Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





sábado, 8 de abril de 2017

LA INCERTIDUMBRE



El pasado lo solemos reescribir en función a nuestros intereses, incluso la autobiografía más sincera, en apariencia, tiene siempre destellos de adaptarse a la mejor imagen del autobiografiado. Así que la historia nunca se escribe en piedra, la historia se escribe y, lo que es peor, se reescribe por intereses. La historia, pues, no tiene una única versión ni una única interpretación aunque así nos lo hagan creer. De este modo aparecen la ortodoxia, las grandes verdades, pero también las guerras, los enfrentamientos y las divisiones. Es ahí donde nos han ganado para siempre. Sin embargo, cuando somos capaces de aceptar y mirar al mundo desde puntos de vista diferentes al nuestro, aprenderemos lo más importante de las lecciones: la incertidumbre.
La incertidumbre, la duda o la sospecha, es algo innato en el ser humano. Los creyentes recordamos siempre al apóstol Santo Tomás por su famosa duda acerca de Jesús resucitado y su admirable profesión de fe cuando vio a Cristo glorioso. Tomás no dudaba en que amaba a Jesús y se sentía muy apesadumbrado por su pasión y muerte; sin embargo, dice San Juan (Jn. 20, 24), cuando sus compañeros le dicen “Hemos visto al Señor”. Él les contestó: "si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el  agujero de los clavos y no meto mi mano en la herida de su costado, no creeré".
El pensamiento cartesiano puede considerarse como una respuesta a la incertidumbre de la época en la que fue formulado: por un lado, el hundimiento de un modelo científico (el geocentrismo) y el nacimiento de una nueva forma de ver el universo (heliocentrismo) cuyas consecuencias marcarán la modernidad. Por otro, la ciencia y la religión, las dos grandes “fuentes” de la verdad, se ven acosadas por la duda. Descartes intenta construir un sistema filosófico que resuelva esa incertidumbre generalizada, encontrando en la razón humana la roca firme sobre la que construir un sistema de conocimiento que resista el ataque de la duda, una filosofía en la que el error no tenga cabida. Sin embargo el método cartesiano no despejará la duda metódica, la que considera como falso a cualquier supuesto del que se pueda dudar.
Pero la incertidumbre suele provenir de la falta o escasez de conocimientos. El hombre se ve obligado a opinar porque la limitación de su conocimiento le impide alcanzar a menudo la certeza: puede llover o no llover, puedo morir antes o después de cumplir setenta años. La libertad humana es otro claro factor de incertidumbre: hablar sobre la configuración futura de la sociedad o de nuestra propia vida, es entrar de lleno en el terreno de lo opinable. Lo cual no significa que todas las opiniones valgan lo mismo.
Vivimos inmersos en una ceguera total desde el día de nuestro nacimiento hasta el día de nuestra muerte y, en el breve intervalo que llamamos vida, somos incapaces de controlar lo que sucede a nuestro alrededor. Esa falta de control nos hace dudar y nos mantiene en una incertidumbre que solo el necio parece olvidar a través de un subjetivismo, de unos intereses personales, que deforma las cuestiones más graves: el terrorista está convencido de que su causa es justa; la mujer que aborta quiere creer que sólo interrumpe el embarazo; el suicida se quita la vida bajo el peso de problemas no exactamente reales. Pero al hombre no le resulta fácil hacer o pensar lo que no debe. Por eso, para evitar esa violencia interna, si se vive de espaldas a la verdad se acaba en la autojustificación.

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Twitter: @japuigcamps
Publicado 08-04-2017

martes, 21 de marzo de 2017

LA ENSEÑANZA DE LA RELIGIÓN



"Las Tres Marías" (La Virgen María, María la de Betania y María Magdalena) fue la expresión que se popularizó durante la época del franquismo para las tres áreas obligatorias en todas las carreras que se superaban con facilidad: Educación Física, Religión y Política. La "poca consideración" que se tuvo con las mujeres del Nuevo Testamento pretendía reflejar el valor que se les daba a dichas asignatura (cuando, en realidad, la importancia de "las Marías" es mayúscula). Desde entonces, una asignatura “María” es aquella que se aprueba sin esfuerzo, que carece de importancia.
En la actualidad, es el propio sistema educativo el que favorece la minusvaloración de estas asignaturas frente a otras que considera "troncales". El inculcar que la asignatura de Religión Católica carece de importancia lleva a radicalizar posturas en favor o en contra de dar esa asignatura y lo que representa. Al transmitir poca importancia, o nula, a ciertas áreas de aprendizaje, estamos favoreciendo una sociedad poco plural que desperdicia el talento oculto de cada persona, y que hace desaparecer un agente socializador como la religión.
El Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC), en su informe “La Clase de Religión en España: situación y ofensiva” -mayo de 2015- (que recomiendo su lectura), demostró que, en muchas comunidades autónomas españolas, se estaban reduciendo las horas lectivas de la asignatura, proliferando la aparición de  carteles pidiendo que los padres no matricularan a sus hijos en la asignatura o que directamente se suprima. Una radicalización que está llevando a la discriminación o acoso en sus centros escolares de profesores de Religión Católica, y que en algunos centros no se dé siquiera la opción de estudiar la asignatura.
Los padres deben saber que el derecho fundamental a la Libertad Religiosa está reconocido por la Constitución Española y la Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio, de Libertad Religiosa, que establece que los poderes públicos adoptarán las medidas necesarias para facilitar la formación religiosa en centros docentes públicos. Los padres deben tener claro que la asignatura de Religión es de oferta obligatoria, y de que les asiste el derecho de que se curse, en su centro escolar, como consecuencia del Acuerdo Internacional Iglesia-Estado, concretamente el Acuerdo sobre enseñanza y asuntos culturales, de 3 de enero de 1979  (ratificado el de 4 de diciembre de 1979).
Vivimos unos momentos de claro y despiadado ataque a todo aquello que tiene que ver con la Religión Católica. Vivimos en una sociedad donde el silencio ciudadano perjudica enormemente a las personas y asociaciones que están dando la cara para defender la libertad religiosa. Parece ser que todo vale, o que todo está bien, cuando se trata de mancillar la enseñanza relacionada con la religión católica. Y se está, en definitiva, amenazando el derecho fundamental de los ciudadanos a participar en la vida pública sin ser difamados o discriminados por sus convicciones morales y religiosas. 
Las clases de Religión no es una “María”, por el contrario, tienen un fundamento social por tres razones: la necesaria atención a la pluralidad social; los fines mismos de la educación y la historia; la cultura y la tradición, es decir lo que somos. La pluralidad social queda clara en regímenes democráticos donde, la clase de Religión, puede elegirse y merece un reconocimiento social, por el contrario el no reconocer y no atender la pluralidad social es típico de los estados totalitarios. Por otro lado, en los fines de la educación está el pleno desarrollo de la personalidad del individuo, cuyos objetivos, según el Informe Delors de 1996,  son aprender a conocer, aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. Por último, el fundamento social de la Religión tiene su razón “en lo que somos”, es decir en nuestra historia, cultura y tradición. ¿Cómo se entienden las fiestas en España, el arte o la literatura desvinculados del hecho religioso?

