Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





martes, 2 de enero de 2018

EN BUSCA DE LA VERDAD



Hace casi dos mil años, la Verdad fue sometida a juicio y juzgada por la gente que era adicta a las mentiras. De hecho, la Verdad enfrentó seis juicios en menos de un día completo, tres de los cuales fueron religiosos, y tres fueron legales. Al final, pocas personas implicadas en esos acontecimientos podían responder a la pregunta, "¿Qué es la verdad?". La verdad no es simplemente lo que funciona. La verdad no es lo que hace sentir bien a la gente. La verdad no es lo coherente o comprensible. La verdad no es lo que la mayoría dice que es la verdad. Aquellos que siguen la filosofía del escepticismo simplemente dudan de toda verdad. Los discípulos del postmodernismo no afirman ninguna verdad, en particular su patrón Frederick Nietzsche la define como ilusiones y en su obra filosófica “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral” muestra que al hombre no le importa lo más mínimo la verdad, le es indiferente. Y una cosmovisión popular manifestará que todas las afirmaciones de la verdad son igualmente válidas. La palabra “verdad”, en hebreo (emeth), significa "firmeza," "constancia," y "duración”. Tal tesis implica una sustancia eterna y algo en que se puede confiar.
Vivimos en un mundo escéptico, sin credo y sin confianza. Un mundo que solo cree lo que ve y, muchas veces, ni eso. Somos una sociedad tan incrédula que no somos capaces de creer en nosotros mismos. Solo queremos vivir sin problemas, deseamos que nadie nos cree dificultades y nos sentimos cómodos en la tibieza. La tibieza es principalmente una actitud de la voluntad, una decisión consciente, un estado admitido a sabiendas. Seres adormecidos que nunca han pensado en tomar una decisión respecto de su voluntad. Estos tibios están siempre alejándose de la verdad, en realidad poco les importa pues viven siempre apartados de todo aquello que les pueda incomodar, y la verdad incómoda. Esta forma de vivir acomodaticia me recuerda a la fábula del “síndrome de la rana hervida”, del escritor suizo Olivier Clerc. Si colocamos una rana en agua hirviendo, el animal inmediatamente da un salto y sale del agua. Pero si colocamos la rana en agua tibia y vamos aumentando lentamente la temperatura hasta que hierva, la rana no salta. Se queda allí sentada y muere. Cuando nos adaptamos a llevar una vida de bienestar, alejada de afectos, ternura o amor, estamos en realidad apartando toda espiritualidad de nuestro ser, estamos aceptando vivir –como la rana- en agua tibia, que al ir subiendo de temperatura nos irá alejándonos de la posibilidad de huir. Es en realidad una incapacidad para cambiar nuestro estado de reposo y escapar de la angustia que nos rodea.
La tibieza nos quita toda fortaleza, una virtud que nos llama a tener la valentía de enfrentarnos a las verdades que nos rodean y que somos incapaces de ver. La fortaleza implica decisión, conocimiento y confianza, disposiciones para afrontar los peligros y las adversidades por una causa justa. Implica resistencia, paciencia, humildad y acción. Es importante que vayamos conquistando ese valor que nos ayude a salir de la tibieza y manifestarnos con la verdad. Hay un nivel de verdad, vitalmente importante para los seres humanos, que se encuentra más allá del mundo natural demostrable y explicable. En realidad esta verdad es a menudo más importante y esencial para los seres humanos porque es una verdad eterna, inmutable, que no queda nunca a merced de las diferentes teorías históricas y del capricho de los científicos. Esta verdad es nuestro alimento espiritual, para fortalecer nuestra existencia. Una fortaleza espiritual que es reserva de fuerza moral que permite perseverar en la acción aun cuando todo parezca perdido, que es reserva de valentía que cada uno tiene dentro de su corazón.
Hemos creado un mundo material, funcional, práctico, científico. Un mundo lleno de agua tibia, alejado del “porqué” de las cosas. Un planeta con grandes inventos que, siendo importantes, no han alterado “quiénes” somos como seres humanos, no nos han descubierto la verdad de nuestro ser, ni de la razón de nuestra existencia. Inventos que nos han facilitado la vida de tal manera que nos hacen perder el camino para salir de nuestra tibieza. Un camino que no encontramos al buscarlo fuera de nosotros, para hallarlo necesitamos apartarnos del mundo ruidoso y frenético que nos aleja de nuestro interior y comprender por qué estamos aquí. Es la travesía que nos lleva al palacio de la sabiduría, al encuentro con la Verdad, y que está dentro de cada uno de nosotros. Necesitamos el silencio para que Dios entre en nuestros corazones y nos muestre el camino de la verdadera belleza.
Durante los seis juicios de Jesús, el contraste entre la verdad (justicia) y las mentiras (injusticia) fue inconfundible. Ahí estaba Jesús, la Verdad, siendo juzgado por aquellos cuyas acciones, estaba bañadas en mentiras. Pilato y los líderes judíos pensaron que estaban juzgando a Cristo, cuando, en realidad, ellos eran los que estaban siendo juzgados. La verdad es totalmente inalterable, no está regida ni por el espacio ni por el tiempo. Las ilusiones son alterables y la percepción de las cosas cambiante. Ni ilusiones, ni percepciones sirven para encontrar la verdad. Es la fe el puente tendido en el tiempo para conocer la verdad, para conectarnos con el más allá, para ponernos en presencia de Dios. Es la fe lo que nos permite apartarnos de la tibieza de este mundo y darnos la guía para encontrar la Verdad. 

