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"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





viernes, 22 de abril de 2022

EL SILENCIO SINDICAL, POR QUÉ SERÁ

 

Estamos recogiendo este año el resultado de la mala gestión del gobierno español: una inflación al alza y un coste de vida sin precedentes. Una gestión que es incapaz de poner freno a las subidas galopantes del petróleo, gas, luz,..., ni al aceite, el pan o la carne, básicos en cualquier cesta de la compra, y así sucesivamente. Las manifestaciones ciudadanas en España, por sindicatos de profesionales (no de clase), han puesto de manifiesto con absoluta claridad la coyuntura del país, que cada vez se hace más insostenible. Una sensación creciente de descontento e impotencia, por la presión de los precios, que está paralizando el crecimiento de la nación. Los últimos datos de la tasa de variación anual del IPC para marzo 2022 lo sitúa en el 9,8% (la tasa más alta en 37 años); lo que implica un diferencial de precios desfavorable respecto de la zona euro de 2,3 puntos porcentuales. Si además tenemos que la presión fiscal sobre las empresas en España supera hasta en casi cuatro puntos a la media de la Unión Europea (UE), lo único que le extraña al ciudadano es que los sindicatos de clase del país no hayan salido aún a la calle para manifestar su protesta. Silencio sindical, por qué será.

Ya se ha encargado la Moncloa de engrasar a estos sindicatos para que el próximo 1 de Mayo sea plácido, tranquilo. Donde el Gobierno pacta con Álvarez y Sordo un Día del Trabajo centrado en el no a la guerra y el cordón sanitario a Vox como trampantojos para no erosionar a Sánchez con la crisis y la inflación. Un pacto en toda regla. En plena sacudida de la inflación, con los salarios de los trabajadores, familias y los pequeños autónomos carcomidos por los precios disparados y fuera de control, los sindicatos van a dedicar el simbólico 1 de Mayo a Vladimir Putin y al cordón sanitario contra el partido de Santiago Abascal. Unos sindicatos, que ya dan muestra de ese pacto en la reunión mantenida con Núñez Feijoo, donde en lugar de debatir el plan económico presentado por el líder del PP para aliviar la economía de asalariados y autónomos, le exigen que se sume sin condiciones a ese cordón sanitario contra Vox que impulsa Sánchez y le conviene a él y a sus aliados.

La mayoría de los españoles no puede cambiar de casa, de coche, ni variar su dieta básica. Pero los sindicatos si pueden cambiar de sedes, de coches, de mobiliario y darse pantagruélicas comilonas con cargo al erario público, pagado por todos los españoles. Un hogar español de clase media soporta una presión fiscal real que raya el 55% de sus ingresos brutos, y que, a este paso, superará el 70% del 2008. Mientras, se ha ido desplomando el ahorro y el consumo. Los españoles están sufriendo la mayor pérdida de poder adquisitivo en casi 20 años: 400€ para un salario medio. Entre tanto el presidente del Gobierno ya tiene una reserva de los Fondos Europeos para mimar a los sindicatos.
 

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Presidente Grupo de Estudios de Actualidad Valencia (AGEA)

Publicado 22-04-2022


lunes, 11 de abril de 2022

LOS PREJUICIOS IDEOLÓGICOS

 

Han transcurridos varias semanas desde la invasión de Ucrania, y Rusia sigue bombardeando y asesinando de forma inmisericorde a la población ucraniana. Hace unos días el presidente de Ucrania, Zelenski, hizo unas breves reflexiones en el Parlamento español. Unas reflexiones que mostraban la necesidad de ayuda ante las atrocidades, con tintes genocidas, que el sátrapa Putin está llevando a cabo en su país. No parece que las ayudas entregadas hasta ahora por algunos países de la Unión Europea y de Estados Unidos, hayan frenado las ansias de destrucción del líder ruso. Ni el armamento entregado, ni las sanciones establecidas, ni siquiera el traumatismo que esta guerra causará en la historia de Rusia ante la imagen que está dando al mundo de su cacería e invasión violenta e inhumana, serán suficientes para terminar con las ansias de dominio y poder de Putin en Ucrania. Sin embargo ante tanta destrucción, ante tantas vidas segadas y ante tanta miseria causada, aún hay personas dispuestas a negar la realidad por la sencilla razón que no se ajusta a sus prejuicios ideológicos.

Siempre es más fácil recurrir a explicaciones carentes de cualquier racionalidad e ignorar los hechos claros y gráficos, que reporteros y corresponsales nos están enviando continuamente a través de sus noticias y fotografías del genocidio perpetrado, que enfrentarse a la realidad por evidente que sea. No importa sentir la desesperación de millones de ucranianos que huyen de su país ante tanta barbarie. No es suficiente el ataque ruso con misiles en la estación de Kramatorsk, ni siquiera ver la retransmisión a todo el mundo de esa salvajada con muerte de niños y mujeres. No basta para estos grupos de políticos y ciudadanos, que viven en las prosperas democracias occidentales, la evidencia de la invasión rusa y de las atrocidades cometidas en Ucrania contra la población civil. Grupos incapaces de levantar la voz de indignación y comprometerse de forma clara y contundente contra las exportaciones de gas y petróleo rusos. Esas exportaciones son los ingresos que mantienen a Putin con la fuerza suficiente para sostener su terrible guerra contra un país que lo único que quiere es tener la libertad de marcar su destino.

Puede ser que todos esos políticos y ciudadanos, con sus prejuicios ideológicos y sus teorías de moderación, no hayan leído a Yuri Andrujóvich (“Después de Bucha” en la tercera de ABC 11-04-22), o a Peter Igorevich Pomerantsev (La Nueva Rusia), o a la premio Nobel, Svetlana Aleksiévich, la mayor cronista de la historia reciente de Rusia, para hacerse una idea de la deriva autoritaria de la Rusia de Putin y sus estragos. Ya conocemos por los libros de Historia (esos que el gobierno español amputa con sesgos ideológicos) lo sucedido ante los muchos años de políticas erróneas y de apaciguamiento frente a Hitler, por parte de las potencias occidentales, que culminaron con los Acuerdos de Múnich en septiembre de1938 cediendo a Alemania la región checoslovaca de los Sudetes que, en lugar de evitar la guerra, al año invadió Polonia.   

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Presidente Grupo de Estudios de Actualidad Valencia (AGEA)

Publicado 11-04-2022