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Twitter: @japuigcamps
Publicado 21-03-2017

martes, 7 de marzo de 2017

CRISIS DE LOS REFUGIADOS EN EUROPA



Al hablar de crisis, estamos refiriéndonos a un cambio importante en el desarrollo de un proceso que da lugar a una inestabilidad. El proceso al que nos referimos es la entrada de refugiados en Europa. La inestabilidad, la falta de respuesta de los gobiernos de la Unión Europea a la crisis de las entradas masivas de refugiados. Bruselas no es capaz de responder adecuadamente a esta crisis. Las soluciones hasta ahora tomadas son inoperantes, inútiles y vanas. Una situación donde (como dijo un exministro alemán de finanzas): “El problema con Europa es que da patadas a una lata cuesta arriba y se sorprende de que la lata vuelva hacia abajo constantemente”. Se trata de la mayor crisis migratoria y humanitaria en Europa, después de la Segunda Guerra Mundial.
El presidente alemán, Joachim Gauck, ha dado la voz de alerta: las diferencias que ha provocado, entre los socios comunitarios, la crisis de los refugiados pueden llevar a la desintegración de la Unión Europea. Ante este riesgo el jefe del Estado alemán instó, en un discurso en Berlín a los 28 miembros de la UE, a alcanzar un compromiso común para atajar el problema independientemente de que también se adopten medidas en el ámbito nacional. La canciller alemana, Ángela Merkel, urge a sus socios europeos para alcanzar una solución europea que logre atajar la crisis de los refugiados. Pero, la Europa de hoy ya no es el continente pacífico de Konrad Adenauer, Robert Schuman o Alcide de Gásperi que resucitaba de las cenizas, sino otra que pretende recoger solo las ventajas de la UE pero no el principio de la subsidiaridad, presente en el artículo 5 del Tratado de la Unión Europea.
Robert Schuman, en su famosa Declaración en el lanzamiento del proyecto de integración europea el 9 de mayo de 1950, dijo que “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”. Ahora se presenta esa acción concreta: dar respuesta a los cientos de miles de refugiados que día tras día se juegan la vida para llegar a Europa. La situación es desesperante y lo único que hacen es cerrar fronteras pero no poner en marcha, cuanto antes, un sistema de recepción de emergencia adecuada, así como mejorar la capacidad de asistencia y registro. La Comisión Europea debería movilizar a las agencias europeas de asilo, inmigración y protección civil, así como otros mecanismos para ese propósito, incluyendo los recursos de los Estados miembros y con el apoyo de ACNUR (Agencia de la ONU para los refugiados), la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) y la sociedad civil.
Sin embargo, las primeras medidas que las autoridades europeas han tomado son: El cierre de fronteras de países que forman parte del espacio Schengen como Austria o Suecia, el cese de la ruta de los Balcanes, la expulsión de los refugiados de campos como el de Idomeni situado en la frontera entre Grecia y Macedonia, la construcción del muro de Orban en Hungría, o el acuerdo de Bruselas con Turquía para la expulsión de los solicitantes de asilo (ahora suspendido por la vulneración de los derechos fundamentales). Por otra parte, la inmigración se ha convertido también en un negocio lucrativo que manejan bandas criminales sin escrúpulos. Europa estaba orgullosa de que la esclavitud se erradicara aquí antes que en cualquier otro continente. Lamentablemente, la esclavitud está volviendo bajo formas igualmente repulsivas que generan ganancias exorbitantes.
La Unión Europea se enfrenta en estos días a la mayor crisis del proceso de integración desde su creación. La crisis de refugiados es el mayor reto al que se enfrenta Europa. No en vano el resto de los temas prioritarios de la agenda exterior, desde las negociaciones con los países de Balcanes Occidentales para su ampliación, hasta el análisis de la situación en Ucrania, han quedado supeditados en los últimos días a esta cuestión. Estamos presenciando la muerte del sistema de Dublín, el estado de coma del espacio Schengen, pilar esencial de la construcción europea, y el absoluto fracaso de la política europea de vecindad.

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Twitter: @japuigcamps
Publicado 07-03-2017