Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





viernes, 18 de diciembre de 2020

CUANDO LA MUERTE SUSTITUYE A LA COMPASIÓN

 

El extraordinario y progresivo desarrollo de las tecnologías biomédicas ha acrecentado de manera exponencial las capacidades clínicas de la medicina en el diagnóstico, en la terapia y en el cuidado de los pacientes. El progreso de las tecnologías abre unas oportunidades favorables de servicio al bien integral de la vida y de la dignidad de todo ser humano. Sin embargo, estos progresos, no son determinantes por sí mismos para calificar el sentido propio y el valor de la vida humana. Necesitan una creciente y sabia capacidad de discernimiento moral que evite el uso deshumanizado de las tecnologías, sobre todo en las fases críticas y terminales de la vida humana. Pues como decía Benedicto XVI (Spe salvi 30-11-2007), “si el progreso técnico no se corresponde con un progreso en la formación ética del hombre, con el crecimiento del hombre interior, no es un progreso sino una amenaza para el hombre y para el mundo”.

El 17 de Diciembre de 2020 pasará a la historia de España como el día en que el progreso técnico no se corresponde con un progreso en la formación ética del ser humano. Un día en que el Congreso de los Diputados dará luz verde al inicio para la aprobación de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia. Un día en el que el imperio de unas élites deshumanizadas va a acorralar hacia la muerte a los más desvalidos –los descartables, como bien reprocha el Papa- en lugar de ofrecerles la alternativa que nos hace humanos, la compasión. Un día donde un grupo de políticos (201 votos a favor, 140 votos en contra y dos abstenciones) ha conseguido que la muerte sustituya a la compasión en nuestras vidas. El hecho es especialmente grave, pues instaura una ruptura moral; un cambio en los fines del Estado: de defender la vida a ser responsable de la muerte infligida. Esta ley ha sorteado la opinión contraria del Comité de Bioética de España, órgano asesor del Estado que marca a las administraciones públicas el canon ético en materia de biomedicina y ciencias de la salud. También ha despreciado la opinión del Colegio de Médicos al ser contraria a sus intereses políticos.

Los pacientes con enfermedades avanzadas se merecen unos cuidados que les permitan tener una mejor calidad de vida en los últimos momentos de su existencia. Según la Organización Mundial de la Salud, los cuidados paliativos son el conjunto de medidas que previenen y alivian el sufrimiento, incluyendo el dolor y otros problemas, sean estos de orden físico, psicosocial o espiritual. La Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal) asegura que, en el Atlas de los Cuidados Paliativos en Europa 2019, España está situada a la cola en la atención a los pacientes al final de la vida. El Atlas no solo registra un estancamiento de los cuidados paliativos en España en los últimos ocho años, con 0,6 servicios especializados por cada 100.000 habitantes cuando lo recomendado es de 2 puntos, sino una preocupante falta de equidad entre las CCAA y entre el medio rural y el urbano. El Atlas presentado en el XVI Congreso Mundial EAPC 2019 en Berlín, indica que en España, de las 228.000 personas que fallecen anualmente con necesidad de cuidados paliativos, alrededor de 80.000 lo hacen sin acceder a ellos.

La eutanasia, la autonomía de la voluntad o el falso derecho a la muerte son mentiras que el hombre se inventa y las ideologías aprovechan para vender a su favor promesas falsas. El deseo y la acción de aliviar, reducir o eliminar el sufrimiento de otro no es tomar el atajo de la muerte provocada, sino un  adecuado  tratamiento  del  dolor y del sufrimiento (unidades de cuidados paliativos), con el apoyo técnico domiciliario que permita que la persona pueda morir en casa en un contexto de confort  familiar  y  afectivo. También que el Estado español, en lugar de gastar el dinero en conseguir favores de partidos políticos que le permitan mantenerse en el poder, se preocupe de que esas personas mayores, enfermas y vulnerables, puedan tener una pensión digna que les permita una calidad de vida aceptable y no pensiones bajas, condiciones precarias de vivienda, soledad y falta de entorno afectivo, elementos que les lleva a manifestar el deseo de morir.

