Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





viernes, 22 de marzo de 2024

ÉTICA Y POLÍTICA

Los antiguos griegos ante la pregunta: ¿Qué es mejor, el gobierno de los hombres o el de las leyes? Respondían que cuando las leyes son buenas benefician a la comunidad política siempre que los hombres las respeten y las apliquen, pero ante la evidencia de que éstas no se respetaban, la respuesta era contar con hombres buenos, ya que éstos además de actuar correctamente en cada uno de sus actos, respetaban la ley. El 2024 es un auténtico año electoral en todo el mundo: además de los comicios en otras naciones, España celebrará (por ahora) tres elecciones, dos a nivel autonómico y uno a nivel comunitario. Como electores no nos debemos dejar llevar por regalías, falsos discursos demagógicos u olvidos de mala gestión y actos interesados que los partidos políticos intentaran camuflar como sea. Nuestro voto debe ser dirigido a hombres buenos que respeten la ley. 

Aunque parezca una verdad de Perogrullo es conveniente recordarlo y afirmarlo, una y otra vez, pues los hombres buenos (en un lenguaje inclusivo hombres/mujeres) escasean. Personas con gran reconocimiento y decoro, con principios éticos en el ámbito público y privado, de una gran credibilidad y capaces de elevar la conducta moral del gobierno o institución que dirijan. Precisamente, una de las causas que ha provocado la desconfianza ciudadana en las instituciones públicas es la ausencia de principios y valores éticos, lo que da pie al incremento de vicios o actitudes antiéticas tales como la corrupción, el abuso de autoridad, el tráfico de influencias, etc. Situaciones que impiden que se alcancen las metas y objetivos prometidos en cada convocatoria de elecciones. Cuando las personas responden a una filosofía ética, se autocontrolan al ser responsables de su conducta y de cada uno de sus actos, mediante el uso correcto de la razón. 

 Juan XXIII en su encíclica “Pacen in Terris”, decía: que para vivir una correcta y adecuada, participación en la vida política es necesario ser “científicamente competentes, técnicamente capaces, profesionalmente expertos”. Si bien son necesarias, no son, suficientes, ya que necesitan principios éticos que hagan que los gobernantes obren correctamente. En la antigüedad aquel que quería participar en los asuntos públicos tenía que pasar por una formación en Ética, considerada una rama de la política. Las antiguas culturas nos han dejado testimonios muy valiosos de “ética y política”, desde “El Código de Hammurabi” hasta “Las obras morales “de Plutarco, pasando por la “Ética” de Aristóteles o “Sobre los deberes” de Cicerón. El resultado de sumar ética y política es el “bien común” o bien para la comunidad, entendido como el conjunto de condiciones de vida con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden alcanzar la plenitud. 

La política, se puede definir de muchas maneras, pero todas coincidentes en buscar un orden social deseable. Gobernar es servir a los intereses comunes. Este y no otro, debe ser el motor que impulse a los políticos. De hecho, un Estado moderno que no beneficie a sus ciudadanos debería ser considerado ilegítimo. Cicerón, refiriéndose a la importancia de gobernar para todos escribió: “Los que hayan de gobernar el Estado deben tener siempre presente estos dos preceptos: el primero, defender los intereses de los ciudadanos olvidándose del propio provecho; el segundo, velar sobre todo el cuerpo de la República, no sea que, atendiendo a la protección de una parte, abandonen las otras” (Sobre los deberes; L I). Los que se ocupan de una parte de los ciudadanos y no atienden a la otra llevan a la patria a la sedición y la discordia. Aunque siempre quedara un felón capaz de amnistiarlos. 

José Antonio Puig Camps (Dr. Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)

Publicado el 22-3-2024.