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"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





jueves, 9 de marzo de 2023

EL GEN TOTALITARIO DE LA IZQUIERDA

 

Que el gobierno, presidido por Pedro Sánchez, no ha tenido nunca una voluntad real de regeneración democrática lo ha puesto de manifiesto el descaro antiinstitucional de toda su legislatura y lo constata la naturalidad con la que el PSOE parece aceptar que sus diputados puedan irse de francachela sin dar cuenta a nadie ¿A ti que mas te da?, se pregunta Patxi López para sonrojo de propios y extraños ante el caso del “tito Berni”. Un presidente para el que la lealtad jerárquica es mucho más importante que los principios personales. El artículo primero de todo gobierno totalitarista: la concentración de poder en un líder, otro: la utilización del Derecho, a través de la manipulación de la legalidad con el propósito del logro de sus objetivos, la Fiscalía ¿de quién depende? Del gobierno, pues ya está.

Los Estados totalitarios se caracterizan porque el dictador o líder totalitario debe mentir, para mantenerse en el poder. Sánchez que empezó su andadura en el PSOE manteniendo varias “líneas rojas”: no pactar con Bildu y mantener a Podemos bien lejos, el tiempo ha demostrado que todo era una burda mentira. Causa estupor que un presidente que ha alardeado de abanderar la regeneración no haya mostrado el más mínimo pudor a la hora de colonizar la Administración tras la llegada al Gobierno, en contra de la falsa bandera de su moción de censura. Si todos los ejecutivos desde la reinstauración democrática cometieron el error, y el exceso, de colocar a personas y dirigentes afines al frente de las empresas públicas del Estado, en el caso de Pedro Sánchez esta deriva resulta aún más lacerante, en la medida que lo aspira en los tres poderes del Estado. El empeño en perpetuar un sistema clientelar ha llevado al presidente a colocar en puestos de confianza a casi la mitad de la Ejecutiva del PSOE y mostrar su “generosidad” con sus amigos y familiares en ese asalto sostenido a las instituciones. Un anhelo partidista al que no le ha importado la falta de idoneidad de muchos de sus elegidos, con la correspondiente degradación del Estado y la erosión de las instituciones.

Otro elemento que concurre en los gobiernos totalitarios es el rechazo populista al mercado que encuentra un aliado perfecto en los argumentos económicos neomarxistas. Para la nueva política “progresista”, la economía sigue estando al servicio de la consecución y mantenimiento del poder. Si bien es cierto que el actual Gobierno ha tenido que soportar una pandemia y una economía de guerra, también lo es que ningún gobierno de la democracia española ha tenido tal cantidad de fondos europeos y una permisividad tan grande al déficit excesivo. Eso le ha permitido disponer de ingentes cantidades de dinero para malgastarlos en proyectos de poca o nula utilidad social y económica. Ni un solo proyecto está aportando un mínimo impulso a la capacidad productiva del país, observándose que mayoritariamente son meras ideas ideológicas para que el Gobierno social-comunista otorgue prebendas a colectivos afines. El problema lo tendrá el próximo gobierno ya que Bruselas ha avisado que a partir de la primavera de 2024 se volverán a incoar procedimientos por déficit excesivo.

El ensayo, “La tentación totalitaria” de Jorge Vilches y Almudena Negro, explora con claridad la estrategia de acumulación de poder y cambio de régimen que pretende consolidar el actual Ejecutivo. Una tentación que acompaña a toda ideología izquierdista con la colonización del Estado y sus instituciones, cambio de leyes para satisfacer a sus socios, marginación de la oposición hasta convertirla en enemiga de la voluntad general y de la propia democracia, control de los medios de comunicación y de la educación, erradicar la independencia del poder judicial, ataque a la Corona… El gen totalitario de esta izquierda se nutre del supremacismo moral (con su rechazo al principio de igualdad y al ideal de pluralismo) y del constructivismo (un proyecto político que es pura ingeniería social). Una izquierda instalada en la posverdad, es decir, en la propagación de mentiras que permitan aislar inmutablemente al enemigo político.

El escándalo que ha provocado las correrías del “tito Berni” son una muestra clara de cómo han reaccionado los ciudadanos frente a los abusos de poder y la corrupción. También, una muestra de la incapacidad de un PSOE de mostrar la más mínima humildad ante su cacareado acervo de moralina frente al trato despiadado con los que no piensan o aceptan sus actuaciones. Aún están esperando las víctimas, por la ley del solo si es si, que Sánchez les pida perdón. Un presidente que ni siquiera se dignó votar la reforma legal que el mismo propuso.

 

José Antonio Puig Camps -Doctor Ingeniero Agrónomo y Sociólogo

Publicado 09-03-2023