El Congreso de los Diputados, este 17 de diciembre, ha dado un paso más para aprobar la ley de eutanasia. Un texto al que solo se opone el PP y VOX. Una norma, impulsada por el PSOE, que podría estar lista para su aplicación en Mayo 2021. Una ley que está asestando una clara agresión a la tradición y a la ética médica con la consiguiente quiebra de la relación de confianza médico-paciente. Una ley cuya tramitación se ha realizado de manera sospechosamente acelerada, en tiempo de pandemia y estado de alarma, sin escucha ni diálogo público; que acomete una nueva e ideologizada ingeniería de transformación social, testimonio de la profunda decadencia de valores que está experimentando nuestra España. España necesita una ley de Cuidados Paliativos y no esta otra cuyas consecuencias abre la puerta a la inseguridad jurídica y a la pendiente deslizante que lleve en unos años a incluir otras situaciones de niños con incapacidad, enfermos mentales y ancianos con demencia. Una ley que pretende eliminar a los descartables, sustituyendo la compasión por la muerte.

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

AGEA Valencia (https://agea.es)

Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/

Twitter: @japuigcamps

Publicado 18-12-2020

 

martes, 24 de noviembre de 2020

LAS TEMIBLES LINEAS ROJAS

 

En la guerra de Crimea (1853-1856) el Ejército británico utilizo la frase “La delgada línea roja” por el color de las casacas que vestían los militares escoceses en su avance hacia las líneas enemigas. Esta frase fue tomando un significado distinto tras las continuas derrotas sufridas en otras contiendes, tomándose la expresión “líneas rojas” en el sentido de la última frontera del poder británico. En España los líderes políticos han incorporado a su vocabulario la expresión “líneas rojas” como significado de limite o frontera infranqueable a partir de la cual, la negociación o compromiso es imposible. Son las temibles líneas rojas que no se pueden traspasar. Sin embargo, para desgracia de los intereses de España, el gobierno social-comunista parece estar pendiente de las líneas rojas, para traspasarlas. Probar suerte yendo siempre un poco más lejos y, después de comprobar que no pasa nada, abordar la siguiente línea infranqueable. Es un argumento grotesco e inverosímil que trata a las personas como si fuéramos tontos, pero a la vista de los resultados que obtienen es para hacérnoslo ver.

Al igual que sucede en el circo, ahora el gobierno social-comunista ha realizado el triple salto mortal con una ley educativa llamada LOMLOE ((Ley Orgánica para la Modificación de la LOE) o ley Celaá. Es la nueva prueba circense, lo más de lo más, para demostrar que a ellos eso de las líneas rojas no les importa nada. Con una diferencia de un voto se ha aprobado en el Congreso de los diputados, iniciar los trámites de una ley corrosiva que afecta a 8,2 millones de alumnos y sin pacto de los grandes partidos. De no sufrir algún cambio en el Senado poco le falta a esta ley para entrar en vigor y pasar a ser la octava norma educativa de la democracia. Una ley que no nace de ningún tipo de consenso ni de consulta sectorial y que cercena a propósito la libertad de los padres, esos que, según la ministra Celaá, no son propietarios de sus hijos. Una ley abrasiva, antisocial y antiliberal. Una ley dictada por el Congreso y matizada por las CCAA que la hace desigual según la Comunidad en que resida el alumno.

La mejor prueba del sectarismo que inspira esta “Octava Norma Educativa” es la prisa que sus promotores se han dado en tramitarla, sin debate en la comunidad educativa para que nadie pusiera en cuestión su adoctrinamiento. Es una norma impositiva que consagra un profundo sesgo dogmático de la enseñanza, y no una simple ley derogatoria de la de Wert. Contiene, como decía Ignacio Camacho, todos los mitos pedagógicos de la izquierda contemporánea: facilismo didáctico, rechazo de la religión cristiana, el acoso a los centros concertados y la mediocridad disfrazada de pretensión igualitaria. Una de las grandes maldades de esta ley es la pretensión de laminar la Educación Especial. Una Educación que ha permitido que el hijo autista, down o paciente de cualquiera de las muchas anomalías patológicas que puedan afectar a los niños, sea tratado acorde a sus necesidades, sea educado específicamente para obtener de él o ella su mayor desarrollo posible, y se eduque en un ambiente acorde a esas situaciones. Unos niños que no quieren ir a centros ordinarios donde difícilmente podrán atender sus necesidades fisiológicas o intelectuales y en los que se verán encogidos ante la inevitable tendencia a la crueldad que todo adolescente desarrolla.

