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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





martes, 6 de febrero de 2024

EMULANDO A FAUSTO

Desde Adán y Eva, a lo largo de la historia se repiten acontecimientos sobre aquellos que, por conseguir, fama, riqueza o juventud eterna venden lo más preciado que tienen al demonio, aun sabiendo que el trato no suele acabar bien. Es Fausto, probablemente, el más famoso de todos los insensatos que por conseguir sus ambiciones renuncia a la integridad moral para alcanzar el poder y el éxito durante un plazo limitado. La historia se hizo popular gracias a Johann Wolfgang von Goethe cuyo personaje central, basado en Johann Georg Faust (1480-1540), vende su alma a Mefistófeles (demonio del folclore alemán) a cambio de conocimiento y placeres mundanos.

A finales del siglo XVI, cuando habían transcurridos unos cincuenta años desde la muerte del Johann Faust real, se publicó en Frankfurt un librito de bolsillo titulado "Historia von D. Johann Fausten” (La historia del doctor Johann Faust), que narraba brevemente una biografía ficticia de Faust, que llevaba varias décadas muerto. La historia relata como Faust invoca al Diablo y este aparece como Mefistófeles que cortésmente saluda al doctor y le pregunta cuál es el propósito de su invocación. Su respuesta es simple: desea obtener el conocimiento más elevado, la revelación de los grandes secretos y misterios de la existencia que les están vedados a los seres humanos. Pero Mefistófeles, duro negociador, regatea sin descanso tratando de obtener el trato más ventajoso posible. Cuando por fin llegan a un acuerdo, el pacto se redacta en un documento que el doctor Fausto sella entintando una pluma con su propia sangre.

Los mitos y las leyendas suelen expresar grandes verdades y nos ayudan a comprender el presente pese a su origen remoto. La historia nos ofrece abundantes ejemplos de como para conseguir un fin no escatima el ser humano en utilizar cualquier medio a su alcance incluso, como el Dr. Faust, vender su alma al diablo. El demonio es un espíritu que adopta múltiples formas para engatusar al ser humano y hacerle caer en la tentación para culminar sus deseos. Fausto podría haberse llamado así o de muchas otras maneras ya que observamos en la actualidad situaciones que lo emulan, es decir, imitan sus acciones llegando a igualarlo o superarlo. Es el caso de Pedro Sánchez (Fausto) y Puigdemont (Mefistófeles). El primero vende su alma al segundo a cambio de poder.

Pero no siempre sale como Fausto desea ya que el que dispone el final siempre es el diablo. Los pactos que el Psoe, con Sánchez a la cabeza, conceden a Junts, por expreso deseo de Puigdemont, son un claro ejemplo. Nada queda asegurado cuando se pacta con el demonio, un duro y escurridizo negociador que no dudará en hacer lo que sea hasta conseguir el trato más ventajoso para él y no le importará nada el destino de Fausto es más disfrutará denigrándolo. El intento de aprobar la Ley de Amnistía por el Parlamento es una muestra de ello, pues se ha visto como los pactos no estaban tan amarrados como se decía y la cara del resiliente presidente no encajaba con el vapuleo de Junts.

El folklore, que significa aprehender lo existente, evitar que la memoria se pierda, nos debe ayudar a comprender el presente y descubrir nuevas vueltas al origen. Quizás habría que solicitar que esta bajada al origen de los mitos fuera compartida por mucha más gente. Pero por desgracia nunca es así. Fausto y su “Mefistófeles” se nos aparecen como una categoría que los humanos han ido perfeccionando desde un deseo más o menos oculto de alcanzar o lograr lo deseado. Fausto pretende romper la falsa armonía del mundo a costa de implantar un fragmento del caos, a cambio de conseguir un poder limitado. Emulando a Fausto, es posible, que al risueño y sonriente Sánchez le cueste la Moncloa.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 6-2-2024.

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