el marco constitucional y que para perpetuar su futuro no le importa degradar el concepto de democracia. Un primer ministro que aprovecha cualquier ocasión para ningunear al Jefe del Estado (véase el desplante en el desfile de la Fiesta Nacional) dando una vez más muestra de su “síndrome de Hubris”, su ego desmedido que recuerda al tópico político “Estado soy yo”. 
 
José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Presidente Grupo de Estudios de Actualidad Valencia (AGEA)

Publicado 16-10-2022

 

domingo, 25 de septiembre de 2022

EL ODIO CONTAMINA LA POLÍTICA

 

Hay muchas definiciones y concepciones del odio, por lo que no hay una conceptualización exacta y ecuánime sobre él. A pesar de las discrepancias conceptuales, hay un componente que ha sido aceptado en todas ellas: el deseo de dañar. Este deseo puede ser un medio para un fin o un fin en sí mismo. Aunque el odio recibe influencia de otras emociones, como la ira, la aversión y el desprecio, no debe equiparse con estas. Está más cercano a la repugnancia y el desprecio que a la ira y la aversión. Diferentes líderes políticos buscan aglutinar y construir liderazgos alrededor de esos discursos de odio. Cuando la política y el discurso de odio se fusionan, los resultados son dramáticos. La política en el siglo XXI no debe contaminarse de odio.

Sin embargo, el odio político aflora de manera despiadada entre nuestros políticos y lo contamina todo. Un odio que siempre es enemigo natural de la concordia, refugio de gentes agresivas y poco inteligentes. Porque el odio y sus secuelas carecen de grandeza alguna. Hemos pasado en pocos años desde la frivolidad posmoderna a la intransigencia populista, forma contemporánea de la demagogia, que enturbia la convivencia cívica. Los líderes populistas, en su autoconsideración como representantes políticos de amplios sectores de la población, muestran su enfrentamiento a todo sistema que ellos no representen y donde el odio permite unificar a personas de distintas categorías sociales al otorgarles una identidad colectiva y un enemigo al que perseguir.

Los populistas usan la lógica binaria: la creación de una definición de un “nosotros” y un “ellos” como representantes de una alteridad enemiga. Un “nosotros” que en la teoría del populismo de Ernesto Laclau es llamado “pueblo”, construido a partir de una sobrecarga de demandas sociales incapaces de ser procesadas de forma diferenciada por el sistema político. Unas demandas que los enemigos del Estado, utilizando falacias y reinventando la Historia, trabajan firmemente por la destrucción de lo que tanto tiempo y esfuerzo ha costado construir. Pero hay que ser muy sectario, hay que estar muy enfermo de odio y de una ideología que solo ve al diferente como un enemigo, para que estas demandas sean abiertamente aceptadas por el gobierno de la Nación con su presidente a la cabeza.

Es patente esa aceptación por sus alianzas con los enemigos de la unidad del Estado, que consolida con su estrategia innoble fomentar el antagonismo feroz entre izquierda y derecha sin matices ni ecuanimidad alguna, empleando sin el menor escrúpulo la caricatura, la mentira, la calumnia, la reinvención de la Historia o la etiqueta infamante para crear una imagen del adversario político tan injusta como repulsiva. Diabólico y amoral, concentra enormes recursos a excitar lo peor que los seres humanos llevamos dentro, la envidia, la frustración, la desconfianza y el odio a un enemigo inventado en lugar de apelar a lo mejor de nuestra condición, la solidaridad, el esfuerzo, la búsqueda de la excelencia y el sano patriotismo.

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Presidente Grupo de Estudios de Actualidad Valencia (AGEA)

Publicado 25-09-2022