Traspasada esta temible línea roja de la LOMLOE. Sin respuesta alguna de la sociedad, el Gobierno social-comunista tiene vía libre para iniciar su calendario ideológico. La Eutanasia, convertir el mal llamado “derecho a morir” en una prestación del Sistema Nacional de Salud. La Reforma del aborto, que permite a menores de entre 15 y 16 años abortar sin consentimiento paterno. Transexuales, que consentirá la autodeterminación del sexo y que los menores puedan rectificar el sexo en el Registro Civil sin el consentimiento de sus padres. Un calendario que no es otra cosa que reeditar el plan de reingeniería social de Rodríguez Zapatero que en sus dos legislaturas (entre 2004 y 2011) acuñó por primera vez el concepto de “nuevos derechos sociales”. Toda una deriva ideológica del Ejecutivo que, desde el abrazo Sánchez-Iglesias, legisla a ciegas.

Pero aunque a veces no lo parezca, todavía existe ahí fuera una sociedad civil libre, que no se va a callar. La cacicada de la LOMLOE ha provocado una multitudinaria respuesta de la gente normal, sin banderas políticas, que abre una vía contra el Gobierno de profundas consecuencias. Lo que no ha logrado ni la nefasta gestión de la pandemia, puede conseguirlo la Ley Celaá: catalizar la enorme indignación de una parte muy relevante de la sociedad española contra el Gobierno que más fracasa en sus tareas elementales y, a la vez, más impone medidas coercitivas en materia de libertades individuales y colectivas. La Ley Celaá nace del mismo impulso censor que tantas otras de un Gobierno que quiere imponer un canon ideológico único. Un canon, una temible línea roja, que al parecer la sociedad civil libre no está dispuesta a aceptar.

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

AGEA Valencia (https://agea.es)

Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/

Twitter: @japuigcamps

Publicado 24-11-2020

martes, 3 de noviembre de 2020

EL FRACASO DE NUESTRA CIVILIZACIÓN

 

Oswald Spengler (1880-1936), fue un filósofo e historiador alemán recordado principalmente por su obra “La decadencia de Occidente” publicada en dos volúmenes, en 1918 y 1922 respectivamente. El modelo histórico de Spengler postula que toda cultura es un superorganismo con una esperanza de vida limitada y un ciclo predecible. Spengler predijo que alrededor del año 2000 la civilización occidental entraría en un estado de pre-extinción, lo que haría necesaria la aparición del cesarismo, sistema de gobierno centrado en la autoridad suprema, un líder surgido en momentos de inflexión política. Spengler tenía una teoría “orgánica” de la Historia, y pensaba que todas las civilizaciones pasaban inevitablemente por las mismas fases que los organismos vivos, esto es: nacían, crecían, llegaban a su plenitud, entraban en decadencia y acababan desapareciendo.  Sin embargo, está teoría contradice el pensar mayoritario de los miembros de nuestra civilización. Nuestra civilización, según el consenso existente, era -y es- sacar al Ser Humano, hasta en el último rincón del Mundo, de las tinieblas de la miseria, el miedo, la ignorancia y la superstición y encaminarnos hacia nuestro destino más allá de las estrellas.