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 02-01-2018

lunes, 18 de diciembre de 2017

DESINFORMACION, BULOS Y RUMORES



La desinformación, manipulación informativa o manipulación mediática, es la acción y efecto de procurar en los sujetos el desconocimiento o ignorancia y evitar la circulación o divulgación del conocimiento de datos, argumentos, noticias o información que no sea favorable a quien desea desinformar. Lo propio de la desinformación es la rumorología, ese rumor, bola o pábulo que solo sirve para alimentar o fomentar una determinada noticia. Se trata de especulaciones no confirmadas que se intentan dar por ciertas con un objetivo determinado, condicionar el comportamiento de los demás por encima de la información objetiva. La fabulación y la calumnia son el rumor exasperado, orquestado y sistemático. Si se hacen bien, pueden destruir reputaciones y llevar a la ruina moral y física a sus víctimas.
Antes de aparecer el teléfono los rumores se transmitían de persona a persona, cuidándose más lo que se decía pues, la noticia dada, tenía un rostro y, por ello, un conocimiento claro de quien lo estaba propagando. En la telefonía fija, sin digitalización, la noticia se propagaba a mayor velocidad pero seguía teniéndose la posibilidad de conocer quién llamaba. Hoy todo esto ha cambiado. La telefonía móvil con sus aplicaciones, transmiten todo tipo de información con el mayor anonimato. Ese anonimato permite decir y hacer lo que los maledicentes arrojan a través de esos mensajes venenosos que introducen la mala información, difaman y calumnian. Poco o nada puede hacer la persona o personas objetos del infundio lanzado. Es cuando la gente empieza a decir “cuando el río suena, agua lleva”. Es el sambenito que la Inquisición española utilizaba para señalar a los condenados por el tribunal, convirtiéndose en símbolo de la infamia.
Cass R. Sunstein, exdirector de la Oficina de Información y Asuntos Regulatorios (OIRA) en la administración Obama, ha dedicado  parte de su trabajo a por qué y cómo los rumores se distribuyen fácilmente sin mayor consideración sin son verdaderos o falsos. Este profesor de Harvard define los rumores como la afirmación de hechos -sobre personas, grupos, evento, e instituciones- que no han sido mostradas como verdaderas, pero que se mueven de una persona a otra, y por tanto tienen credibilidad no por que se haya mostrado evidencia directa para sostener la afirmación, sino porque otras personas parecen creerla. El auge de internet supone una extraordinaria herramienta para maximizar el alcance y poder de los rumores.
Las tecnologías de información y comunicación están construyendo una nueva sociedad donde nuestras vidas están grabadas en Internet, y hasta nuestros más íntimos secretos están al alcance de personajes dañinos que utilizan nuestro “mal momento” para generalizarlo y hacer daño. Hay gente tan profundamente descontenta con ellos mismos y con tan poco amor propio que intenta mitigar ese auto desprecio dañando a los demás para que se sientan tan miserables como ellos. Personajillos llenos de insatisfacción y complejos, resentidos que disfrutan con dañar, calumniar y exagerar con patrañas a todo aquello que se le ponga en mente, y donde el sistema operativo de red les permite calumniar, insultar, despreciar y romper hasta el más mínimo sentimiento humano sin ningún resarcimiento. Las redes sociales, principalmente Facebook y Twitter, son potentes generadores de influencias, lo que deriva en una competencia feroz por estar cada vez más presente, por contar cada vez con más seguidores. Son también medios para difundir las mayores falsedades, embustes, chismes y calumnias. Hablillas que se hacen más creíbles cuando se adorna con pinceladas de realidad. Se toman hechos objetivos y se retuercen hasta que encajen en el relato y den soporte a las afirmaciones maliciosas.
La agnotología, estudio de la ignorancia o duda culturalmente inducida, es la creación deliberada de la ignorancia. Es la ciencia para sembrar mentiras, infundios, rumores que por medio de los mecanismos de la ingeniería social, de la publicidad privada o por medio de engaños o bulos inundan nuestro día a día. Filtraciones interesadas, revelaciones, sondeos, estadísticas alteradas o estudios científicos presuntamente imparciales, noticias políticas deformadas de la realidad y artificialmente concebidas para derrotar a la empresa, partido político, grupo de opinión o persona que pueda molestar en determinado momento. Son los asesinatos de la red sin mano ejecutora detectable. Nunca, como hoy en día, ha sido más difícil equilibrar la necesidad de protegernos de los efectos perniciosos de los falsos rumores con la libertad de prensa y de opinión.
El momento político por el que España está pasando es propicio para este tipo de desinformación, bulos y rumores. Campañas perfectamente orquestadas que dan a la gente lo que ellos quieren escuchar. Mentiras arriesgadas sin firma de autor. Los intentos continuos de utilizar las medias verdades para inducir a la gente a realizar lo que los promotores desean. Adulterar, falsificar o deformar la verdad, es una clara enseña de los que no quieren la libertad, de los que desean medrar con la metalurgia de la ignorancia. Con sus claros ejemplos y sus lúcidos argumentos, la desinformación no podía llegar en un mejor momento, en un país donde el discurso público es cada vez más disgregador y engañoso. La ignorancia no es solamente lo aún no conocido, es también una estratagema política.

