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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





lunes, 28 de agosto de 2017

UN ATENTADO Y…OTRA OPORTUNIDAD



El terrorismo ofrece siempre la cara más inhumana, crispada y cruel del ser humano. No tiene ni conciencia, ni respeto, ni empatía alguna con sus afines. El terrorismo siempre pretende hacer el máximo daño y difundirlo. El terrorista se aprovecha de todo aquel que le rodea, de la buena voluntad de amigos, vecinos y familiares, sin importarles lo que pueden ellos sufrir por su acción terrorista. Los métodos usados van cambiando a lo largo del tiempo. Ya no necesitan secuestrar un avión, ni portar armas convencionales, ni siquiera ponerse un cinturón con explosivos. Les basta alquilar un coche –o robarlo- y atropellar a todo ser que encuentran en su camino. Ya no se inmola, huye, se esconde y sabe que si lo cogen a los pocos años -o meses- salen con toda la garantía democrática que el país atacado les concede. No atacaran nunca en un país no democrático, pues saben que allí no hay leyes que les amparen y acabarán con ellos y con toda su familia.
El terrorista yihadista es tan desalmado que ataca al país que le da acogida. Al país que le permite vivir como un ciudadano más, con plenos derechos, para él y su familia. Un país que le permite que mantenga su cultura, religión, lengua e identidad. Un país que defiende, para ellos, esos derechos humanos que destrozan en cuanto tienen la ocasión para hacerlo. Su acción está siempre precedida de una  gran premeditación, es decir, valoran su acto terrorista antes de llevarlo a cabo, buscando siempre la oportunidad que el contexto político les brinda o puede ofrecer. Un contexto, que les mostrará la estructura, organización y disposición que el país tiene en cada ocasión; las características geopolíticas y económicas de la presa a atacar, prestando mucha atención a los conflictos existente en el país elegido. Los atentados yihadistas han mostrado la elección del momento y la oportunidad para asestar el golpe, lo hemos visto, por desgracia, en circunstancias clave de la vida del país, como los atentados de Madrid -11 M- en vísperas de unas elecciones generales; lo vemos ahora en Barcelona -17 A- en mitad del mayor desafío independentista del Gobierno de un territorio del Estado español. La oportunidad política buscada se conoce en sociología como la “estructura de oportunidad política” del momento, que parte del planteamiento central, de que el tiempo-oportunidad de los terroristas en particular, y de cualquier tipo de ataque o movimiento en general, es ampliamente dependiente de las oportunidades de los grupos insurgentes para cambiar la estructura institucional y la disposición ideológica del poder hacia ellos. Lisa y llanamente la toma del poder por un medio totalmente ilícito.
España que, dada la desgraciada experiencia con el terrorismo ETA, ha demostrado durante muchos años sus éxitos en detenciones y desarticulaciones de células terroristas, no ha podido escapar de la masacre sufrida por nuestros hermanos españoles de la ciudad de Barcelona. Muchos estudiosos han  visto en ello la estructura de oportunidad política brindada por una ciudad inmersa en un proceso político desestabilizador y totalmente acorde, por situación y momento, para realizar el acto terrorista. Pero, si esta situación ha facilitado a los terroristas su acción asesina, también puede dificultar el riesgo en la articulación de un acto violento. España, ante la masacre sufrida, tiene la posibilidad de dificultar nuevos atentados si somos conscientes, tanto los ciudadanos como los políticos, de que el camino a seguir no es el de plantear reproches, criticas o recriminaciones, sino el de reflexionar y profundizar en lo sucedido, sacar conclusiones que hagan crecer en el conocimiento de esta nueva “guerra” que está inundando de horror, consternación y pánico a España, en particular, y a toda Europa occidental en general.
Barcelona se manifestó el pasado 26 A contra esa barbarie terrorista del yihadismo. Una manifestación que tuvo cientos de miles de caras, unas que emocionaron y otras, por desgracia, que deslucen la empatía y solidaridad con las víctimas pretendida en ese mensaje que pedía manifestarse a cuerpo, sin banderas, ni pancartas. Pero, el oportunismo político acaba siempre irrumpiendo en el escenario donde aún se llora a los muertos y se atiende a los heridos. La osadía y desvergüenza mostrada por los movimientos independentistas -con la pasividad o el aliento de Puigdemont- no augura nada bueno para las próximas fechas. No obstante, nuestro país es generoso y ha demostrado a lo largo de su historia –larga y comprometida- la capacidad de superar cualquier situación hostil. Es el momento de la concordia, del consenso, de la avenencia, de la comprensión y de remar todos a una, sin que haya nadie que quiera aprovechar la situación para que, de forma egoísta, interesada y partidista, intente desestabilizar lo que tanto le ha costado, y sigue costando, superar al pueblo español. La sociedad no es necia, no perdona y advierte todo lo que está sucediendo. Una sociedad que, en su momento, emitirá su veredicto.

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 28-08-2017