El
sábado pasado, seis de Mayo, en una de las manifestaciones educativas más
multitudinarias que se recuerdan, más de 40.000 personas según cálculos de la organización,
marcharon por el centro de la ciudad con una reivindicación clara: la libertad
educativa. Más de 45 minutos después del comienzo de la marcha, aún había
cientos de personas que apenas se habían movido. Y es que la Federación
Católica de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (FCAPA), que había
convocado la manifestación junto a la plataforma y USO, centró sus
reivindicaciones en la recuperación de las 31 aulas de 1º de Bachillerato que
25 colegios concertados de toda la Comunitat Valenciana perderán el curso que
viene. Para los convocantes de la manifestación, este recorte “supone impedir a
más de mil alumnos la continuidad del próximo curso 2017-2018 en sus propios
centros”.
La
manifestación, que duró más de dos horas, cerró el acto con un claro
comunicado: “Los padres, como ciudadanos que sostenemos con nuestros impuestos
tanto la red pública como la concertada y, especialmente, como primeros
responsables de la educación de nuestros hijos, tenemos derecho a que estos
reciban una educación de calidad, a escoger libremente el centro al que
queremos confiar su educación, y a que ésta esté de acuerdo con nuestras
propias convicciones, ya sean religiosas, morales, pedagógicas o filosóficas.
Este comunicado hacía hincapié en que la concertada no quiere “ninguna
imposición”, ni de lengua, ni de distrito escolar, ni de ideología de género,
ni de un modelo educativo único y uniforme. Contra toda imposición, exigimos
libertad de educación. Sin las familias nada puede
hacerse en materia de educación”.
Como se
pudo ver en esta manifestación, que se desarrolló en un ambiente lúdico y
familiar repleto de niños de todas las edades, las razones de esta masiva
movilización ciudadana, que no descartaba repetirse en otras ocasiones, eran
“muchísimas” y muy generosas, y por eso la gente ha dicho “basta ya”. Un “basta
ya” capaz de movilizar a miles de personas, que sin apoyo de las grandes
patronales de la educación concertada y ante una convocatoria urgente, superó
todas las expectativas. Por fin, la clase silenciosa salía a la calle. Los
políticos tocaron, con su negativa a la libertad de educación elegida
libremente por los padres, la fibra más sensible de la familia: los hijos.
Miles
de padres, alumnos y docentes han salido a las calles para unir fuerzas en una
manifestación en Valencia contra el decreto que, la conselleria que dirige (¿?)
Vicent Marzà, llevará a cabo para el próximo curso escolar -el denominado
arreglo escolar-, en el que está previsto la supresión de conciertos para
Infantil, Secundaria y Bachiller. Después de esta gran manifestación ciudadana,
vamos a ver si la Generalitat, con su presidente y vicepresidenta al frente, toma
nota en favor de la libertad educativa. Una libertad educativa que, en contra
de lo que dice el Conselll, no cuesta más dinero a los contribuyentes sino todo
lo contrario. El coste total por alumno
en los centros públicos es de media 6.940€, coste que la Administración pública
financia en su totalidad, según el informe anual “Datos y cifras del Curso
Escolar 2014-2015” del Ministerio de Educación. Sin embargo, en el caso de un
centro concertado, la Administración financia prácticamente la mitad de esa
cifra quedándose por debajo de 2.900€. Así pues, señores del tripartito que
están gobernando la Comunidad Valenciana, no es por el coste por lo que quieren
eliminar la concertada sino por su esfuerzo continuo y desmesurado de imponer
su ideología política.
José Antonio Puig Camps.
AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Twitter: @japuigcamps
Publicado 08-05-2017