Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





sábado, 16 de junio de 2018

TOMAR LA VIDA COMO UNA MISIÓN


Vivimos en un mundo donde, cada uno de sus huéspedes, carecen de tener clara la idea de para que estamos aquí y, lo que para mí es más importante, cual es nuestro propósito y misión en esta vida que se nos ha regalado. Porque la vida, a pesar de las contrariedades que aparezcan en ese caminar, es un regalo. Un regalo de Dios, al que debemos de responder con un propósito y una misión. Somos seres humanos con raciocinio y con necesidades que van más allá de comer y divertirnos, que también. Dios nos ha creado para buscar la felicidad, para amar y para querernos tanto como Él nos ama. Somos conscientes de que la vida tiene múltiples facetas: momentos maravillosos, placenteros o, por el contrario, tristes, deprimentes y angustiantes. Pero la vida debe seguir y ello nos obliga a mantenernos perseverantes en nuestro propósito y misión en la vida. Parafraseando a Tolstoi, si no tomamos la vida como una misión, dejaría de ser vida para convertirse en infierno.
Jesús en su vida pública nos mostró su misión. Lucas nos lo indica: El sábado, según su costumbre, entró en la sinagoga y se levantó para leer, le entregaron el libro del profeta Isaías, y lo abrió por un pasaje claramente referido al Mesías: El Espíritu del Señor está sobre mí por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para promulgar el año de gracia del Señor. En estas palabras se describía la misión del Mesías la redención de todo mal, la liberación de la esclavitud del pecado y de la muerte eterna. Es la primera declaración pública de su mesianismo y en ella establece su propósito y misión de su vida. No tuvo reparo en hacerlo públicamente y además en Nazaret donde todo el pueblo lo conocía. También aquí se manifiesta la visión que de Jesús se tiene: creer en Él, creer en la persona y en la misión de Jesús, seguirle de cerca, ser su discípulo.
En un mundo de tanto retos y desafíos como en el que vivimos, en una sociedad tan exigente como en la que interactuamos, a menudo nuestros sueños, propósitos y metas se ven obstaculizados por situaciones, circunstancias y barreras que muchas veces nos desvían la mirada de nuestro propósito y misión. En este caso necesitaremos de alguna virtud que nos refuerce para garantizar el éxito deseado, la perseverancia es esta virtud. En la vida de Jesús observamos también el valor de la perseverancia en la vida, lo vimos en la Virgen al insistir a su hijo que convirtiera el agua en vino en las bodas de Caná. En otro episodio, precisamente en el camino a Caná, un funcionario real de Cafarnaúm salió al encuentro del Señor, tenía un hijo enfermo y mucha fe en Jesús. Por eso se le acercó a él y le rogaba que bajase y curara a su hijo, pues estaba muriéndose. El Señor se dirigió a los que le rodeaban, y dijo: Si no veis signos y prodigios, no creéis. Pero el padre no cejaba: Señor, baja antes de que se muera mi hijo. Conmueve esta insistencia, sabe que el camino a Cafarnaúm es largo, por eso sigue insistiendo con cierta premura. Entonces le dijo Jesús: Vete, tu hijo vive. El Señor hace el milagro, como tanta veces, por la perseverancia en la petición. San Juan nos dice que este fue el segundo milagro en Caná.
Nosotros debemos dar sentido a nuestra vida, tener clara la misión por la que estamos aquí y como conseguirla. Es nuestra razón de existir, nuestro cometido, que nos obliga a pensar por qué haces las cosas, que voluntad y determinación te exiges. Perseverar es una cualidad humana que permite mantenerse constante en la insistencia de lo comenzado. Teniendo siempre presente que lo que hagamos, nuestra misión, es un cometido o deber moral que el ser humano considera necesario llevar a cabo para cumplir el propósito establecido desde nuestra creación: ser feliz. Cada uno encuentra la felicidad a su manera, pero también es verdad que cuando uno se siente útil ayudando a los demás y/o poniéndose al servicio de otros, es feliz siempre. El regalo de la vida se debe utilizar adecuadamente, buscando la respuesta apropiada a cada situación que se nos presente. Todas tus respuestas están dentro de ti, lo creas o no. Pero para encontrar esas respuestas necesitas paz interior, ese sentimiento de bienestar que experimenta una persona que se siente bien consigo misma, tranquila y relajada a nivel interno.
Hoy son pocas aquellas personas que pueden disfrutar de una vida tranquila. Vivimos en una sociedad conflictiva, hostil, con hogares convertidos en verdaderos campos de batalla, donde la vida en lugar de un regalo es una desgracia, donde muchos se ahogan en sus emociones por no conseguir una tranquilidad permanente que sólo es producida por la paz de Dios. Somos libres y responsables de todos nuestros actos, las situaciones de hambre, venganza, odio, guerra, injusticia, que encontramos tienen respuestas: compartir, perdonar, amar, paz y solidaridad. Caín somos todos, cada uno de nosotros cuando dejamos que en el corazón nazca la envidia, el egoísmo, la ambición, cuando no compartimos y somos violentos. Ahí radica nuestro propósito y nuestra misión: convertir el mal en bien, pero para eso debemos ser desprendidos. El valor del desprendimiento consiste en saber utilizar correctamente nuestros bienes y recursos evitando apegarse a ellos y, si es necesario, para ponerlos al servicio de los demás. El que solo se ama así mismo no tiene capacidad para amar a los demás.

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 16-06-2018

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