Vivimos en una época en la que hablar de principios y
valores parece no estar bien visto, que está pasado de moda y que sea algo
atado al conservacionismo. Si el mundo está como está es precisamente porque
hemos dejado de lado algo tan relevante como los valores humanos. La solución
de muchos de los conflictos que afligen la sociedad en nuestros días pasa
porque cada uno de nosotros tome conciencia de lo importante que son esos
valores, que muchos creen conocer lo que significan pero, si lo preguntas,
muchos no sabrán que responderte, otros pensaran que eso es cosa de la iglesia
y de los curas y pocos te citaran algunos. Los valores humanos son el conjunto
de ideas que tienen la mayor parte de las culturas existentes sobre lo que se
considera correcto. Suponen la colocación de la especie humana en una posición
de superioridad gracias a los valores éticos y morales. Honestidad,
sensibilidad, gratitud, humildad, prudencia, respeto o responsabilidad, son
valores humanos que por desgracia son considerados como conceptos abstractos o
manifestaciones difíciles de entender por la inmensa mayoría de la sociedad, y
así nos va.
Estas manifestaciones, innatas en el ser humano, estos
valores universales se complementan con otros valores subjetivos que tienen que
ver con la personalidad que distingue a una persona de otra. No todos estamos
dotados del mismo carisma, porque no todos hemos tenido la adecuada defensa que
la vida nos ha ido proporcionando. Nuestras vidas han sido un regalo que Dios
nos ha dado, pero también nos ha permitido que ese regalo haya tenido
instrucciones para manejarlo. Unas instrucciones, que yo las llamo defensas de
la vida. Son nuestras fortificaciones que nos permiten afrontar los retos que a
lo largo de la vida se nos presentan: la familia, la escuela, la religión, el
trabajo o el ocio y los amigos.
La familia nos permite adquirir las primeras capacidades
intelectuales y sociales, jugando el papel más crucial en la constitución de
nuestra identidad. La familia nos demostrará que sin amor nada tiene sentido.
La escuela será donde se irá desarrollando la confianza capaz de aportar un
clima de colaboración, participación y motivación a la sociedad. Nos prepara
para ser ciudadanos. La religión, que
nos hace sentir como parte integral del universo y que permitirá medir el
comportamiento espiritual de cada individuo. Una manifestación de nuestro Ser
Esencial capaz de vibrar en la tesitura del amor, la sabiduría y la belleza
divina. Los amigos o grupo de pares que comparten un estatus igual o similar,
que tienden a circular e interactuar con el mismo conjunto social, con pautas
de conducta basadas en objetivos, creencias o valores. El trabajo o el ocio, siendo
precisamente la actitud del ocio la que le da un sentido al trabajo.
Esas defensas nos permitirán, si somos capaces de
equilibrarlas, una travesía vital, alegre y optimista. El equilibrio será
fundamental para que nuestra vida no se nos escape inútilmente de las manos.
Aquel que le dedique más tiempo del necesario a cualquiera de ellas estará
malgastándolo y, lo que es peor, perderá las oportunidades que las otras
defensas pueden proporcionarte. Quien, a lo largo de su vida, no ha echado de menos
haberle dedicado más tiempo a la familia que al trabajo. O quien, no ha perdido
la ocasión de formarse debidamente por la ansiedad de ganar dinero antes de
tiempo. O, un gran etc., que a lo largo de la vida se nos ha planteado por no
haberle dedicado más tiempo a esas defensas de la vida que nos hubieran hecho
más felices a nosotros y a nuestros seres queridos.
Son precisamente los frutos de esas defensas los que
enriquecen al ser humano con los valores éticos y morales. Unos valores muy
alejados de la abstracción por mucho que se empecine la sociedad a tomarlos
como tales. Podrás ignorarlos pero ellos seguirán existiendo para colocar a la especie
humana en una posición de superioridad gracias a sus frutos o carismas, que nos
alejaran de ser simples animales con deseos impropios de nuestra condición
humana. Hace poco hemos presenciado escenas incalificables de algunas personas
que querían manifestar su orgullo de gay o lesbianas, y lo único que han hecho
ha sido degradar el significado de “diferente” que tanto han querido defender. Cuando
se carece de las defensas de la vida, se pierden los valores y el único orgullo
que queda es pasar del armario al contenedor de basura.
José Antonio Puig Camps. AGEA
Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
Blog: http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @japuigcamps
Publicado 11-07-2019
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