¡Qué manía tienen
algunos partidos políticos para considerar la juventud como un atributo
destacable en su actuación de gobierno!
Estos partidos deberían
leerse el Informe Mundial sobre el Envejecimiento y la Salud 2015. Si lo
hicieran, cosa que dudo pues muchos de estos jóvenes hablan mucho y leen poco, se
darían cuenta que, tales atributos: juventud, deben ponerse en cuarenta al
enfrentarlos con la realidad actual sobre lo que las personas mayores son
capaces de hacer.
Uno de los retos que
los llamados nuevos partidos, pero con políticas antiguas, deben conocer para descalificar
inmisericordemente a lo viejo, es que muchas percepciones y supuestos comunes
sobre las personas mayores se basan en estereotipos anticuados. Esto limita la
forma en la que conceptualizamos los problemas, las preguntas que hacemos y
nuestra capacidad para aprovechar oportunidades innovadoras. La experiencia indica
–según la OMS-, que se necesitan nuevas perspectivas.
Las poblaciones
mayores se caracterizan por una gran diversidad. Por ejemplo, algunas personas
de 80 años tienen niveles de capacidad física y mental comparables a los
de muchos jóvenes de 20 años. Además, sigue instruyéndonos la OMS, es
preciso tener en cuenta que otras personas, en cambio, presentan una
disminución considerable de sus capacidades a edades mucho menores.
La edad avanzada no
implica dependencia. Las
suposiciones acerca de la dependencia debido a la edad ignoran las numerosas
contribuciones que las personas mayores hacen a la economía. Por ejemplo, una
investigación en el Reino Unido, en 2011, calculó que, después de compensar los
costos de pensiones, bienestar social y salud con las contribuciones realizadas
a través de impuestos, gastos de consumo y otras actividades de valor
económico, los adultos mayores hacían un aporte neto a la sociedad de casi 40.000
millones de libras, una cifra que será de 77.000 millones de libras en 2030.
Se habla mucho de discriminación social sin poner el acento
en que, actualmente, podría haber más discriminación por razones de edad que por
sexo o la raza. La discriminación contra
las personas de edad avanzada no solo les afecta a ellas, sino que también
ocasiona graves consecuencias para la sociedad en general.
Las distintas
manifestaciones de esta discriminación, ya sean prejuicios, actitudes,
prácticas o políticas, perpetúan estas creencias desvalorizantes y pueden
dificultar la adopción de políticas más racionales y menoscabar la calidad de
la atención sanitaria y social que se presta a las personas mayores.
En la edad avanzada, la salud no debe definirse solamente
como la ausencia de enfermedad. Todos los adultos mayores pueden gozar de buena
salud y continuar realizando todas las actividades que les interesan. A menudo,
el gasto social y sanitario dedicado a los ancianos se considera un costo para
la sociedad cuando, en realidad, debe entenderse como una inversión que permite
ofrecerles la oportunidad de seguir realizando numerosas contribuciones positivas.
La OMS indica que datos
empíricos demuestran que la pérdida de capacidad generalmente asociada con el
envejecimiento solo se relaciona vagamente con la edad cronológica de una
persona. No existe una persona mayor “típica”. Una vida más larga es un
recurso extremadamente valioso. Otorga la
oportunidad de repensar no solo cómo vivir la vejez, sino cómo podría
desarrollarse toda nuestra vida.
Los partidos jóvenes,
y sus dirigentes, pueden esgrimir que la salud de un anciano es un hándicap en su
actividad que los enfrenta a la de los más jóvenes. Sin embargo, la OMS
responde diciendo que la mala salud no tiene que ser una característica
predominante de la edad avanzada. Cuando la persona mayor vive en buen estado
de salud, esa nueva etapa de su vida, su capacidad para hacer lo que valoran
será apenas diferente a la de una persona más joven.
José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero
y Sociólogo)
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @JapuigJose
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