Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





martes, 25 de agosto de 2020

UNA NUEVA ÉPOCA

 

Algunas situaciones escapan a toda voluntad humana porque son cosas que no están previstas. Lo inesperado no tiene su origen en voluntades o decisiones humanas aparecen, según algunos, por azar o destino. Otros piensan que nada es casual y que son como llamadas o alarmas que invitan a pararse en el tiempo y recapacitar sobre lo que está sucediendo y porque sucede. Si ponemos un ejemplo de lo que estamos viviendo, podemos hablar sobre el coronavirus, enemigo invisible, una irrupción epidemiológica con efecto universal, que para comprenderlo hay que tener en cuenta al sujeto y al objeto, si no es muy fácil hablar sobre el azar. En este caso, por muy universal que sea su efecto, nos encontramos con una actitud humana que nos obliga a no perder el objetivo de ese enemigo, que es el hombre.

A nivel mundial, la cuarentena no solo nos protegió del enemigo invisible que se encuentra afuera, sino también nos hizo reflexionar sobre nuestra vida y lo fugaz de la existencia. En este sentido, algunos conceptos como libertad, apego o distancia, que en la posmodernidad parecían claros, con esta nueva situación se desdibujaron. Los especialistas consideran que estos días de encierro nos permitieron resignificar los valores esenciales. Además, el concepto de individuo como ser autosuficiente empezó a desvanecerse, y por el contrario aumentó la percepción del trabajo en comunidad. Vemos la necesidad de ver amigos, familia, parejas, hasta la noción de dependencia del trabajo, del personal sanitario, de los trabajadores que limpian y recogen los residuos de nuestras casas, de la cadena de producción y distribución de los artículos que necesitamos. Hasta nos reconciliamos con Dios.

Hace apenas 20 años un nuevo avance tecnológico llamado internet inició su desarrollo, y en los últimos 5 estamos notando su poderosa influencia en la industria, comercio, entorno laboral, sociedad y desarrollo del ser humano. Imaginar, entonces, los cambios que iba a causar  el desarrollo y penetración del ámbito digital en la sociedad resultaba fantasioso. Nunca en la historia de la humanidad se ha producido una acumulación de tecnología como en la actualidad. Sin embargo no estamos viviendo una época de cambios sino un cambio de época. Una transformación en la estructura real del mundo donde a gobiernos, políticos y público en general les ha cogido por sorpresa, rezagados y crecientemente desnudos de guías y referencias. Esto va a requerir una renovación de las instituciones sociales, económicas y democráticas. Un acuerdo para tratar de preservar la democracia y la humanidad, garantizando que la tecnología sirva para unir y no para dividir.

Al igual que en otras etapas de grandes transformaciones tecnológicas, a lo largo de la historia, el alcance y profundidad de los cambios requiere una nueva mentalidad, tanto en el sector público como en el privado. Una adaptación del sistema para afrontar cualquier desafío económico, sanitario, ecológico o social, como han demostrado algunas de las mejores prácticas internacionales para controlar la COVID-19, pero también para poner en marcha sistemas de teletrabajo que garanticen la actividad laboral de las organizaciones. Por otra parte estas prácticas internacionales han evidenciado la falta de infraestructura necesaria para la conectividad, pues no podemos olvidar que casi la mitad de la población mundial -principalmente en los países en desarrollo- aún no está conectada. Esto significa que estas personas se encuentran excluidas de los beneficios de la digitalización. Esta brecha digital debe ser corregida para que los beneficios de la digitalización lleguen a todos los ciudadanos por igual y poder crear una sociedad más inclusiva que no deje a nadie atrás.

