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"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





domingo, 19 de octubre de 2014

SUPERPOBLACIÓN: MITO o REALIDAD ( II )



Como establecí, en la primera parte de este artículo, la superpoblación es un mito y no una realidad. Afirmación avalada por estudios de gran interés como el realizado por la Dra. Jacqueline R. KASUN, profesora de Economía en Humboldt University (California), que sostiene la existencia de una guerra declarada contra la población, llevada a cabo por el gobierno de los Estados Unidos y muchas organizaciones privadas en esa nación y gran parte del mundo.
En su libro “La Guerra contra la población: la economía e ideología del control de la población mundial[1], la Dra. KASUN sale en defensa de la vida de una manera como pocos autores lo han hecho hasta ahora, y con unos datos reales aún menos difundidos. Nos alerta de que algunas de las armas de combate en esta contienda son sicológicas y mortales: infundir el terror hacia nuevos nacimientos, hambre, escasez, etc., y el arma letal de la llamada “educación sexual”, dirigida a moldear jóvenes maleables en su comportamiento reproductivo: maximizar el placer y minimizar, mejor si es anular, su fertilidad.

La guerra contra la superpoblación del planeta de carácter marcadamente político[2] se inicia con la Conferencia de Población de Bucarest (1974) y, por desgracia, ha seguido en aumento hasta nuestros días. Pocos han sido los que han levantado la voz de forma clara y contundente como lo ha hecho la Dra. KASUN que destapa, con un fantástico informe, una de las grandes mentiras de la humanidad: la superpoblación.
De los muchos mitos o mentiras existentes, ella se centra en los siguientes diez, que intentaré simplificar al máximo.[3]
Mito 1º: El mundo está superpoblado. No es cierto, la mayor parte del mundo no está habitada, se ha estimado que los seres humanos ocupan actualmente no más del 1-3 % de la superficie de la Tierra.
Mito 2º: La superpoblación es la causante del calentamiento global. La primera cosa que hay que recordar es que algunos de los lugares más hermosos de este planeta, con la mayor calidad medioambiental, están en países densamente poblados, tales como Alemania Occidental, con más de 600 habitantes por 2.6 km2 cuando en China hay 330 habitantes. Algunos mitos promueven la creencia de que estamos inmersos en una catástrofe medioambiental, lo cual es falso.
Mito 3º: La superpoblación causa una reducción de la capa de ozono. Como el calentamiento global, la causa y significado del llamado “agujero de ozono” es un asunto de intensa disputa científica. Como Kuhn decía, al cambiar el paradigma todo volvía a cero.
Mito 4º. Los bosques del planeta están desapareciendo debido a la superpoblación. De ser así, el sistema nacional para la preservación de la naturaleza no hubiera crecido de 3,6 millones de hectáreas en 1964 a 38,8 millones en 1993.
Mito 5º. La polución del aíre es resultado de la superpoblación. Si fuera así, cómo se explica que los niveles de polución del aire y agua han alcanzado máximos en las economías planificadas de Europa del Este y China cuando el crecimiento de la población era bajo o negativo.
Mito 6º. Muchas plantas y animales están desapareciendo por culpa de la superpoblación. No hay absolutamente ningún dato científico que soporte esta reclamación. Incluso algunos científicos como David Jablonski[4] asegura que “no tenemos ni idea de cómo muchas especies siguen aquí y otras están desapareciendo”.
Mito 7º. La superpoblación amenaza el suministro de alimentos. Según la FAO, los suministros de alimentos exceden los requerimientos en todas las áreas del mundo[5].
Mito 8º. La superpoblación es la causa fundamental de la pobreza. Los problemas comúnmente llamados “superpoblación” son el resultado de malas políticas económicas. Por ejemplo, se suele decir que la pobreza en China es el resultado de la “superpoblación”. Pero Taiwán, con una población cinco veces más grande que China Continental, tiene una renta per cápita varias veces la de ésta. Otro, la República de Corea, con una densidad de población 3.6 veces tan grande como la de China, tiene una renta per cápita casi 16 veces mayor.
Mito 9º. En todo el mundo se está suplicando por el control de la natalidad. Esto es algo totalmente falso. Según los informes de lugares como Bangladesh, África y Filipinas. El hecho es que excedentes de condones y píldoras para el control de la natalidad llenan los almacenes de los países menos desarrollados pero las mujeres huyen de los planificadores familiares y suplican que sus DIUS implantados sean extraídos.
Mito 10º. La superpoblación causa la guerra y las revoluciones. El continente más acosado por las guerras de la Tierra: África, es también uno de los menos densamente poblados, con cerca de la mitad de habitantes por kilómetro cuadrado que la media mundial. Los malos gobiernos apuntalados por una ayuda exterior mal gestionada, son la raíz del problema con toda probabilidad.
Si la Dra. Jacqueline R. KASUN hace esta denuncia clara y contundente a la gran mentira de la superpoblación, el periodista Michael FUMENTO, en su artículo “The Myth of Too Many[6] (El mito de que somos demasiados) es aún más ácido en su denuncia, indica que esos escenarios de miedo (los mitos antes indicados) son muy útiles para los grupos políticos con sus propias agendas políticas: Planificación de la Familia. Por ejemplo, lo han utilizado para imponer el aborto, la esterilización y la anticoncepción en países en los que las familias numerosas son atesoradas y el aborto es rechazado.
Tanto la Dra. KASUN, como el periodista FUMENTO, documentan elocuentemente el hecho terrible del exterminio masivo que se lleva a cabo hoy en todo el mundo a través del aborto provocado, reconocido legalmente en muchos países en estas últimas décadas. Documentan también como este hecho no ha ocurrido espontáneamente, sino que ha sido provocado y fomentado por multimillonarios grupos de presión nacionales e internacionales.

