Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





martes, 24 de octubre de 2023

INGENIERIA SOCIAL

 

El uso de la expresión se inició en 1894 con un ensayo “La Question ouvrière à la fabrique néerlandaise de levure et d'alcool: Essai de solution pratique” del empresario y filántropo neerlandés Jacob C. van Marken. En el mismo, definía el papel de un “Ingeniero Social” centrado en la eficiencia, motivación y lealtad de los empleados para beneficio de la productividad empresarial. Sin embargo, a partir del año 1911, las críticas hacia las técnicas de los ingenieros sociales fueron aumentando. Durante la década de los años 30 y comienzos de los 40, los métodos de van Marken, cayeron en desuso hasta desaparecer. Fue el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, durante su alzamiento, quien recuperó los ideales de J.C. van Marken, pero los utilizó con otros fines, como herramienta para la manipulación de la población, consiguiendo el apoyo mayoritario de la casi totalidad de la población alemana para sus planes expansionistas. A partir de este momento, los métodos holandeses se convirtieron en técnicas de “Ingeniería Social”. El reciente carácter político modificó sus objetivos, sus métodos y sus herramientas, para centrarlos en la modificación de la conducta de toda la población.

Actualmente cuando se habla de Ingeniería Social (IS) se hace en clave tecno-económica y sociopolítica, aunque se trate de un fenómeno multidimensional. Por tanto, nos referimos a aquellas técnicas de intervención y persuasión social que poderes económicos o políticos ejercen sobre las comunidades para adecuarlas a sus intereses. En definitiva, es una operación de manipulación en aras de una posterior operación de dominación de la sociedad. Como la política lo pervierte y degenera todo en los últimos tiempos, el asunto de la ingeniería social se ha convertido en un arma arrojadiza de los partidos políticos. En cuanto a los instrumentos y mecanismos de acción que suelen usarse para llevar a cabo la ingeniería social son el poder económico, el poder político y el universo digital en el que estamos inmersos. Todo ello se traduce en un asedio de la libertad individual por medios culturales, políticos, económicos y tecnológicos. Un asedio que, aunque parezcan en su inicio pacíficos e incluso legítimos, pueden convertirse en violentos e ilegítimos a medida que se implantan.

La IS da paso a los Creadores de Opinión, especialmente entre los partidos políticos libres de todo juicio, favoreciendo el surgimiento de ideólogos, expertos y filósofos de salón, que ya no verán necesario legislar con el fin de regular la vida normal de las personas, sino para moldear “cómo” deberán vivirlas. Ejemplos los tenemos a diario en nuestro país: reducción de jornada laboral; política de subvenciones y pequeñas ayudas; la creación de tendencias ideológicas, morales, sexuales, o religiosas; o la implantación del adoctrinamiento oficial, desde la propia administración con la inestimable ayuda de fieles y asalariados. Unos creadores de ilusión que difuminan la ética y la moralidad mostrando las burdas mentiras como cambios de opinión.

La Ingeniería Social cambia los valores humanos y muestra aceptable cualquier distopia. Se aceptan las pequeñas mejoras políticas prometidas en cada legislatura, para que cuando se llega al poder se cambian esas promesas por la fabricación de futuros. Se confeccionan gobiernos, sin importar lo que puedan o no traer las intenciones de sus socios. Ya no se plantean cuestiones fundamentales para la nación en el Congreso. Se hace uso de decretos y mesas de negociación a la carta de los comensales, junto a relatores interesados, usurpando la función de las Cámaras Legislativas. Y, lo más grave, sin el consentimiento de las urnas. Un caos que permite decir que el futuro de los Ingenieros Sociales está asegurado, aunque el de la población no tanto. 

 

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 24-10-2023

sábado, 14 de octubre de 2023

EL DÍA ESCOGIDO

 

Tras tantos silencios, negaciones y frases huecas sobre la “amnistía”, que el gabinete monclovita de propaganda exige a todos los protagonistas, llegó el día elegido para pronunciarla: el 6 de octubre de 2023 en Granada, con la cumbre europea en la Alhambra, Pedro Sánchez ya habla abiertamente de la necesidad de la amnistía, iniciándose el “otro proceso” que bajo el manto de la investidura completará el del procés català”. Si en 1491 los Reyes Católicos consiguen la rendición de Boabdil en Granada, tras diez años de guerra, y con ello unificar el reino de España, Sánchez inicia el 6 O, con su claudicación a los independentistas para conseguir su investidura, el secesionismo de Cataluña y la ruptura de España. Una nueva época en la historia, y ciego será el que no vea en ello un nuevo “proceso antiespañol” a la sombra clandestina del catalán Puigdemont, que el presidente del Gobierno español traerá bajo palio al prófugo que iba a reportar a España para juzgarloTodo ello en aras de cumplir ciegamente las ambiciones de un presidente en funciones que, a través de esa amnistía pretende mantenerse en el poder. 

Ya está todo más claro, si cabía a estas alturas, ya no se podrá decir por aquellos que depositaron su voto en favor de Pedro Sánchez que no sabían que apoyaban a una persona mentirosa, autócrata y sin ningún tipo de vergüenza, capaz hoy de defenderte a capa y espada aquello por lo que ayer se llevaba las manos a la cabeza. Sánchez negó los indultos, los pactos con los terroristas, la amnistía y un sinfín de cosas más. Y ha ido, una por una, incumpliendo cada una de sus promesas para luego usar como defensa que había cambiado de opinión. Por eso no caben ahora los arrepentidos, los que dicen que pensaban que sería diferente esta vez o los que, peor aún, se volvieron a creer sus palabras.

