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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





domingo, 19 de agosto de 2018

LA NECEDAD DIVIERTE AL INSENSATO


No descubro nada nuevo si digo que España está pasando, desde hace muchos meses, el peor periodo de su corta vida democrática. Un periodo donde el odio, el rencor, la vaciedad y los agravios están poniendo a prueba la unidad del Estado. Un periodo donde, como dice Proverbios, la necedad divierte al insensato y la insensatez le es alegría al falto de entendimiento. Para Proverbios hay tres clases de hombres: el sabio, el necio y el simple o inexperto, siendo el sabio el que conoce la Palabra y la aplica, el necio el que cree que no necesita esa sabiduría, pues con la suya le alcanza, y el inexperto que es quien no sabe cuál escoger. El necio no tiene falta de capacidad mental, sino que usa mal esa capacidad; está demasiado convencido de su valía. Las necedades están saturando nuestras vidas,  alimentan los memes en internet y llenan la vacuidad de los mass media. Lo peculiar de los necios es que son moralmente peligrosos; la confluencia de tanto necio es la que ha logrado que nuestra sociedad acepte cosas que son inmorales y que el relativismo se imponga, haciendo a un lado los principios, que según Dios, nos harán felices. El necio cree que sus opiniones son verdad, no escucha, no aprende de otros y su estupidez es notoria. Es impulsivo, al no actuar por principios sino por la conveniencia inminente que le ofrece aquello que desea. Se considera el dios de su vida, sordo a cualquier consejo que vaya en contra de su pretensión.  
Si en alguna actividad se muestra con mayor claridad que la necedad divierte al insensato es en la política y, en España, tenemos un gran repertorio para observar insensatos ¿Acaso no es insensatez aplaudir, e incluso celebrar, que tengamos un gobierno fruto del pacto con los enemigos del Estado y no del deseo de las urnas?, urnas que precisamente algunos de los que han apoyado la investidura del nuevo presidente se desgañitan e incluso agitan al populacho para ponerlas, eso sí, y romper la unidad de España ¿No es acaso imprudencia aceptar, sin ningún tipo de agitación popular ni noticiario alguno, que la señora esposa del presidente del gobierno español haya sido contratada por la prestigiosa institución privada española, Instituto de Empresa (IE), sin más mérito que ser quién es? ¿No es una necedad poner en sus manos el control del nuevo Centro África, cuyo objeto nada más y nada menos es la “promoción del emprendimiento, la innovación, el liderazgo ejecutivo y el desarrollo de proyectos de acción social en el continente africano”, con su misterioso currículum?, misterioso, dado que ninguna de las instituciones con las que mantiene relación en la actualidad figure ni tan siquiera una relación básica de titulaciones académicas. Que habría hecho la izquierda populista, con los socialistas a la cabeza, si en lugar de la señora de Sánchez hubiese sido la de Rajoy o Casado.
Pero aquellos insensatos, que aplauden la envestidura del nuevo presidente, que aceptan sin rechistar los desmanes de sus decisiones, los nombramientos de los áulicos y la aceptación de las ofensas a los símbolos de la patria, deberán ir preparando el discurso que tendrán que dar a sus hijos cuando reciban como herencia una España teñida de separatistas, chavistas, inmigrantes descontrolados, agresores a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, pérdida de valores y un gran etcétera, que está ya produciendo una nueva clase de ciudadanía. Una ciudadanía donde el analfabetismo, la incultura y la ignorancia, a la vista del nuevo preboste de la política y sus enchufados en empresas e instituciones, ya no se vive como una vergüenza, ahora se presume de no tenerla. Analfabetos, de la peor estirpe, que han tenido acceso a la educación y oportunidad para una buena formación pero prefieren seguir el ejemplo de la nueva oligarquía política. Una nueva ciudadanía donde la televisión se va haciendo cada vez más a su medida, programas pensados para gente que no lee, que no entiende y que pasa de la cultura. Borrachera de carcajadas de aquellos faltos de entendimiento. Unos insensatos que, con su aceptación y divertimento, están forjando una España superficial, frívola, elemental y primaria. Una nueva clase que precisamente será dominada por su analfabetismo y su incultura. Ciudadanos que se creen libres y están al servicio de la oligarquía que los está formando.
Pero siempre hay un horizonte abierto para esa otra clase que aspira a algo más. Una clase que está dispuesta a mostrar la realidad de la vida, a sacrificarse y romper con tanta vaciedad y falsos compromisos, a creer en los méritos y no en nepotismos. Una nueva sociedad que nunca se conforma con las migajas de libertad y complacencia que, a través de medios de comunicación y discursos populistas, se van sembrando. Gentes que confían en la familia, el trabajo bien hecho, la amistad sin prestaciones, la fuerza del esfuerzo y la entrega solidaria. Una ciudadanía que está dispuesta a hacer frente a esa nueva casta política, llena de mediocres, cortesanos y palaciegos, butrones para el acceso rápido a los puestos del poder. Una población española capaz de desenmascarar a tanto tartufo que pretenden, como en la obra de Moliere, engatusar mediante el engaño y conseguir lo que quieren. Este nuevo horizonte hará que los insensatos sufran con los necios. 

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 19-08-2018

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