Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





viernes, 19 de abril de 2024

LA GUERRA, EL ODIO Y LA VENGANZA

 

No hace falta ser muy inteligente para saber que desde el inicio de los tiempos el ser humano responde con violencia a sus emociones mas intensas. El odio, como sentimiento de aversión y rechazo, intenso e incontrolable, hacia algo o alguien. La venganza, como castigo contra quien le ofende. Estas emociones: odio y venganza, nunca van solas, las acompaña la codicia por obtener más bienes, esclavizando al vencido. Para no ser vencidos y evitar esa esclavitud, el instinto gregario originó la unión de unos a otros, escalando desde la familia, tribus, ciudades, estados, reinos e imperios. Así nace la única misión de las Fuerzas Armadas: ganar la guerra. Una guerra impuesta por la política de quienes gobiernan y que a menudo desafiando la autoridad central establecen su propio dominio. Un dominio donde impera siempre el odio y la venganza. La humanidad ha evolucionado en casi todo menos en la paz. Los grandes avances tecnológicos que deberían estar al servicio del bienestar de todas las personas se sitúan a menudo al servicio de los señores de la guerra que ejercen un poder militar y político

Sean cuales sean las causas de las guerras o las fuerzas en ellas implicadas, los resultados suelen ser los mismos. Los conflictos armados llevan consigo pérdidas atroces de vidas civiles, desplazamientos masivos y violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. A pesar de la existencia de los tratados de derecho internacional humanitario, como los Convenios de Ginebra de 1949, muchas de las más graves transgresiones de derechos humanos se cometen en guerras: el empleo de la violación como arma de guerra, el reclutamiento de niños para servir en primera línea, ataques directos contra la población y las infraestructuras civiles. Además, las partes beligerantes intentar debilitar a comunidades a modo de represalia, poniendo obstáculos a la ayuda humanitaria e incluso utilizando el hambre como arma de guerra.

La guerra, el odio y la venganza son causa de los más graves delitos de derecho internacional cometidos durante los conflictos armados: “Crímenes de guerra”, por violaciones graves del derecho internacional humanitario; “Crímenes de lesa humanidad”, como los asesinatos, exterminio, esclavitud, torturas, violación, apartheid; “Genocidio”, actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, un grupo nacional, étnico, racial o religioso. A pesar de que los tribunales especializados, como la Corte Penal Internacional (CPI), juzgan severamente a quienes cometen esos delitos, nada frena ese instinto gregario del ser humano en su escalada de violencia. Una violencia motivada fundamentalmente por tres arcaicas pasiones humanas: la ambición de poder, la codicia o afán excesivo de riqueza y el excesivo deseo de prestigio. Unas pasiones que se entrelazan alimentan y sostienen recíprocamente.

Cada vez que estalla una guerra, es un gran fracaso para toda la humanidad. Parece que no aprendemos a convivir en paz. Es evidente que lo que llamamos “progreso” no evita la salvajada de las guerras. Los intentos de gobernanza global, las instituciones y los tratados internacionales no logran evitar los estallidos violentos. El mantenimiento de la violencia en todas sus formas ya sea visible o invisible, conduce a estallidos de conflictos impulsados por intereses de poder y prejuicios. Unos intereses que, bajo la permisividad de la política internacional, ha llevado a la guerra entre Israel y Hamas, a la invasión rusa de Ucrania, o a tantos otros conflictos armados a gran escala en Burkina Faso, Somalia, Sudan, Yemen, Myanmar (antigua Birmania), Nigeria y Siria. Precisamente en medio de este caos, Dios siempre pregunta a la conciencia del hombre ¿Dónde está tu hermano?

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 19-04-2024.