Cuando las estructuras políticas y mediáticas que vertebran
la toma de decisiones están agotadas. Cuando los centros de poder no tienen un
lugar fijo. Cuando el poder Ejecutivo carece de proyecto político. Cuando se
está proponiendo encontrar soluciones pactadas y el poder político las
menosprecia al buscar solo réditos electorales, se está llevando al país a la
perdida de la solidez democrática. Una perdida que hará imposible la
recuperación de España ante esta pandemia, lo cual, por desgracia, es
previsible ante las posturas antidemocráticas que el actual gobierno muestra
continuamente. En una situación como la actual un Gobierno verdaderamente
progresista debería propiciar más el debate intelectual que los eslóganes y
pasquines a que nos tiene acostumbrados.
Los continuos ninguneos del Sr. Sánchez, ante cualquier tipo
de propuesta para poner solución a la crisis por la que España está ya inmersa,
hace poco halagüeño pensar que desee realmente la recuperación del país. El pasado miércoles, en la sesión de control
al gobierno, el presidente del PP le planteo cuatro acuerdos al Ejecutivo, con
lo que afrontar la salida del estado de alarma y la crisis económica y social
que ya está encima, y la única respuesta que obtuvo del presidente del gobierno
fue el desprecio a su mano tendida. Esto ya es norma en las relaciones de
Sánchez con Casado quien se entera de los planes del Gobierno por los medios de
comunicación, llegando a conocer el último decreto-ley salido de la Moncloa –el
de la nueva normalidad- cuando ya estaba publicado en el BOE. Este desprecio
continuo, al primer partido de la oposición, hace inviable acuerdos posteriores
que permitan crear esa mesa de diálogo para la recuperación.
Con el lema “Empresas españolas liderando el futuro”, la
patronal de los empresarios celebra (15J a 25J) en su sede una cumbre histórica
que reunirá a más de un centenar de personalidades. Un encuentro que servirá para
saber qué necesita España para iniciar la recuperación, para dar confianza y
para destacar el atractivo del país para que los empresarios quieran seguir
invirtiendo. Desde hace muchos años no se recuerda una cumbre de estas
dimensiones y con el nivel empresarial que se reúne. Esta cumbre, ya se ha
visto empañada por el Presidente del Gobierno al contraprogramarla con su
oferta de ayudas al sector del automóvil precisamente el día en que se inicia
la cumbre. Bien empezamos Sr. Sánchez pues no tenía Vd. otra fecha que esta
para anunciar uno de los deseos más esperados para este sector. Cuando la
sociedad civil lucha por encontrar soluciones pactadas y el poder político las
canibaliza buscando réditos electorales, está poniendo de manifiesto el poco o
nulo interés en recuperar a España de esta crisis.
Una cumbre empresarial donde los empresarios vienen a hablar
de sus sectores. Unos sectores que crearan riqueza y trabajo. Un escaparate, de
cara a Europa y otros países, donde se va a mostrar la presencia fuerte del
empresariado español para que se le oiga ya que la riqueza del país viene de
las empresas. Un escaparate que pretende hacer ver la comparecencia de un
empresariado unido dispuesto a sacar el máximo partido a los fondos
provenientes de la Unión Europea para utilizarlos correctamente. Serán las
opiniones de los máximos dirigentes de los principales bancos españoles, de las
grandes eléctricas, de los grupos hoteleros y de las empresas del sector
turístico. Así como del transporte, del motor, de los seguros, la alimentación,
la agricultura, la industria, los servicios, la cultura, la educación y el
deporte, Todos ellos van a proponer las medidas más convenientes para
reconstruir el país y afrontar la crisis económica provocada por el COVID19.
Parece que esta pandemia ha sido, en ciertos aspectos, una
bendición para el Sr. Sánchez, que ha evitado tener que explicar el amigable
encuentro del ministro Ábalos con la vicepresidenta venezolana programado y no
fortuito como se quiso mostrar. El ministro del Interior miente con descaro al
Parlamento, y no pasa nada. Se coloca a un agente del aparato para cocinar
fantasiosas encuestas a su favor, no pasa nada. Se acosa a los jueces e incluso
el vicepresidente del gobierno los insulta descaradamente, no pasa nada. Se
animan caceroladas contra el jefe del Estado, todos tan tranquilos. Coloca a
una ministra del PSOE como fiscal general del Estado y, encima, se jacta el
presidente de que ese órgano está sometido a él. El Gobierno miente en la
gestión del COVID 19 y en los muertos producidos, y sigue sin pasar nada. Así
podríamos citar un largo etc., y seguiríamos viendo que no pasa nada.
España ha perdido la capacidad de reacción ante tamaña
transgresión del poder. Todo lo que hace la izquierda da lo mismo. Una
izquierda lidera por un PSOE cuyo problema es que no tiene proyecto alguno para
España, su único propósito es garantizar el poder de su actual líder. El nuevo
orden que se proclama no puede ser solo económico, debe ser moral y político
también. La crisis actual no solo es una crisis constituyente –fruto de la
pandemia- sino del desprestigio de las instituciones y de quienes las encarnan.
Los empresarios piden seguridad política y consenso político. Una petición que
solo se dará con una mesa de diálogo sincero en la que las pasiones y la
ignorancia den paso al acuerdo. Un Gobierno de progreso ha de atender al signo
de los tiempos y ajustar el funcionamiento de las instituciones a las demandas
de la ciudadanía y no del poder establecido. Ante tal situación. Ante tal
desfachatez del poder Ejecutivo. Ante las tragaderas que nuestro país está
demostrando con las fechorías del Gobierno, solo queda preguntarse si de verdad
se pretende la recuperación de España.
José Antonio Puig Camps. (Dr.
Ingeniero Agrónomo y Sociólogo)
AGEA Valencia (https://agea.es)
Blog:
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 17-06-2020
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