Hasta este momento tres revoluciones han transformado la vida de los seres humanos: la primera con la mecanización industrial, la segunda estuvo marcada por la electricidad y la tercera propició la aparición de la manufactura en masa. La cuarta revolución (revolución industrial 4.0), a diferencia de las anteriores, no está determinada por la aparición de tecnologías emergentes, sino por la transición hacia nuevos sistemas relacionados con la revolución digital. Esta nueva revolución se caracteriza por la velocidad del cambio, que ha sido impresionante, y ha supuesto que la vida se traspase del espacio físico al mundo digital: millones de estudiantes formándose a distancia, de empleados teletrabajando, tiendas y restaurantes con pedidos online y entregas a domicilio o el Big Data con la Inteligencia Artificial ayudando a prevenir brotes y diagnosticar pacientes. Ahora, más que nunca, se requiere un nuevo esfuerzo de cooperación y colaboración entre compañías y responsables políticos para crear formas innovadoras de desplegar infraestructura de conectividad necesaria para que todo el mundo se beneficie de esta nueva época.

 

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo) AGEA Valencia (https://agea.es)

Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/Twitter: @japuigcamps

Publicado 25-08-2020

viernes, 17 de julio de 2020

DESARROLLAR NUESTRA RESILIENCIA


Después de que Michael S. Hart se le permitiera acceder a una cuenta de Internet en la Universidad de Illinois ya en 1971, tuvo una revelación alucinante. Se dio cuenta de que esta herramienta tenía el potencial de universalizar todo el conocimiento. En los últimos treinta años, desde que surgió Internet hasta la aparición de los teléfonos inteligentes, hemos ido modificando nuestro trabajo y nuestra vida para adaptarnos a cada nueva tecnología que salía al mercado. Una adaptación que obliga a las personas a desarrollar sus capacidades en un proceso permanente, ya que la adquisición de capacidades (en un sentido amplio que hace referencia a aquello que una persona sabe, comprende y es capaz de hacer) es una vía hacia la empleabilidad y la prosperidad. La revolución digital, de la que formamos parte en estos momentos, no es un futuro frío y distópico poblado de robots que controlan al mundo. Es, más bien, una era de empoderamiento del ser humano. Una época donde la adquisición de conocimiento debe estar al alcance de todos y no solo de clases o grupos privilegiados. La era digital obliga a un cambio de modelo o paradigma en materia de capacidades que permita desarrollarse o funcionar en la sociedad de la información, en casa y en el trabajo. Para ello se debe desarrollar nuestra resiliencia.
La pandemia causada por el coronavirus ha generado nuevos retos para la actividad de los individuos y esta acelerando la transición digital, haciendo que el teletrabajo y el aprendizaje a distancia se conviertan en una realidad para millones de trabajadores. Tras la crisis, muchas personas tendrán que reciclarse y desarrollar nuevas capacidades o mejorar las que ya tienen a fin de adaptarse a los cambios experimentados en el mercado de trabajo. La crisis sanitaria del covid-19 ha provocado que gobiernos, empresas y sociedad civil avancen hacia modelos más sostenibles e innovadores y reflexionen sobre cómo transformar sus modos de actuación. Una crisis global que pone de manifiesto el talento de los pueblos para superarla ante el desfase de capacidades que ponen trabas al crecimiento y la productividad de los Estados. Pero para superar cualquier situación y salir fortalecido, e incluso mejor que antes, es necesario tener la capacidad de afrontar la adversidad, y eso precisamente es la resiliencia. Se debe ayudar a las personas a afrontar la actual crisis, y ello obliga, más que nunca, a actuar con prontitud, buscando la cooperación internacional entre países  y asociaciones regionales e internacionales, como la Unión Europea.