Es obvio que aquel consenso existente ha fracasado estrepitosamente. Nuestra civilización no ha sido capaz de sacar al ser humano de las tinieblas, miseria, miedo o ignorancia, más bien al contrario lo mantienen y, lo que es peor, su comportamiento hace que la persona se sienta cada vez más utilizada, manipulada e instrumentalizada. Una instrumentalización humana en el sentido ético y consumista de la humanidad que amenaza la civilización occidental desde mediados del s XX. Con el auge de la industria se creó la concepción del trinomio producción, distribución y consumo, en la cual está fundamentado todo el pensamiento occidental, y en especial el modelo consumista americano conduciéndolo a una decadencia ambiental y humana, igual a la ocurrida en la civilización helénica. Este estilo de vida provechosa, consumista y de carácter placentero, causó en el mundo un gran impacto: la instrumentalización humana. La instrumentalización supone, pues, el límite de la conducta humana libre, con un estrecho vínculo con la degeneración de la ansiada libertad, debido a que ella contiene todos los problemas éticos básicos contemplados en la ley natural. Supone actos anti éticos como el no respeto a la vida; el olvido de la dignidad; y la falta de consideración de la igualdad en el género humano.

Es paradójico que nuestra época llena de descubrimientos científicos, de aperturas culturales, de libertad de mentes y cuerpos, sea a la vez una época donde la persona, como ser humano, esté más a la deriva. Una deriva, cada vez más preocupante, que amenaza con destruir todo aquello que nuestra especie ha edificado hasta ahora, todo aquello de lo que nos sentimos legítimamente orgullosos, todo aquello que solemos llamar civilización. Son muchos los acontecimientos que tan solo unos años hacían soñar a los hombres, elevarles la mente, movilizarles las energías y que hoy se han quedado sin atractivo alguno. La pérdida de ideales se sigue extendiendo sin pausa afectando a todos los sistemas y a todas las doctrinas, es como un naufragio espiritual generalizado. Un naufragio que Amin Maalouf, premio Príncipe de Asturias 2010, en su ensayo “El naufragio de las civilizaciones” lo considera como un engranaje cuyo motor no ha puesto nadie voluntariamente en marcha, pero hacia el que nos estamos viendo todos arrastrados a la fuerza y amenaza con reducir a la nada nuestras civilizaciones.

Mientras la utopía comunista se hunde en el abismo, al triunfo del capitalismo lo acompaña una explosión obscena de las desigualdades. Los monopolios tecnológicos impulsados ​​por la revolución de las comunicaciones, junto con el dominio del capital financiero y los activos especulativos contribuyen al enriquecimiento de unos pocos. Los datos de desempleo ya no tienen sentido debido al subempleo institucionalizado y los sindicatos son meras sombras del pasado. El fracaso de nuestra civilización es una crisis de la sociedad. Una sociedad caracterizada por la pérdida completa del sentido de la vida, un sentido que dé significado y ayuda para encontrar un soporte interno a nuestra existencia. Un significado que debe buscarse, no puede darse; la conciencia es un medio para descubrir tal significado. Si no tenemos conciencia carecemos de conocimiento de nuestra existencia, de nuestros actos, de nuestras responsabilidades y de nuestra dignidad como seres humanos. La pérdida de ese conocimiento nos lleva al fracaso, a un nihilismo que niega todo principio religioso, político y social.   

La incidencia del Covid ha sido la postdata a este fracaso que ha puesto de manifiesto lo frágil que es nuestra posición en la vida. Un fracaso que no es circunstancial, sino estructural incrustado en las mismas instituciones, en el mismo sistema social imperante; creándose una sociedad civil cansada, hipersensible, desconcertada y resuelta a tomarse la justicia por su mano ante la falta de un liderazgo capaz de influir, motivar, organizar y llevar a cabo acciones que logren renacer la esperanza en esa sociedad. De no recuperar esa dignidad humana, esa capacidad de superación, esa resiliencia, tan nominada, el Covid será el epilogo de nuestra civilización, una prolongación de fin anunciado o, por qué no, una esperanza en lograr el despertar de nuestras conciencias adormecidas que vuelvan a estimular el conocimiento que el ser humano posee sobre sí mismo, su existencia y su relación con el mundo.

José Antonio Puig Camps. (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

AGEA Valencia (https://agea.es)

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Twitter: @japuigcamps

Publicado 03-11-2020