Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





viernes, 19 de enero de 2024

LA ÉTICA DE LA IRRESPONSABILIDAD

 

Max Weber, considerado uno de los fundadores del estudio moderno de la sociología, hizo una distinción entre ética de la convicción y ética de la responsabilidad: la primera orientaría la acción desde el único criterio del cumplimiento de férreos principios morales, mientras que la segunda tiene en cuenta las consecuencias, el contexto y las repercusiones sobre el que actúa. En su obra “La política como vocación” (1919), Weber traza el contraste entre las dos éticas y nos previene sobre el malentendido que pueden dar lugar ambas etiquetas: “No es que la ética de la convicción sea idéntica a la falta de responsabilidad o la ética de la responsabilidad a la falta de convicción. No se trata en absoluto de esto”. Weber nos muestra las características psicológicas que debe tener una persona para que se la considere un “político de vocación”, abordando el sentido moral de esa vocación, es decir: el que vive para la política y no solo de la política.

En la ética de la irresponsabilidad, se está pendiente de los resultados e indiferente a las consecuencias. Es algo así como que el fin justifica los medios. El político por vocación vive para la política y debe ser capaz, llegado a un cierto punto, sintiendo la responsabilidad por las consecuencias de sus actos, de decir: “no puedo hacer otra cosa, aquí me detengo”. Entonces la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción deben contemplarse en realidad como elementos complementarios que han de concurrir para formar al hombre auténtico, al hombre que puede tener vocación política. Pero cuando la llamada responsabilidad se convierte en una sentencia de muerte del mundo que uno quiere defender, las pretendidas actuaciones sensatas son un disfraz de la irresponsabilidad. Tenemos derecho a sospechar que estamos en manos de unos insensatos.

En la entrevista del pasado domingo (14-01-2024) del diario “El País” a Pedro Sánchez, muestra una clara insensatez al arrogarse ser poseedor de la verdad en todas sus manifestaciones. Sánchez tercia en la vieja polémica entre Platón y Aristóteles: la relación entre realidad y verdad. Platón dice que la verdad es la idea. Aristóteles indica que es la adecuación del intelecto con lo real. Así cuando en la entrevista dice que “la verdad es la realidad” se decanta claramente con el Estagirita. Una tesis no compartida por Kant quién pensaba que no podemos conocer la esencia de las cosas ya que nuestro entendimiento sólo nos proporciona luz para establecer relaciones lógicas sobre la pariencia externa de lo real. Pero la insensatez de Sánchez le lleva la contraria y asegura que si, que él sabe perfectamente lo que es verdad y lo que no. Su arrogancia plasmada en tesis copiadas y libros no escritos ahora trasciende la política y se adentra en el plano filosófico.

Su entrevista muestra su ética de la irresponsabilidad en sus aseveraciones como cuando se refiere a la transparencia de un documento sobre inmigración que nadie ha leído. También, cuando dice que es imposible gobernar sin asumir la pluralidad como si eso le obligara a ceder la inmigración a Junts. O, cuando asegura que Junts reconoce que los pactos están integrados en la Constitución, lo que jamás ha hecho. Su incesante búsqueda de la verdad queda clara cuando promete una cosa y luego, hace la contraria porque es la realidad, siempre mutable. Sus mentiras ya son todo un arte. El arte de hacer creer al ciudadano falsedades saludables y hacerlo a buen fin. Es su arte conceptual que crea una corriente de adeptos, de crédulos, dedicados en exclusiva a difundir y repetir las falsas noticias. Pues no hay persona que propague mejor una mentira que el que se la cree. Sus cambios de opinión son sentencias de muerte para el país que uno quiere defender, y un disfraz de su irresponsabilidad.

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 19-1-2024.