Mi frase




MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





jueves, 24 de marzo de 2016

PORQUE ES MÍO TU DOLOR



¿Por qué estás triste?, le preguntaba el padre a su hija. Ella le miró y respondió: porque ha muerto la hermana de mi mejor amiga y su dolor es el mío. Cuando presenciamos actuaciones así, estamos asistiendo a un acto de amor y comprensión por el dolor ajeno. Es un sentimiento de empatía, de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra, a su amiga. Estos días hemos presenciado la pena de la gente, ante hechos desgarradores que han sacado de cada uno de nosotros ese sentimiento de angustia, porque es nuestro el dolor de ellos.
El pasado domingo de ramos, un autobús procedente de Valencia volcó en la carretera AP7, en el término municipal de Freginals (Tarragona), saltándose la mediana de la autopista y chocando con otro vehículo que circulaba en dirección contraria. Un accidente que se llevó 13 vidas de unos jóvenes, de distintas nacionalidades, que les unía una beca de estudio Erasmus y unas horas de disfrute de las fiestas falleras. Horas después esa alegría se transformaría en llanto y tristeza que se reflejaba en la cara y los gestos de familiares y amigos que iban acudiendo al lugar del siniestro.
El martes siguiente, el terrorismo islamista volvió a sacar sus garras asesinas en pleno corazón de la Unión Europea: Bruselas. Un doble atentado reivindicado por el Estado Islámico (ISIS) que ha dejado al menos 30 muertos y más de 230 heridos. Enésimo renacer de la amenaza terrorista, un ataque coordinado en el aeropuerto de Zaventem y en una de las estaciones del céntrico distrito europeo. Mucho es el dolor y desaliento que estos asesinos van sembrado en Europa, un hecho que nos vuelve a recordar últimos atentados de París, Londres y Madrid.
La gente se une ante hechos similares. Llora y se desespera sin encontrar respuesta a tanto dolor. Comprender el sentido del dolor y del sufrimiento humano es uno de los desafíos más complejos de la fe cristiana ¡Como enfrentarnos a tanto dolor tan solo con palabras! No es de extrañar que nos preguntemos, que siendo Dios amor y omnipotencia, ¿por qué permite el dolor en el mundo? Andre Frossard, amigo francés muy cercano al Papa Juan Pablo II, decía que el origen del dolor y del mal son las piedras en las que tropiezan todas las sabidurías y todas las religiones. El propio Jesús en su vida pública, enseño su Evangelio y mostró el camino de la salvación del alma, venció la enfermedad y aun la muerte. Pero no suprimió el sufrimiento ni aclaró su misterio. Sin embargo lo asumió y le dio un valor moral, formulando uno de los pensamientos más hermosos de la historia: "Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados".
El misterio del dolor y de la muerte es incomprensible para el ser humano, que ante la falta de respuesta, culpa a Dios por no tenerlas y, con ello, le confiere un concepto demasiado antropomórfico. Solo podemos recibir alguna respuesta a través de la religión, a través de la fe en la resurrección y en el acercamiento a Dios. No existe nada ni nadie en nuestro mundo, capaz de darnos el bálsamo que nos haga sentirnos vivos después de sufrir el dolor o la muerte de un ser querido. Solo, como decía San Agustín, reconociendo nuestra miseria humana y la misericordia de Dios somos capaces de resurgir de los avatares de la vida. Una vida que además de ser un derecho es un privilegio.
Nada podemos decir a esos padres, hermanos, familiares y amigos que han sufrido tan enorme pérdida en el accidente y en el acto terrorista. Solo la solidaridad y apoyo, junto al rechazo del brutal atentado, puede transmitir algo de consuelo. Porque es mío tu dolor. Los cristianos elevamos la oración a Dios para pedirle que les dé el consuelo prometido en las bienaventuranzas. Siendo el ser humano plenamente corporal, tiene sin embargo algo propio que le permite ir más allá de lo corporal: su alma espiritual. Un alma, que como dice la canción, nos concede la paz infinita: “Mi dolor es tu dolor, bien de mi vida. Si del alma viene la paz infinita, no te engañes y reconoce que me necesitas”.

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @JapuigJose

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