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 18-12-2017

viernes, 1 de diciembre de 2017

…Y SERÉIS COMO DIOS



El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en el al hombre que había modelado. … El Señor Dios dio este mandato al hombre: “Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comas; porque el día que comas de él, tendrás que morir” (Génesis 2, 4b-9.15-17). La serpiente fue más astuta…, y dijo a la mujer: “¿Con que Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?”… “No es verdad que tengáis que morir. Bien sabe Dios que cuando comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal”. (Génesis 3,1-8). Según la Biblia, la historia de la caída del hombre muestra su intento de rebelarse contra su estado de ser criatura, tratando de ser como Dios, para realizarse completamente. Deseando proyectarse al margen de su Creador y mostrando la historia de su amor para consigo, su confianza en sí mismo y su afirmación personal. Con esta actitud lo que niega es el poder de Dios en la vida. Rompe totalmente su relación con él, haciendo prevalecer la soberbia a la humildad, la rebeldía al acatamiento, el orgullo a la modestia.
Esta ruptura es consecuencia de la libertad que Dios ha concedido a la persona creada, que es libre de elegir. Mentalmente, hombre y mujer fueron creados como un ser racional con voluntad propia y con capacidad de tomar decisiones libremente. Este es el reflejo de la inteligencia y la libertad de Dios que no quiso inmiscuirse o injerir en la vida del ser creado a su imagen. Esa capacidad de la persona, su libertad de elección, es un don de Dios que no desea que seamos simples peleles o muñecos para ser manejados. Pero toda libertad exige o compele ser responsable de lo que escoge, es un privilegio dado al hombre que Dios nunca violaría. Pero su magnanimidad es tal que cuando Dios redime a un individuo, comienza a restaurar su semejanza original, haciendo de él “el nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.
Nuestra historia está henchida de muestras de desplantes realizados a Dios por el ser humano. Actos llenos de arrogancia, insolencia o descaro. Un distintivo o una maldición que acompaña a la persona a lo largo de esa historia de la vida. Un pecado -original- que no sólo muestra la transgresión voluntaria y con conocimiento de un precepto religioso, sino que es todo aquello que se aparta de lo recto y justo, que quebranta o transgrede lo que es debido. Una transgresión que anula el precepto dado al ser creado en la justicia y santidad de la verdad. Esa violación de la persona al mandato divino le lleva a disfrazar la verdad con la mentira. La mendacidad, la miseria humana, incapaz de soportar las consecuencias de decir la verdad, de asumir el acto elegido y de creerse las propias fabulaciones. Por eso, la primera acción del ser humano, según el relato bíblico, fue mentir o dejarse engañar por una mentira.
La falta de humildad condujo al hombre al pecado. La falta de humildad está llevando al hombre a creerse Dios. Esa creencia ha sido siempre el inicio de toda guerra, revolución, enfrentamiento o conflicto. No somos, ni seremos capaces de llegar a tener el grado de humildad para reconocer que somos seres con capacidades limitadas. La arrogancia del ser humano no tiene límites, piensa que cuando coma de ese fruto del conocimiento del bien y el mal será como Dios. La astuta serpiente sabe disfrazar la alucinación de realidad, mostrando los placeres de la vida como la manzana del paraíso que nos permitirá obtener todo lo deseado liberándonos de las cargas de la vida. Todo vale, todo debe estar permitido al ser humano, la eutanasia, el aborto, la clonación, reasignación de sexo, liberarse de normas y leyes, la ficción transgresiva, o cualquier otra cosa que se le ocurra en favor de sus apetitos personales, de su ambición y capricho capaz de fascinar, seducir o embobar a su prójimo elegido.
Un albedrio que nos hace perder nuestra libertad exterior y, por ende, la libertad interior. Los místicos siempre supieron que en el interior del hombre, más allá de la mente condicionada por las modas, hay una presencia incondicionada, un nivel más consciente, un saber escuchar el silencio, ese silencio habitado que supo conocer San Juan de la Cruz. Saber escuchar a Dios, que se revela a todos sin excepción alguna y nos permite, en los momentos críticos de nuestra vida, refugiarnos en Él. Nunca seremos Dios, pero siempre seremos hijos suyos.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero y Sociólogo). Presidente de AGEA Valencia
Twitter: @japuigcamps
Publicado 01-12-2017