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)/22.10.14
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[1] Fundación ADEVIDA. Madrid: Arias Montano 1993
[2] Ver informe “The Haig-Kissinger depopulation policy” por Lonnie Wolfe. 1981
[4] Profesor estadounidense de ciencias geofísicas en la Universidad de Chicago
[5] “Las múltiples dimensiones de la seguridad alimentaria” ver en:  http://www.fao.org/publications/sofi/2013/es/
[6] Citizen, January 2003 Copyright 2003 Focus on the Family. Ver en: http://www.fumento.com/stats/overpop.html


viernes, 17 de octubre de 2014

SUPERPOBLACIÓN: MITO o REALIDAD ( I )



Thomas Robert MALTHUS (1766-1834), clérigo anglicano y uno de los primeros demógrafos con gran influencia en la economía política, en su “Ensayo sobre el principio de la población”, exponía una serie de propuesta  para evitar el crecimiento geométrico de la población frente al crecimiento aritmético de los alimentos. Para él la superpoblación era la causa de la pobreza y de la miseria humana. Sin embargo no fue capaz, en sus tres ediciones de su ensayo, justificar sus propuestas.

Malthus se hizo muy influyente y controvertido, en el pensamiento económico, político, social y científico. Su influencia se puso de manifiesto en los biólogos evolucionistas, en particular en Charles DARWIN y Alfred R. WALLACE, para quienes el malthusianismo era una especie de trampolín intelectual a la idea de selección natural y a la teoría de la evolución.

Malthus sigue siendo un escritor de gran importancia y controversia, su teoría es un tema recurrente en las ciencias sociales. Autores como el economista británico John M. KEYNES o  el entomólogo estadounidense Paul R. EHRLICH, han acudido a el para establecer sus teorías sobre la inestabilidad económica en Europa a causa de la presión demográfica, en el primero, y sobre la necesidad de investigación y desarrollo de los métodos anticonceptivos, en el segundo.

Las postulaciones malthusianas y neomalthusiana tuvieron una respuesta en los análisis de Marx y en los trabajos posteriores de las ciencias sociales que utilizan igual metodología. Ya en 1845 se encuentran en su trabajo, la "Ideología Alemana", las primeras referencias al papel de la población en el proceso histórico, del cual la considera uno de los factores condicionantes.

Pero a pesar de la importancia que le asigna a la población, a diferencia de Malthus, Marx sostiene que no puede existir una ley demográfica universal sino que a cada forma de producción le corresponde una ley de población particular; dedicó, sin embargo, especial atención al problema bajo la forma de producción capitalista, investigando el concepto del "ejército de reserva del trabajo", "superpoblación relativa" o "población excedente relativa".

Estas ideas de la superpoblación marxianas y malthusianas, han sido actualmente puesta en evidencia por varios científicos y profesionales en materia demográfica. Así, la economista Jacqueline R. KASUN, autora de “La Guerra contra la población; la economía y la ideología del Control de la Población Mundial”, y el controvertido Michael FUMENTO con su artículo “The Myth of too many” (El mito de que somos demasiados), echan por tierra el concepto de sobrepoblación, introducido en 1968 por Paul EHRLICH en su libro “The Population Bomb”, al desenmascarar los mitos de la sobrepoblación.