La Comisión Europea ha puesto en marcha, tras la presentación el 01-07-2020, la Agenda de Capacidades Europea para la competitividad sostenible, la equidad social y la resiliencia. En ella se establecen objetivos cuantitativos ambiciosos de capacitación (mejorar las capacidades existentes) y de reciclaje profesional (formación en nuevas capacidades) para los próximos cinco años. El objetivo consiste en garantizar que el derecho a la formación y al aprendizaje permanente, consagrado en el pilar europeo de derechos sociales, se convierta en una realidad en toda Europa, desde las ciudades hasta las zonas remotas y rurales, para beneficio de todos. La Comisión sitúa las capacidades en el centro de la agenda política de la UE, orientando la inversión a las personas y su disposición en favor de una recuperación sostenible tras la pandemia causada por el coronavirus. Los fondos de la UE pueden servir de catalizadores para invertir en las capacidades de las personas para afrontar las adversidades.
Esta Agenda se pone en marcha con el fin de ofrecer a los Estados miembros de la UE la oportunidad de trabajar juntos para reforzar el capital humano, la empleabilidad y la competitividad. Una oportunidad que financia las iniciativas de capacitación y de reciclaje profesional, capaz de ofrecer a todos la posibilidad de aprovechar las nuevas oportunidades que brinda un mercado laboral en rápida evolución. La covid-19 nos ha recordado que la naturaleza todavía es la reina soberana, que la degradación medioambiental debe terminar y que la inversión en resiliencia es una política adecuada. Además, la prudencia nos exige considerar que esta pandemia podría durar varios años y que podría estar seguida por otras pandemias en el futuro. Por lo que obliga a preparar a los países a ser resilientes ante las adversidades. Es cierto que la digitalización ha surgido como un pilar fundamental de la resiliencia, pero también como división. En Europa y fuera de ella, innumerables trabajadores se están adaptando al trabajo a distancia, los estudiantes al aprendizaje a distancia, los médicos y los pacientes a la telemedicina y las empresas a las ventas por Internet y las entregas a domicilio. Sin embargo, muchos otros se han quedado fuera y van a necesitar años para recuperarse.
La tecnología ha empoderado a las personas a lo largo de la historia, desde la imprenta hasta los teléfonos inteligentes. Sin embargo, esta vez la estamos utilizando de una manera diferente. No solo estamos incorporando la tecnología a nuestras vidas; a medida que ésta se hace exponencialmente más sofisticada, estamos infundiendo humanidad a la tecnología. En definitiva, eso debe ser la tecnología: conocimiento técnico al servicio del ser humano. Pero no siempre es así, sobre todo cuando el aprovechamiento tecnológico no se hace equitativo, sino solo en provecho de unos para someter a otros menos preparados. Debemos hallar las contradicciones que se dan en lo más hondo de esa realidad, debemos vencerlas y desde ahí, buscar los problemas que hay que resolver para convertirlos en nuevos retos que permitan empoderar al ser humano más desfavorecido. Unos retos que están detallados en las doce acciones de la Agenda de Capacidades Europea, donde se pretende mejorar la pertinencia de las capacidades para reforzar la competitividad sostenible, garantizar la equidad social y desarrollar nuestra resiliencia. 

