En dos meses España se habrá desbocado
en elecciones. Además de las elecciones generales del 28-A, esa jornada será
también electoral en la Comunidad Valenciana. Apenas un mes después, el 26 de
mayo, todos los ciudadanos estarán de nuevo llamados a las urnas para elegir a
sus representantes en Europa, unas elecciones que coincidirán con municipales y
autonómicas en todas las comunidades, excepto en Andalucía, País Vasco, Galicia
y Cataluña. De todas esas elecciones, siendo todas importantes, la fundamental,
como es lógico, es la primera, las elecciones generales. No se trata de una
elección más. Políticamente, nos jugamos un modelo de España. Es el momento de
votar correctamente, es decir, al partido que te da mayor confianza a la vista
de sus actuaciones, promesas y gestión. No todos los partidos se presentan en
igualdad de condiciones, sobre todo, si en el periodo electoral hay partidos
trileros que, aprovechando su situación de ventaja, hacen fraude sin ser
vistos. No es lo mismo el PSOE, con sus viernes sociales, tirando de chequera
del dinero de los demás, que el PP, C´s, Podemos o VOX. Ni tampoco puede el
ciudadano conocer cómo actuará el partido en el gobierno cuando nunca lo ha
ejercido.
En todo proceso de decisión la
información o conocimiento que se tiene sobre la resolución o determinación de
algo dudoso o indeciso, siempre es vital. Ante la tradicional aceptación de
verdades universales (científicas y morales), ahora se tiende a considerar las
verdades como relativas, dependiendo de quién, cómo, o cuando las diga. Por
todo ello es importante, a la hora de ejercer el voto, tener una serie de
parámetros que permitan hacerlo con cierta seguridad. Entre los parámetros que
van a permitir hacerlo están, por ejemplo, las listas electorales o el programa
que presenta un partido. Otro factor muy importante es conocer que capacidad de
gobierno tendrá, lo cual es más fácil saberlo con partidos que ya han gobernado
que con los que nunca lo han hecho. A estos últimos solo queda confiar en sus
promesas y darles un voto de confianza. Pero, en una sociedad como la nuestra,
la confianza no siempre es fácil entregarla, máxime cuando la ciudadanía es
poco dada a profundizar en los asuntos o temas que obliguen a realizar un
detallado análisis, siendo mucho más fácil y cómodo aceptar los titulares,
noticias no muy veraces pero atractivas o información masiva a través de las
redes sociales mayoritariamente fake news.
Llegados a este punto, solo le
queda al ciudadano elegir en función de la gestión que el partido haya ejercido
o pueda ejercer. La gestión del PSOE de Sánchez, como también lo fue el del su
predecesor Zapatero, se basan en el gasto público, subvenciones varias e
impuestos altísimos, aumento de déficit y deuda. Frente a esa propuesta tenemos
otra, liberal-conservadora, la del PP de Casado y su predecesor Rajoy, que
confía en el individuo, con gasto limitado y eficiente, cumplimiento del
objetivo presupuestario y propósito de amortización de deuda. No son pequeñas
las diferencias, y, por tanto, no son pequeños los diferentes resultados que se
pueden esperar. Los otros partidos, que no han demostrado la experiencia de
gobierno, hacen refritos de los programas presentados por los anteriores y les
añaden algún tipo de especias para mostrar un posible cambio o sabor en su
receta, siendo consciente que les va a ser imposible hacerla degustar.
El confiar en lo prometido ya
sabemos que no siempre trae buenos resultados. El confiar el voto a un partido
con poca presencia territorial solo lleva a encarecer el escaño, pues la ley
D'Hondt tiene un efecto distorsivo que premia a circunscripciones únicas frente
a la división del voto. Con ello los partidos pueden tener más votos pero menos
escaños que, en definitiva, es lo que da el gobierno. Cuando una persona
invierte sus ahorros, quiere buscar el mejor gestor. Prometer que se va a
regalar todo, puede ser muy bonito, pero es falso. Querer cambiar de régimen,
genera inseguridad y ofrecer propuestas tibias o irrealizables, no logra nada
concreto. Lo que aborda lo alcanzable, lo que fija posición para dar
certidumbre, con sus aciertos y sus errores, es la buena gestión. Parece
razonable apostar por ella, porque nos jugamos mucho si no hacemos una buena
elección, nada más ni nada menos que nuestro futuro y el de nuestros hijos.
José Antonio
Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Blog:
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter:
@japuigcamps
Publicado 24-03-2019