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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





sábado, 27 de octubre de 2018

SEPULCROS BLANQUEADOS


El presentar como real algo que no lo es, lo llamamos fingimiento. El panorama de nuestra sociedad está repleta de fingimiento, de simular y aparentar lo que en verdad no se es. Lo malo es que esta tipología está arrasando en nuestras vidas. A tal extremo llegamos que cuando escuchamos que alguien es merecedor de llamarse experimentado nos miramos recelosos y sonreímos. Vivimos en un mundo donde la experiencia se está menospreciando, más aún, se está ninguneando. Ya nadie acepta que el ocupar un puesto de relevancia en la vida profesional sea por valía propia y más si ese puesto es político. Todo se puede alcanzar con el amigo adecuado, con la adscripción de pertenencia al poder de turno o con la familiaridad de quien te examina. El nepotismo actualmente está sustituyendo a la meritocracia. Los medios de comunicación nos venden siempre lo que en ese momento interesa, y los políticos al uso están machaconamente poniendo en duda lo que experimentados políticos, juristas o científicos han demostrado o aconsejado. Se llega al tal punto que, como decía Mario Benedetti, “Cuando teníamos todas las respuestas, de repente nos cambiaron las preguntas”, una frase que viene a decirnos que lo que hoy es experiencia mañana es obsolescencia. Con ello se pretende que lo importante en la vida ya no es la experiencia, lo experimentado, lo probado, sino que lo sustancial es adaptarse a los nuevos tiempos, amoldarse a la casuística de la vida sin importar sus consecuencias.
Mucho sabía Charles Darwin sobre la adaptación de los seres humanos, fruto de ello fue su libro “El origen de las especies”. Una teoría científica de la selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la vida. Hitler interpreto al pie de la letra esta selección natural al considerar la evolución respecto a la “supervivencia del más apto” y, con ello, llevar a cabo el genocidio en una escala sin precedentes, un asesinato en masa premeditado de millones de civiles inocentes llamado Holocausto. J.A. Nicolás Ruiz de Santayana decía que quién olvida su historia está condenado a repetirla, pero parece ser que nuestra sociedad no solo olvida la historia sino que la adultera. Es la pura hipocresía de los sepulcros blanqueados. Una metáfora emplea por Jesús, en el Evangelio de San Mateo, para comparar a los fariseos con sepulcros blanqueados, relucientes por fuera, pero llenos de podredumbre repugnante y vomitiva en su interior. Sepulcro blanqueado es sinónimo de ocultamiento de la corrupción. La mentira es la palabra que acompaña siempre a la hipocresía. Los nuevos sepulcros blanqueados están revestido de cargos públicos, doctorados, masters, currículos impresionantes y todo tipo de medallas.
A pesar de que muchos han tildado de epopeya del disparate la teoría de Darwin sigue teniendo muchos partidarios entre los nacionalistas, chauvinistas, xenófobos o separatistas. Estos doctrinarios, manejan con pericia la manipulación para controlar sutilmente a las personas, o a la sociedad, adulteran los datos y la historia a su antojo con tal de conseguir el fin perseguido. Los independentistas catalanes son maestro en esa manipulación que van desde las creencias históricas (en 1714 hubo una guerra de secesión que acabó con Cataluña sojuzgada) hasta las económicas (España nos roba, fuera de España seríamos más ricos). Afirmaciones que repetidas continuamente a través de cualquier medio a su alcance se hacen verosímiles a los incautos e ingenuos que aún creen en la posibilidad de esa independencia. Es la hipocresía de una parte de España capaz de cualquier tipo de patrañas con tal de alimentar su codicia y mantener sus acomodadas situaciones, sin importarles quebrar la soberanía nacional, provocar una estampida empresarial, bloquear las instituciones, romper la convivencia o generar el caos. A estos separatistas se les unen muchos políticos que persiguiendo otros fines, aunque semejantes en el fondo, están suscitando una situación potencialmente incendiaria que, como era de temer, está generando una violencia entre la sociedad que difícilmente se va poder resolver.
Sepulcros blanqueados que, con una imagen exterior de pulcritud, destilan odio y rencor por todas partes. Incapaces de dar respuesta a los verdaderos problemas de España como el de Cataluña, la productividad, el envejecimiento poblacional, el endeudamiento público, el sistema de pensiones, el educativo, el autonómico…, prefiere dedicarse a la exhumación de Franco o a la Memoria Histórica. Hipócritas que toman decisiones destructivas y luego quieren racionalizarlas diciendo que no era eso lo que habían querido hacer o decir. El daño colateral, sin embargo, ya está hecho tanto en lo económico como en lo social y moral. Luego siempre existe una excusa para todo, un pretexto o una justificación. La incertidumbre de las acciones del gobierno son de calado, cuando no es la mentira de un ministro -que dimite- lo es de otro, con la cara más dura, que se mantiene en su puesto. Pero todo esto ya no es extraño en un gobierno que ejerce con naturalidad la mentira y tienen, como jefe, a un farsante con doctorado incluido. Sepulcros blanqueados inconsecuentes con sus ideas, que predica agua y bebe vino. Donde sus propios intereses no coinciden con los intereses de la mayoría, por mucho que el señor Tezanos maquille sus encuestas. Con un moralismo explicito pero inconsistente que exige a los demás lo que ellos son incapaces de mantener. Con un presidente que predicaba en la oposición lo que ha sido incapaz de mantener una vez ha conseguido el poder –y solo en unos pocos meses- y que, sin vergüenza alguna, cambia del blanco al negro en horas.
Sepulcros blanqueados, era el calificativo y la queja de Jesús antes los fariseos, hipócritas, puritanos, que se dedicaban a despellejar a todos los que no eran como ellos. Jesús se queja de aquellos hombres de leyes, amargados y resentidos, que siempre estaban pendientes de zancadillear sus actuaciones con el único fin de poder acusarlo. Hombres que en algún momento habían gozado de poder y privilegios y a los que poco importaba la vida de los pobres, las injusticias y los derechos humanos. Personajes que, instalados en sus conciencias adormecidas y acomodados en su egoísta y egocéntrico bienestar, se creían con derecho de juzgar y condenar. Jesús les recriminó que se dedicaban a mirar la paja en el ojo ajeno siendo incapaces de ver la viga que había en el propio ojo. Es probable que la situación ignominiosa que vivimos en España empeore, que nuestros gobernantes crezcan en su aldeano partidismo y en su absoluta incompetencia y que nuestra sociedad siga engatusada con las noticias precocinadas de muchos medios de información. Sin embargo el pensamiento más elevado, las palabras más claras, el sentimiento más grandioso, seguirán siendo: la alegría, la verdad y el amor. 


José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 27-10-2018

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