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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





sábado, 22 de abril de 2023

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

 

Si creemos lo que dicen la prensa diaria y la televisión, cada modelo nuevo de chip, cada componente nuevo de software, cada nuevo adelanto en las redes sociales y cada modelo nuevo de teléfono móvil u otro dispositivo portátil cambiarán nuestra vida de forma revolucionaria. Nadie discute que el efecto de la tecnología informática en la vida diaria del ciudadano de a pie ha sido revolucionario y nadie pone en duda que las tecnologías digitales están en nuestras vidas más tiempo del que pensamos. Sin embargo, es necesario recordar que la tecnología no es neutra, sino que juega un papel constitutivo en nuestra vida diaria. Las tecnologías constituyen formas de vida y reconfiguran, reestructuran y modulan las actividades humanas, ofrecen posibilidades, pero también amenazas. Cuando los individuos se convierten en identidades cuantificadas, la sociedad corre el peligro de convertirse en una dictadura sujeta a los datos.

En la historia de las ciencias de la computación siempre se ha intentado emular al ser humano y crear maquinas que imitan su inteligencia. Así llegamos a la inteligencia artificial (IA), cuyo término fue acuñado formalmente en 1956 durante la Conferencia de Dartmouth. Para la evolución de la (IA) las dos fuerzas más importantes fueron la lógica matemática, la cual se desarrolla rápidamente a finales del siglo XIX, y las nuevas ideas acerca de la informática, también llamada computación unido a los grandes avances en electrónica. Estas nuevas ideas, han hecho participes en el desarrollo de la ciencia computacional a la filosofía, la neurociencia y la lingüística y el modelo utilizado para la gran disrupción tecnológica en esta materia ha sido la Red Neuronal Artificial (RNA), un modelo inspirado en el cerebro humano que imita el funcionamiento de las redes neuronales de organismos vivos a través de un conjunto de unidades llamadas neuronas artificiales conectadas entre sí en forma de red.

Una red neuronal es un método de la inteligencia artificial que enseña a las computadoras a procesar datos de una manera que está inspirada en la forma en que lo hace el cerebro humano. Para esa enseñanza necesita del aprendizaje a través de algoritmos informáticos que van mejorando automáticamente a través de la experiencia. Este método de aprender y mejorar continuamente permite que se realicen tareas complejas, que no podrían ser realizadas mediante la programación clásica basada en reglas. Las dos técnicas que actualmente se utilizan de IA son: el Machine Learning y el Deep Learning. Este último está inspirado directamente en la arquitectura de las neuronas del cerebro humano, lo que le permite profundizar en su aprendizaje y permitir preguntas como vemos en las aplicaciones Siri, Alexa o Cortana. Uno de los responsables de esta realidad ha sido OpenAI (compañía de investigación de IA) que a finales del año pasado lanzó ChatGPT una inteligencia artificial con más de 175 millones de parámetros que está entrenada para mantener conversaciones a través de los chatbot donde solo tienes que hacerle preguntas de manera convencional y las entenderá.

Estos chatbot son solo una pequeña parte de la IA, un terreno amplio que sus propios creadores han hecho una llamada de atención para una regulación y uso responsable. Entre los que proponen la regulación responsable se encuentran varios ganadores del premio Turing, considerado el Nobel de la informática. Max Tegmark, cofundador de la Future of Life Institute del MIT ha señalado que “los riesgos de la IA están aquí y ahora, y no podemos permitirnos esperar hasta que suceda algo catastrófico para tomar medidas preventivas”. Sin embargo, no parece conveniente prohibir herramientas como ChatGPT ya que no evitaría su proliferación. Debe regularse para evitar situaciones como las imágenes (falsas y ultravirales) de Su Santidad paseando por el Vaticano disfrazado como un rapero -creadas con herramientas de inteligencia artificial-, que han demostrado los peligros de una realidad paralela cada vez más asequible.

La inteligencia artificial no tiene como finalidad reemplazar a los humanos, sino mejorar significativamente las capacidades y contribuciones humanas. Unas mejoras que todavía está por ver si los cambios que trae serán positivos o negativos para la sociedad. Por ello no podemos esperar, ante los posibles riesgos de la IA, y actuar para reducir el impacto de los sesgos garantizando comportamientos éticos y responsables por parte de los creadores de modelos de lenguaje, a través de políticas que aseguren la no utilización de estas herramientas para fines dañinos. Además, los usuarios deben entender que son herramientas automatizadas cuya información puede contener errores.

José Antonio Puig Camps -Doctor Ingeniero Agrónomo y Sociólogo

Publicado 22-04-2023