Los mitos más utilizados, por el lobby de control de población, están relacionados con las de un mundo superpoblado, el calentamiento global, la desaparición de los bosques, la amenaza de alimentos o las guerras, entre otros. Pero estos mitos, uno tras otros, son desmontados en un fantástico informe de la Dra. KASUN, donde menciona “los 10 grandes mitos sobre una de las grandes mentiras a la humanidad: la superpoblación”.

Así mismo, el periodista M. FUMENTO en su artículo “El mito de que somos demasiados” indica que el slogan “Demasiada gente, demasiada poca comida”, es lo que el lobby de control de la natalidad dice cuando se les presiona por el aborto.

Que no se nos mienta. El problema está causado por una injusta y equitativa distribución de los recursos, por vivir en una sociedad extremadamente consumista y por qué tenemos una actitud depredadora ante los recursos de la tierra. Pero no existen problemásde falta de comida (ver informes de la FAO), ni de falta de recursos o falta de espacio, como nos han querido vender las tesis oficiales. El problema tampoco es por las tasas de natalidad (que cada vez son más bajas).   
La tesis oficial, de “acusar a la víctima”, consiste básicamente en hacernos creer que la razón principal del rápido empeoramiento actual de las crisis en la salud, la malnutrición, el subdesarrollo, la ecología y el medio ambiente es que hay demasiada gente en el planeta. Pero la realidad es otra muy distinta: la del lucro de corporaciones empresariales a favor del control descarado de natalidad, púdicamente llamado “planificación familiar”.


José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia


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martes, 30 de septiembre de 2014

LA OBEDIENCIA QUE LIBERA y LA LIBERTAD QUE ESCLAVIZA



A lo largo de la historia la palabra libertad ha llenado la boca de políticos y patriotas de pacotilla que la han utilizado más para esclavizar a los hombres que para otorgarles el bien sagrado de ser libres. Si ser libre es  poder elegir lo que uno quiere sin coacción externa e interna (vamos, hacer lo que le de la gana), resulta imposible serlo en una sociedad civilizada.
Entonces, si resulta imposible ser libres, ¿somos esclavos? En la vida no podemos movernos entre la dualidad de libres o esclavos, sino entre libres y responsables. El diccionario de la lengua nos da varias acepciones para el concepto de libertad y, para un mejor entendimiento de lo que quiero decir, tomo la siguiente: la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad.  
En esta decisión, de nuestra conciencia, interviene la responsabilidad, como valor que está en la conciencia de cada persona permitiéndole reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral.
La desgracia que atormenta a muchas personas, que se consideran libres para hacer lo que desean, es que no se explican la necesidad que tienen de darse a alguien, de amarle o de perdonarle, pues todo ello lo esclaviza. Pero esa esclavitud es precisamente la que les libera, como ser humano, y lo mantiene en el único camino para ser feliz.
Nadie que vive en libertad puede hacer lo que quiera y, a su vez, no responder ante los demás del uso de esa libertad. Toda libertad implica una clara opción, la de elegir lo que está bien o lo que está mal, quién no es capaz de distinguirlas tiene una grave patología humana.
Esa capacidad de elegir entre el bien y el mal, San Agustín la define como libre albedrio, pero, no debemos confundir el libre albedrío con la libertad. La libertad permite el buen uso del libre albedrío, mientras que éste, como decía Lenin, no significa otra cosa que la facultad de tomar una resolución con conocimiento de causa. El libre albedrío requiere ausencia de coacción externa, la libertad requiere ausencia de coacción interna.
Ese conocimiento de causa, ese actuar sin coacción externa o interna, esa responsabilidad en nuestras acciones, es lo que nos hace verdaderamente libres. Libres para hablar, para actuar, para amar, para obedecer y para perdonar. Somos, en definitiva, seres racionales esclavos de nuestras decisiones y con capacidad para reconocer nuestras equivocaciones y, lo más importante, corregirlas.
Debemos ser conscientes de que la responsabilidad va unida, muchas veces, a la subordinación de nuestra voluntad (como acto) a una autoridad, acatando el cumplimiento de una demanda o la abstención de algo que prohíbe. Ello nos hace ciudadanos, es decir parte de una estructura social y política, con derechos y con obligaciones, pero no súbditos o esclavos.
La figura de la autoridad que merece obediencia puede ser, ante todo, una persona o una comunidad, pero también una idea convincente, una doctrina o una ideología y, en grado sumo, la propia conciencia y además, para los creyentes, Dios.
Los hombres y las mujeres reciben el albedrío como un don de Dios, pero la libertad y, a su vez, la felicidad eterna proviene de la obediencia a Sus leyes. De ahí que digamos que hay una obediencia que libera y una libertad que esclaviza.
José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia
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Publicado: 30-septiembre-2014