Si el “procés catalá”, del 1 de octubre de 2017, fue un golpe institucional desde el Palacio de la Generalitat extendido a toda la nación (se llame ahora como se llame), seis años después, el 6 de octubre de 2023, inicia el Sr. Sánchez su “proceso antiespañol” que, obedeciendo a aquel patrón, es comandado asimismo desde La Moncloa subsumiendo a los otros poderes del Estado. Con un Tribunal Constitucional (TC), confiado a un Cándido Conde-Pumpido que despliega la alfombra para que Sánchez marche como un César por los desechos de una España que ellos perpetran. Un presidente del TC que, sin reparo alguno, pues no es tan cándido, y con el tufo de conducir, con disciplina partidista, la apisonadora de una mayoría nutrida de exaltos cargos de Sánchez sin la ecuanimidad e imparcialidad exigibles, con la seguridad que aceptaran todo aquello que la maniobra de este nuevo proceso les ponga delante. Una maniobra que encierra una operación de largo alcance para anular la Constitución y permitir a Sánchez dotarse “de facto” de atribuciones plenipotenciarias cual Rey sin Corona o monarca republicano.

Paradójicamente, pudiera producirse el triste designio de que el inminente acto de jura de la Constitución por la heredera al Trono, la Princesa Leonor, y el llamamiento paterno a preservar la permanencia de España, supusiera el funeral simbólico de la Carta Magna que se dieron unos españoles para perdonarse entre sí al promover una amnistía que entrañó el tránsito del franquismo a la democracia. Una Carta que hace libres e iguales a los españoles que no se puede dejar violar por progresista, que son al progreso lo que el nihilismo a la Fe. Para reconducir la deriva, urge la comparecencia masiva de esa “mayoría silenciosa” que no quiere callar, como el otro día a lo grande en Barcelona, que no debe reducirse a desahogos, sino a actos de resistencia democrática para que ese “proceso antiespañol” no se produzca. No queremos que el “día escogido” se convierta en una fecha del nuevo alzamiento contra España.  

 

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 14-10-2023

miércoles, 27 de septiembre de 2023

LA AMNISTIA DE LA SUBORDINACION

 

El Estado de Derecho es aquel en el que los poderes públicos y los ciudadanos quedan obligados a cumplir las leyes y normas publicadas y vigentes, una vez debatidas y aprobadas de forma democrática por los representantes del pueblo (Congreso y Senado); igual obligación existe con las sentencias de los tribunales.

Los nacionalismos centrífugos contrarios a la nación española siempre han aprovechado cualquier desorden en España para dar un empellón a sus deseos separatistas. Ya lo hicieron en la II República española ante el desorden imperante, aprovechado por Companys en octubre de 1934, para proclamar la Republica Catalana. Tras la muerte de Franco se lleva a cabo algo que parecía imposible: la reconciliación de todos los españoles. Una reconciliación que permitirá firmar una Constitución en 1978, ratificada por Congreso y Senado, firmada por Juan Carlos I y aprobada en referéndum por el 87,78% de los españoles. Este hecho fue conocido como la Transición, el motor de la transformación del país gracias al consenso y el diálogo de los dirigentes políticos. Donde se logró desmantelar la dictadura e instaurar una democracia homologable a las europeas.

Durante las últimas cuatro décadas, el PSOE ha logrado la confianza de distintos espacios sociales y territoriales, gobernando en las 17 comunidades autónomas y consiguiendo que tres presidentes socialistas hayan llegado al Palacio de la Moncloa. La economía, sin embargo, fue su talón de Aquiles: con Felipe González (3,5 millones de parados), con José L. Rodríguez Zapatero (que dejó una economía al borde del rescate de la UE y con 5 M de personas en el paro) y con un Pedro Sánchez que responsabiliza su situación económica a causas ajenas a su control: la pandemia y la guerra de Ucrania. Una característica en este partido es la tendencia a identificar la misma idea de España con el conservadurismo y la confesionalidad, así como arrogarse la patente de la igualdad y el Estado del bienestar o benefactor de las clases humildes. Esta creencia ha calado en una gran parte del electorado de izquierdas, su alta base electoral, permitiéndole, haga lo que haga, estar siempre en línea de salida a la victoria. Cuando la izquierda ve que esa línea de salida no le da la ventaja electoral esperada, pone entonces en marcha el plan B: pretender engañar con astucia y halagos a costa de lo que sea. 

Los socios de investidura, que cada vez se fían menos de las mentiras de Pedro Sánchez, le ponen el listón más alto para asegurarle el sillón en la Moncloa. La hoja de ruta marcada por los partidos independentistas catalanes para respaldar la anterior investidura y apuntalar el Gobierno de coalición social-comunista, se cumplió al pie de la letra: indultos a los condenados por el procés, eliminación del delito de sedición y la reforma, casi a la carta, del de malversación.  Si esto mostró claramente la claudicación de un Ejecutivo a las exigencias de ERC, ahora deberá someterse a las exigencias de Junts que le piden la amnistía y la condonación de las deudas de la Generalitat con el Estado español.

El precio a la investidura de Sánchez lo describen con total claridad: “No investiremos a ningún presidente del Estado español que no aborde la solución del conflicto político con Cataluña, esto pasa por abordar la amnistía y la autodeterminación”. Así de tajante se muestran desde el partido del expresidente catalán Carles Puigdemont (Junts) que, junto con Esquerra Republicana (ERC), exigen una nueva ley de amnistía en España. Una amnistía que nunca será de la reconciliación, sino la amnistía de la subordinación al separatismo. No es la amnistía de la fundación de la España democrática, sino la amnistía que sella su liquidación. Es, en definitiva, la amnistía de la pérdida del Estado de Derecho.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 27-09-2023