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)
AGEA Valencia (https://agea.es)
Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 17-07-2020

miércoles, 17 de junio de 2020

¿DE VERDAD SE PRETENDE LA RECUPERACION?


Cuando las estructuras políticas y mediáticas que vertebran la toma de decisiones están agotadas. Cuando los centros de poder no tienen un lugar fijo. Cuando el poder Ejecutivo carece de proyecto político. Cuando se está proponiendo encontrar soluciones pactadas y el poder político las menosprecia al buscar solo réditos electorales, se está llevando al país a la perdida de la solidez democrática. Una perdida que hará imposible la recuperación de España ante esta pandemia, lo cual, por desgracia, es previsible ante las posturas antidemocráticas que el actual gobierno muestra continuamente. En una situación como la actual un Gobierno verdaderamente progresista debería propiciar más el debate intelectual que los eslóganes y pasquines a que nos tiene acostumbrados.
Los continuos ninguneos del Sr. Sánchez, ante cualquier tipo de propuesta para poner solución a la crisis por la que España está ya inmersa, hace poco halagüeño pensar que desee realmente la recuperación del país.  El pasado miércoles, en la sesión de control al gobierno, el presidente del PP le planteo cuatro acuerdos al Ejecutivo, con lo que afrontar la salida del estado de alarma y la crisis económica y social que ya está encima, y la única respuesta que obtuvo del presidente del gobierno fue el desprecio a su mano tendida. Esto ya es norma en las relaciones de Sánchez con Casado quien se entera de los planes del Gobierno por los medios de comunicación, llegando a conocer el último decreto-ley salido de la Moncloa –el de la nueva normalidad- cuando ya estaba publicado en el BOE. Este desprecio continuo, al primer partido de la oposición, hace inviable acuerdos posteriores que permitan crear esa mesa de diálogo para la recuperación.
Con el lema “Empresas españolas liderando el futuro”, la patronal de los empresarios celebra (15J a 25J) en su sede una cumbre histórica que reunirá a más de un centenar de personalidades. Un encuentro que servirá para saber qué necesita España para iniciar la recuperación, para dar confianza y para destacar el atractivo del país para que los empresarios quieran seguir invirtiendo. Desde hace muchos años no se recuerda una cumbre de estas dimensiones y con el nivel empresarial que se reúne. Esta cumbre, ya se ha visto empañada por el Presidente del Gobierno al contraprogramarla con su oferta de ayudas al sector del automóvil precisamente el día en que se inicia la cumbre. Bien empezamos Sr. Sánchez pues no tenía Vd. otra fecha que esta para anunciar uno de los deseos más esperados para este sector. Cuando la sociedad civil lucha por encontrar soluciones pactadas y el poder político las canibaliza buscando réditos electorales, está poniendo de manifiesto el poco o nulo interés en recuperar a España de esta crisis.
Una cumbre empresarial donde los empresarios vienen a hablar de sus sectores. Unos sectores que crearan riqueza y trabajo. Un escaparate, de cara a Europa y otros países, donde se va a mostrar la presencia fuerte del empresariado español para que se le oiga ya que la riqueza del país viene de las empresas. Un escaparate que pretende hacer ver la comparecencia de un empresariado unido dispuesto a sacar el máximo partido a los fondos provenientes de la Unión Europea para utilizarlos correctamente. Serán las opiniones de los máximos dirigentes de los principales bancos españoles, de las grandes eléctricas, de los grupos hoteleros y de las empresas del sector turístico. Así como del transporte, del motor, de los seguros, la alimentación, la agricultura, la industria, los servicios, la cultura, la educación y el deporte, Todos ellos van a proponer las medidas más convenientes para reconstruir el país y afrontar la crisis económica provocada por el COVID19.
Parece que esta pandemia ha sido, en ciertos aspectos, una bendición para el Sr. Sánchez, que ha evitado tener que explicar el amigable encuentro del ministro Ábalos con la vicepresidenta venezolana programado y no fortuito como se quiso mostrar. El ministro del Interior miente con descaro al Parlamento, y no pasa nada. Se coloca a un agente del aparato para cocinar fantasiosas encuestas a su favor, no pasa nada. Se acosa a los jueces e incluso el vicepresidente del gobierno los insulta descaradamente, no pasa nada. Se animan caceroladas contra el jefe del Estado, todos tan tranquilos. Coloca a una ministra del PSOE como fiscal general del Estado y, encima, se jacta el presidente de que ese órgano está sometido a él. El Gobierno miente en la gestión del COVID 19 y en los muertos producidos, y sigue sin pasar nada. Así podríamos citar un largo etc., y seguiríamos viendo que no pasa nada.     
España ha perdido la capacidad de reacción ante tamaña transgresión del poder. Todo lo que hace la izquierda da lo mismo. Una izquierda lidera por un PSOE cuyo problema es que no tiene proyecto alguno para España, su único propósito es garantizar el poder de su actual líder. El nuevo orden que se proclama no puede ser solo económico, debe ser moral y político también. La crisis actual no solo es una crisis constituyente –fruto de la pandemia- sino del desprestigio de las instituciones y de quienes las encarnan. Los empresarios piden seguridad política y consenso político. Una petición que solo se dará con una mesa de diálogo sincero en la que las pasiones y la ignorancia den paso al acuerdo. Un Gobierno de progreso ha de atender al signo de los tiempos y ajustar el funcionamiento de las instituciones a las demandas de la ciudadanía y no del poder establecido. Ante tal situación. Ante tal desfachatez del poder Ejecutivo. Ante las tragaderas que nuestro país está demostrando con las fechorías del Gobierno, solo queda preguntarse si de verdad se pretende la recuperación de España. 

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)
AGEA Valencia (https://agea.es)
Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 17-06-2020